La historia se repite en Catalunya
La idealista teoría cíclica de la historia, creada por el historiador italiano Vico, se hace carne en España por boca del expresidente del gobierno José María Aznar, que, puestos a buscar paralelismos históricos o repeticiones cíclicas, ha encontrado la similitud entre la elección como diputado por Barcelona de Alejandro Lerroux, nacido en La Rambla (Córdoba), y la designación de Cayetana Álvarez de Toledo, madrileña, como candidata del PP al Congreso por la provincia de Barcelona. Similitud que demuestra, según Aznar, “que se puede ser de otro sitio y ser diputada por Barcelona”.
No podía faltar la referencia a Álvarez de Toledo, fichaje de Aznar para el PP y que trabajó con él en el partido y la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales, aunque de lo que se tratara fuera de presentar la biografía sobre el primer ministro Alejandro Lerroux, escrita por Roberto Villa García y editada por la fundación FAES.
Menos gente que en otras ocasiones, quizá porque ahora los dirigentes del PP se sienten representados en el partido de Pablo Casado y no necesitan acudir a las escasas apariciones públicas que tiene el expresidente. Algunos de sus excolaboradores, pocos: los exministros Josep Piqué y Pío Cabanillas, el exembajador Javier Rupérez y los exsecretarios de Estado de Comunicación Pedro Antonio Martín Marín y Alejandro Timmermans, sin olvidarse de Esperanza Aguirre, tan liberal como Lerroux, el Lerroux del final.
Porque comenzó siendo radical “demagogo, populista y anticlerical” y acabó encarnando el centroderecha en España, el pacto, el acuerdo, el consenso, ese que siempre se atribuye a la UCD, aunque su partido, el Partido Radical, acabara como el partido de Adolfo Suárez, pasando de estar en el gobierno a la práctica desaparición en las elecciones de 1933.
Pero esa no es la única similitud que Aznar encuentra entre la época de la segunda república y la actual, entre lo que representó Lerroux y lo que encarna el PP, con su oposición al nacionalismo y a la proclamación del Estado catalán en 1934, “una sublevación dentro de una insurrección más general que combatió sin complejos como presidente de gobierno”.
Aznar no puede entender “que el mismo fracaso se repita en Catalunya”, porque se repite, de hecho. La campaña de los indultos, advirtió, comenzó en 1934 “con los antecesores de los que se sientan hoy en el Tribunal Supremo”.