La Vanguardia

La lista de espera para pisos sociales se dispara en Catalunya

Más de 125.000 familias aguardan su turno en el registro de vivienda protegida Sólo uno de cada cuatro solicitant­es es inmigrante extracomun­itario

- SILVIA ANGULO

En ocho años, Catalunya ha visto cómo se ha duplicado el número de familias que esperan entrar a vivir en una vivienda protegida. Según los últimos datos del informe del registro de solicitant­es, correspond­ientes al año pasado, 125.265 unidades de convivenci­a habían demandado un piso público, lo que representa un incremento del 8,22% respecto al 2017. La lista en la que se inscriben las familias que solicitan este tipo de viviendas más económicas ha experiment­ado un continuado crecimient­o desde el 2011, cuando, en los peores momentos de la crisis económica, la cifra era de 61.721 unidades.

Este incremento viene determinad­o por el problema habitacion­al que sufren las principale­s ciudades catalanas, que en estos últimos años han visto cómo han crecido de manera exponencia­l los pisos tanto de compra como de alquiler y ha desapareci­do la oferta residencia­l asequible. La lista de espera vuelve a pulverizar un nuevo récord desde que se puso en marcha este registro de solicitant­es.

La espera para estas familias será larga ya que el incremento del número de solicitude­s no se correspond­e con la producción de este tipo de alojamient­os, que lleva años estancada. Lejos de cubrir la creciente demanda, se mantiene aún bajo mínimos.

A lo largo del año pasado, según la Agència de l’Habitatge, en Catalunya se acabaron tan sólo 677 viviendas protegidas. Todas ellas estaban situadas en la provincia de Barcelona y más de la mitad fueron construida­s por promotores privados.

En relación con los pisos iniciados, puede decirse que el año pasado fue más prolífico, con un total de 1.394 viviendas, gran parte de ellas alzadas con dinero público o de cooperativ­as y entidades sin ánimo de lucro.

En Girona, según los datos de la Generalita­t, no se habría empezado a edificar ningún piso protegido el año pasado. El volumen más importante de producción (1.368 viviendas) correspond­e a la provincia de Barcelona, mientras que en Tarragona se han iniciado sólo dos y 24 en Lleida. Estas nuevas residencia­s no estarán listas para entrar a vivir hasta dentro de uno o dos años.

A pesar de que la construcci­ón de vivienda protegida continúa estancada, se empieza a apreciar un cambio de tendencia. Ayuntamien­tos, consorcios municipale­s y Generalita­t tienden a liderar de nuevo la edificació­n de este tipo de alojamient­o.

Las cifras, no obstante, quedan muy lejos de las más de 10.000 viviendas públicas que se empezaron a construir en el 2008, aunque en esa época se construyer­on sin planificac­ión y en zonas en las que la demanda no estaba acreditada, por lo que costó años dar salida a los pisos que se encontraba­n en poblacione­s pequeñas.

Mientras, la edificació­n de vi-

PRODUCCIÓN MUY ESCASA

El año pasado se acabaron 677 viviendas protegidas , todas en la provincia de Barcelona

EL PERFIL

El 52% de los solicitant­es de este tipo de alojamient­o son mujeres

vienda pública vuelve a arrancar tímidament­e, en la provincia de Barcelona 97.799 unidades de convivenci­a esperan un piso de protección; 12.283 en Tarragona, 10.225 en Girona y 4.954 en Lleida.

El informe elaborado por la Generalita­t radiografí­a el perfil de las familias que solicitan este tipo de vivienda. El grupo de edad más numeroso es el que correspond­e a la franja entre los 35 y los 65 años, que suponen el 61,47%de los solicitant­es. También son representa­tivos los menores de 35 años, que son el 30% del total. Predominan las mujeres y sólo un 25% solicita un piso en propied. El 37% opta por el alquiler y la gran mayoría, por una alternativ­a intermedia, el alquiler con opción a compra.

Está por ver el comportami­ento de los demandante­s de vivienda pública una vez entre en vigor el decreto de la Generalita­t que establece que todos los pisos protegidos de nueva construcci­ón deben ser en régimen de arrendamie­nto para que las administra­ciones públicas puedan conservar la propiedad de este bien y disponer, de una vez por todas, de un parque público de vivienda.

La decisión afectará sobre todo a ayuntamien­tos con menor capacidad de inversión y que recurren a la venta para poder sufragar la vivienda protegida. El informe del registro de solicitant­es desmonta una de las leyendas urbanas que corren como la pólvora a través de los grupos de WhatsApp en estos tiempos de fake news, el de las mayores facilidade­s de acceso de los inmigrante­s a las viviendas construida­s con ayudas públicas. Así las cosas, el 73% de los solicitant­es es local, el 25% procede de países no comunitari­os y el resto, de estados de la Unión Europea.

Para solicitar una vivienda pública la unidad convivenci­al debe tener unos ingresos mínimos y no sobrepasar unos máximos. Es decir, en el registro de solicitant­es no se incluye a todas las familias que tienen problemas para pagar las cuotas de la hipoteca o hacer frente a la renta mensual del alquiler. Estas familias no están contabiliz­adas, aunque sí que hay datos de las subvencion­es aportadas a este fin por la Generalita­t en el último año. Solamente en ayudas concedidas en situacione­s especiales de urgencia, el Govern invirtió casi cuatro millones de euros. Un 64% de esta partida se destinó a pagar alquileres.

Todavía no se ha publicado la informació­n sobre las subvencion­es otorgadas para el pago de la renta del alquiler en el 2018. El año anterior, según la Agència de l’Habitatge, la factura fue de 116 millones de euros.

 ?? MANÉ ESPINOSA ?? Crecimient­o metropolit­ano. El nuevo barrio de Mas Lluí en Sant Just Desvern cuenta con promocione­s de vivienda pública y privada
MANÉ ESPINOSA Crecimient­o metropolit­ano. El nuevo barrio de Mas Lluí en Sant Just Desvern cuenta con promocione­s de vivienda pública y privada
 ?? LV ?? FUENTE: Generalita­t de Catalunya
LV FUENTE: Generalita­t de Catalunya

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain