El Arthur de la defensa
Lenglet ha aliviado al Barça en la lesión de Umtiti y en las bajas de Vermaelen
El destino de Clément Lenglet (Beauvais, 17/VI/1995) va estrictamente ligado al de Romelu Lukaku. Los dos marcajes al poderoso delantero belga la temporada pasada le valieron a Lenglet el traspaso al Barcelona. En el club blaugrana ya se habían fijado en el sevillista pero fue su extraordinaria eliminatoria contra el Manchester United la que despejó cualquier duda sobre su calidad. El Sevilla eliminó al equipo de Mourinho y el único gol de Lukaku fue en un córner en el que lo defendía Mercado y no el zurdo francés. Su incorporación, facilitada por la existencia de una cláusula de rescisión de 35,9 millones, estaba decidida.
El sorteo de la Champions ha querido ahora que el francés, ya en el Barça, se reencuentre con Lukaku en los cuartos de final de la Champions. Y lo hará asentado como pareja de Gerard Piqué sólo nueve meses después de aterrizar en el Camp Nou.
Como le ha sucedido a Arthur, Lenglet no se esperaba jugar tanto en su primera campaña pero el Barça ha encontrado una mina de oro. La mejor prueba es que jugó enteros y sin vértigo los cuatro clásicos contra el Madrid de este curso y logró que el equipo barcelonista no encajase ni un gol en 180 minutos en el Bernabeu. Ambos representan la continuidad de la apuesta por un estilo. El centrocampista por su facilidad en el pase y en conservar la posesión, el defensa por su buena salida de balón (383 pases en Champions, números parecidos a los de Van Dijk, Jérôme Boateng o De Ligt) y por su valentía para anticiparse y permitir que el equipo defienda en campo contrario. Aunque a diferencia del brasileño, fichado directamente del Gremio, el galo ya llevaba una temporada y media en el Sevilla, por lo que conocía la Liga y era una jugada menos arriesgada. Todo lo contrario que Yerry Mina o Marlon, que jugaron poquísimo en el Barça.
Lenglet llegó maduro. Con 18 años, el francés dijo no al Juventus. No se veía capaz de luchar por un puesto con Bonucci, Chiellini y Barzagli. Prefirió seguir progresando en el Nancy en Segunda hasta que el Sevilla fue a buscarlo. Cuando el Barça, tras 73 partidos en el Pizjuán, llamó a su puerta sí que se consideró preparado. Y eso que debía competir con Piqué y Umtiti, fijos los dos años anteriores.
Pero la lesión de su compatriota le abrió las puertas de la titularidad. Ya suma 34 partidos, entre ellos los 8 de la Champions, y el gol salvador en León en la primera ronda de la Copa porque con su metro y 86 centímetros toca casi todos los centros que sube a rematar. Aunque Didier Deschamps, seleccionador francés, nunca le ha llamado y continúa prefiriendo a Umtiti, pese a que el campeón del mundo está recién salido de una lesión y sólo ha jugado dos partidos en el 2019. “Yo a Lenglet le veo muy bien. Está haciendo una gran campaña con nosotros. El seleccionador francés que haga su lista, que yo haré la mía”, pasa de polémicas Ernesto Valverde.
Quizás el único pero para un central es que es demasiado descarado en las faltas. Ha visto 8 amarillas y una roja. Pero también es listo y táctico. En el Villamarín zancadilleó a Joaquín antes que entrase en el área. “Siempre llega a la hora, parece alemán”, dice de él Prince Boateng. Con puntualidad se reencontrará con Lukaku.
El francés se reencuentra en la Champions con Lukaku, el marcaje que propició su fichaje por el Barça