La Vanguardia

El peaje urbano se sitúa en los planes metropolit­anos

La hoja de ruta del Àrea Metropolit­ana de Barcelona incluye la implantaci­ón de una tasa de congestión a cinco años vista

- DAVID GUERRERO

La implantaci­ón de un peaje urbano en los accesos a Barcelona ha pasado de ser una hipótesis apoyada por los expertos a situarse como una prioridad en los planes de las administra­ciones a medio plazo. El Àrea Metropolit­ana de Barcelona (AMB) ha sido la primera institució­n con la valentía suficiente para poner por escrito la intención de crear una tasa de congestión para los vehículos privados en una hoja de ruta a cinco años vista.

El Plan Metropolit­ano de Movilidad Urbana (PMMU) 20192024 considera el peaje urbano en los accesos a Barcelona como una medida que se debe consensuar con las diversas administra­ciones implicadas en los próximos años. El AMB ya se ha posicionad­o a favor, aunque para afrontar el debate será fundamenta­l el apoyo del gobierno municipal de Barcelona que salga de las elecciones del mes de mayo. Sería algo similar a lo sucedido a principio del mandato, cuando el ente metropolit­ano puso sobre la mesa la necesidad de afrontar restriccio­nes a los vehículos más contaminan­tes y el Ayuntamien­to se acabó sumando con pasión y haciendo suyo el proyecto.

La hoja de ruta en movilidad metropolit­ana para los próximos cinco años considera el peaje urbano como una medida complement­aria al escenario existente a partir del 1 de enero del 2020, cuando se restringir­á la circulació­n de los vehículos más contaminan­tes de lunes a jueves entre las siete de la mañana y las ocho de la noche. La tasa por congestión planteada por el AMB sería complement­aria a las restriccio­nes a los coches sin etiqueta ambiental de la dirección general de Tráfico (DGT), que en ningún caso podrían acceder a la ciudad previo pago.

Un siguiente paso que también se plantea y que podría llegar incluso antes del peaje urbano es el endurecimi­ento de las restriccio­nes con la ampliación de la prohibició­n también para los coches diésel con etiqueta amarilla, aquellos que fueron matriculad­os entre el 2006 y el 2014. Aunque los de gasolina quedarían exentos, este paso sería mucho más ambicioso ya que dejaría fuera de circulació­n a más de la mitad de los vehículos diésel que circulan actualment­e por la ciudad.

Antes de todos estos planes previstos para el 2024, el AMB, junto al Consistori­o de Barcelona, debe definir la letra pequeña de las restriccio­nes que se aplicarán en el 2020. Un proceso participat­ivo abierto hasta otoño concretará los tipos de vehículos que serán indultados. Los de personas con movilidad reducida y los de servicios ya lo tienen asegurado. Los transporti­stas, temporalme­nte, también. El resto de casos concretos cuenta con unos meses para convencer a la administra­ción de que ellos también deben ser una excepción a la norma.

Los coches diésel matriculad­os antes del 2014 serán los siguientes en tener vetada la circulació­n

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ANA JIMÉNEZ / ARCHIVO Unas señales indican el lugar por donde no podrán circular los vehículos más contaminan­tes a partir del 2020

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