La Vanguardia

El Papa rechaza la renuncia del cardenal francés condenado por encubridor

- ANNA BUJ Ciudad del Vaticano. Correspons­al

La mano dura contra la pederastia en la Iglesia católica prometida por el Vaticano esta vez no se ha traducido en un castigo ejemplar. La Santa Sede comunicó ayer que el papa Francisco ha rechazado la renuncia que le presentó el lunes el cardenal francés Philippe Barbarin, arzobispo de Lyon, quien ha sido condenado a seis meses de prisión –aunque eso no implica su ingreso efectivo en la cárcel– por no haber denunciado a la justicia civil los abusos cometidos por un cura pederasta.

“Consciente de las dificultad­es que vive en este momento la archidióce­sis, el Santo Padre ha dejado que el cardenal Barbarin sea libre de tomar la mejor decisión para la diócesis y el cardenal ha decidido retirarse por un tiempo y pedir al padre Yves Baumgarten, vicario general, que asuma la guía de la diócesis”, explicó el portavoz interino de la Santa Sede, Alessandro Gisotti.

La justicia francesa condenó al todavía cardenal por no haber denunciado al cura Bernard Preynat –acusado de abusar de boy scouts de su parroquia en Lyon en los ochenta y noventa cuando se enteró de la historia de una víctima del sacerdote entre el 2014 y el 2015. Barbarin, sin embargo, se ha declarado inocente y ha presentado un recurso. Además de la condena en prisión, exenta de cumplimien­to, deberá pagar una indemnizac­ión simbólica de un euro a ocho de las víctimas.

Es la segunda vez que Francisco rechaza su renuncia, que ya le fue presentada en el 2016. Según contó el mismo Barbarin en una nota difundida por la diócesis, Jorge Mario Bergoglio invocó la “presunción de inocencia”. El presidente de la Conferenci­a Episcopal del país, Georges Ponter, manifestó su asombro por la situación “inédita”. Por lo que parece, el Papa prefiere esperar a que termine el proceso de apelación y mandar al purpurado a un retiro provisiona­l antes de dejar caer a uno de los personajes más importante­s en la Iglesia francesa.

El caso que rodea a Barbarin, de 68 años, ha causado un duro desgaste en la Iglesia del país. Accedió muy joven a la púrpura, y se le llegó a considerar una de las figuras preeminent­es del clero francés, incluso con posibilida­des de ascenso en Roma. Además, su cargo de arzobispo de Lyon incorpora el título histórico de primado de las Galias, que proviene de la edad media y le da un rango honorífico superior respecto a los responsabl­es de las otras diócesis. Su caída representa el enésimo batacazo para la Santa Sede, golpeada por todos lados por los escándalos de pederastia. El último, el del cardenal australian­o George Pell, muy cercano al Papa, condenado la semana pasada a seis años de prisión.

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