La Vanguardia

Los Mossos buscan en el entorno de la mujer de Viladecans desapareci­da

Janet Jumillas fue vista por última vez en la oficina de Hacienda de Cornellà

- MAYKA NAVARRO TONI MUÑOZ

Cuando la unidad central de personas desapareci­das de los Mossos d’Esquadra asume un caso en nada afloran hasta los detalles más insospecha­dos de la persona a la que buscan. Desde el lunes, este grupo de la división de investigac­ión criminal ahonda en la vida de Janet Jumillas, la mujer de 39 años, vecina de Viladecans y madre de dos hijos, de la que no se sabe nada desde el miércoles pasado.

Como se dice siempre en estos casos, todas las hipótesis están abiertas. Salvo una. La de la marcha voluntaria. Eso lo tienen claro sus sobrinas, y su hermano Fernando. La familia, en conversaci­ón con La Vanguardia, en un parque cercano a la casa de la madre de la mujer, descartan que se haya ido queriendo. “Al principio llegamos a sospechar que era un calentón y que podía haberse ido por algún problema. Pero ahora, tantos días después sin saber nada. Es imposible”, cuentan las jóvenes, que prefieren no revelar sus identidade­s y aparecer de espaldas en la foto.

La tesis de que la marcha no fue voluntaria está avalada por la aparición el lunes del vehículo con el que Janet Jumillas se desplazó el día de su desaparici­ón a Cornellà, donde iba a hacer una gestión en la agencia Tributaria.

El papeleo lo hizo. Así se lo han contado a los Mossos los funcionari­os. Lo que ocurrió después es un misterio, pero su coche, un Renault Megane blanco, apareció este lunes en perfecto estado y bien estacionad­o cerca de la oficina de Hacienda y del campo del Espanyol. En su interior, los investigad­ores no encontraro­n ningún elemento sospechoso. Ni indicio que les ayudara a entender qué había podido pasar. Aun así, los investigad­ores se lo llevaron el lunes con la grúa a las dependenci­as policiales para un análisis más meticuloso por parte de la policía científica.

En estas últimas horas, por el grupo de investigad­ores han desfilado todo el entorno familiar, personal y laboral de la víctima. Todos están en el punto de mira. Nada ni nadie se descarta.

Al tratarse de una desaparici­ón calificada de inquietant­e, los agentes ya han conseguido la autorizaci­ón judicial para empezar a examinar y analizar imágenes de cámaras de seguridad, de Cornellà y de Viladecans, y rastrear el teléfono de la mujer.

El móvil lo utilizó a las 11.08 de la mañana para enviar un mensaje de voz a un sobrino. Le decía que le esperara para desayunar, que se demoraba unos minutos en una gestión en Hacienda y que no tardaría, lo hacían a menudo. “Estoy aquí en Cornellà. Ahora cuando salga de aquí te aviso. Media hora o así, ¿vale?”, le escribió. Janet no llegó y el familiar empezó a inquietars­e.

Los últimos mensajes escritos ya no tenían la señal de que habían sido leídos por la mujer. Tras muchas llamadas, finalmente Fernando el hermano de la mujer, acudió a los Mossos d’Esquadra a presentar la denuncia por desaparici­ón. Tras las primeras gestiones, en seguida el caso se calificó de inquietant­e, y el grupo de la DIC asumió un caso que exige un trabajo contra reloj.

Sus sobrinas, ayer, aseguraban estar viviendo “una auténtica pesadilla”. Contaron que la mujer no tenía ahora pareja estable, y que mantenía una “muy buena relación” con los dos últimos hombres con los que había convivido. El primero padre de sus dos hijos, y el segundo con el que terminó la relación hace poco más de un año. “En cuanto supieron que mi tía había desapareci­do se pusieron en contacto con nosotros para colaborar. Los dos viven en Jaén y nos están ayudando”.

Las jóvenes explicaron que su tía regresó un tiempo a su tierra, Jaén, en los años más duros de la crisis económica. Después regresó. Se tituló como quiromasaj­ista, se compró una camilla portátil y acudía a los domicilios de sus clientes. “Nunca tuvo ningún problema, ni tenía miedo. Tenía una agenda de pacientes muy fija y todos eran gente de confianza”, aseguran las dos jóvenes.

Los Mossos decidieron el lunes utilizar las redes sociales para difundir la imagen de la mujer, con sus principale­s datos, y pedir la colaboraci­ón ciudadana, ofreciendo el número 112 a las personas que pudieran aportar algún dato. Sus sobrinas se sumaron ayer a la petición. “Nosotras creemos que sabemos todo de mi tía, pero no estamos en su casa, dentro de su vida. Si alguien sabe algo que crea que puede ser importante, que llamen por favor”.

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MAYKA NAVARRO Las sobrinas de Janet Jumillas en un parque cercano a la vivienda de la mujer, ayer en Viladecans
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