El grupo madrileño Camela celebra sus 25 años de éxitos con un disco especial
El grupo madrileño, que triunfa al margen de las leyes del mercado, celebra la efeméride
Mes de marzo de 1997. El grupo británico Spice Girls copa todas las listas de éxitos mundiales gracias a sus primeros hits. ¿Todas? No. En España el número uno de las listas Afyve corona una banda que se llama Camela. Desconcierto. Desde Londres se pusieron en contacto con su discográfica para preguntar quién era ese grupo descarado que había privado a su girl band de encaramarse en lo más alto en España. La respuesta no se hizo esperar: enviaron unos cuantos discos de Corazón indomable, que ya había vendido medio millón de copias.
Esta anécdota es un ejemplo ilustrativo de lo que ha significado Camela, que ahora cumple 25 años de vida, para el público español y también latino. El nombre se lo puso uno de sus fundadores, Dionisio Martín, una palabra gitana que significa querer. La banda se consolidó como trío con Ángeles Muñoz y Miguel Cabrera hasta que este último dejó el grupo en el 2013. Desde entonces, la formación sigue latiendo como dueto, un binomio familiar ya que Dioni y Ángeles son cuñados (él está casado con la hermana de la cantante).
“Poder llegar a cumplir 25 años era algo impensable, jamás lo hubiéramos dicho”, confiesa Ángeles cuando se le cuestiona por el camino recorrido. Lo suyo fue la antítesis de cualquiera estrategia de marketing que se preste, una revolución musical que se ejecutó al margen de los medios, gracias al apoyo de la gente. “Camela existe gracias al pueblo, jamás pensamos que nuestra afición se convertiría en un medio para ganarnos la vida”, explica Dioni. Era el momento en el que los primeros éxitos de su disco debut, Lágrimas de amor, se vendían en cintas de casete en lugares como gasolineras, bares o mercadillos. “Para nosotros fueron como las redes sociales de ahora, un importante altavoz para que la gente nos conociera. Hay personas que lo veían como algo peyorativo pero nada más lejos de la realidad, nos sentimos muy orgullosos de ello”, explica Muñoz.
Y así fue como el trío de San Cristóbal de los Ángeles fue conquistando cada vez más popularidad gracias a unas canciones que hablaban básicamente de amor y desamor. “Camela ha hecho y seguirá haciendo canciones de amor porque ese es nuestro sello. Eso sí, nos gusta explicar historias bonitas, alejadas de las malas palabras o las toxicidades que pueden haber actualmente en
otros géneros”, confiesa Ángeles. Como prueba concluyente decir que seis de sus álbumes incluyen la palabra amor en el título y otros tres el término corazón.
Su sello personal va más allá del contenido, con la fusión de dos estilos, el flamenco y el tecno, que constituyó una novedosa fórmula en el país, hasta el punto de que el grupo se erige como referente de un sonido que antes no se hacía en España: “Fuimos los primeros en sentar esta base musical que, más allá de las muchas etiquetas que nos han puesto, nosotros reconocemos como ‘tecno-Camela’”.
El grupo suma ya dos generaciones entre su público más fiel y augura que, en cuestión de pocos años, van a tener una tercera. “Cuando vemos niños en las primeras filas de los conciertos nos emocionamos y es cuando intuimos que todavía queda Camela para mucho rato”, explica Ángeles.
El grupo suma 25 años de historia sintiéndose más valorado que nunca por unos medios que no siempre les han respaldado. “No negaremos que nos ha faltado reconocimiento en muchos momentos, pero nosotros seguimos a lo nuestro y es algo que ya no nos influye”. También confiesan divertidos que hay fans que “han salido del armario” y por fin escuchan sus canciones sin necesidad de hacerlo a escondidas.
Las cifras de su proyecto, a pesar de empezar en una pequeña discográfica como Producciones AR para más tarde dar el salto a EMI, les avalan: han vendido más de siete millones de copias de discos, realizando más de 2.000 conciertos, algunos magnánimos, como el que tuvo lugar en el parque de atracciones de Madrid o en Chile, en el 2001, cuando tuvieron que intervenir los antidisturbios ante una simple firma de discos que terminó completamente desbordada. Rubén, hijo de Dioni que ahora tiene 31 años, y Ángeles han tomado las riendas de la composición de un grupo que sigue haciendo historia cuidando sus dos cartas mejor guardadas: la autenticidad y la cercanía con unos fans que siempre les esperan.
La formación pasó de vender sus primeros casetes en gasolineras a triunfar por toda España con su estilo