La Vanguardia

El hombre que pudo ser Popotxo

- Xavi Ayén

Hay que ver cómo nos etiqueta y determina el trabajo que tenemos. Pero Jaume Collell, periodista de La Vanguardia, se subleva y defiende que todos podemos ser muchas cosas. Ayer presentó su libro Joc d’oficis (Cossetània) en la Casa del Llibre del paseo de Gràcia, con una portada ni más ni menos que de Leonardo Da Vinci (debía de estar libre de derechos...). Màrius Carol, director de este diario, lo introdujo citando al propio autor: “Los oficios son como guantes para conducir a través de la propia biografía” pero la verdad, prosiguió, “es que no todo el mundo tiene los oficios de Leonardo o incluso de Collell, en este caso payés, músico, autor teatral, actor, periodista, humorista... Ha dado el salto de Manlleu a Manhattan, ha pasado de las piaras a actuar en Broadway”.

Así es: nació en Manlleu, “en una casa solariega donde trabajaban mi padre y mi abuelo, que me paseaba con la tartana y el carro. En Canarias, a la gente del campo les llaman magos porque hacen nacer lechugas de la nada”.

El libro son unas memorias camufladas y fragmentar­ias, retratos breves de personajes y ambientes que el autor ha conocido de primera mano. Sobre sus cuatro años en la compañía teatral Els Joglars, dijo que “hacen un teatro muy cercano al periodismo, yo no haría nunca un Shakespear­e o un Calderón”. De su director, Albert Boadella, resalta que “todos proyectamo­s una imagen pública que no responde a la exactitud de lo que somos de puertas adentro. Él, para vender las cosas que hacía, adoptaba un papel. Pero es un hombre muy suave, un padre de familia excelente... Nada provocativ­o ni estrafalar­io”. Con la obra Teledeum –donde Collell hacía de obispo anglicano– actuaron en Broadway –con buena crítica de The New York Times– y, en Madrid, les vino a ver el futuro Nobel Dario Fo, “que de cerca era un ser extremadam­ente contenido, de gestos escasos, regulador de todo exceso de lenguaje.”

Explicó Collell también como en la obra Los virtuosos de Fontainebl­eau, todos hacían de músicos pero sólo él sabía tocar. “Sí, yo tocaba el piano y acababa vestido de Napoleón tocando el acordeón. Boadella engañó al público, y al mismo Joan de Sagarra, entonces crítico teatral, porque hizo creer que todos tocaban de verdad. Debajo de cada solista, había un altavoz de donde salía el sonido

Collell retrata en su libro a actores, directores teatrales, periodista­s, músicos, políticos y payeses

pregrabado de su instrument­o”.

Evocó también su etapa inicial en La Vanguardia, dirigiendo la página de humor político El Burladero. Su filosofía era que “todo el mundo recibiera... ¡pero primero los de casa!”. Carol –entonces redactor jefe de Casa Real– desveló que “a mí el Rey me había pedido alguna caricatura de las que publicabai­s, porque las colecciona­ba.”

Entre el público, reía Joan Hortalà, exlíder de ERC, a quien conoció en su época de cronista parlamenta­rio en el Diari de Barcelona. Hay también un retrato muy positivo de Romà Planas, “mano izquierda del president Josep Tarradella­s, porque me interesan los que permanecen en la sombra pero han hecho grande a otro, como Ricard Miralles con Joan Manuel Serrat”.

El apartado de varietés es uno de los más divertidos, con retratos de Mary Santpere –a quien ve como “la Chaplin catalana”– o la anécdota de cuando, como le recordó Carol, “Javier Gurruchaga te vino a buscar a tu casa para que fueras su pareja en la gira Colón tenía un huevo”. “No prosperó –respondió Collell–. Él trabajaba con un actor enano, Popotxo, buscaba a un sustituto y se acordó de que yo tocaba el acordeón. Pero ya estaba asentado en La Vanguardia y me pareció que mejor no”.

–Hombre, te habría cambiado la vida.

–Sí, eso sí.

 ?? PEDRO MADUEÑO ?? Jaume Collell, Màrius Carol y Josep Maria Olivé, editor de Cossetània, ayer en la Casa del Llibre
PEDRO MADUEÑO Jaume Collell, Màrius Carol y Josep Maria Olivé, editor de Cossetània, ayer en la Casa del Llibre
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