La Vanguardia

Goirigolza­rri admite que temió una fuga de depósitos en Bankia en el 2012

- CONCHI LAFRAYA

En el juico de Bankia ayer le tocó responder como testigo al actual presidente de la entidad, José Ignacio Goirigolza­rri, que explicó la situación del banco desde su desembarco, el 10 de mayo del 2012.

El directivo explicó que el anterior presidente de Bankia, Rodrigo Rato, le solicitó hasta en tres ocasiones que se incorporas­e al banco, pero no lo hizo hasta que finalmente se lo pidió el gobierno a través de Luis de Guindos, entonces ministro de Economía. Tras tomar las riendas de la entidad, Goirigolza­rri explicó que tenía ante sí tres retos: aprobar las cuentas del 2011, que estaban sin auditar por Deloitte, capitaliza­r el banco y adoptar medidas de gobierno corporativ­o.

En un momento de la sesión de ayer llegó a admitir que temió que se produjera una fuga de depósitos, que en el 2012 ascendían a 125.000 millones de euros en el balance de la entidad. De ahí que nada más llegar intentara transmitir tranquilid­ad a los clientes y preferenti­stas diciendo que contaban “con el respaldo del Estado”. Los cálculos del plan de Goirigolza­rri y de su equipo, relató, “estimaban que la entidad necesitaba 19.000 millones de euros, pero ese plan nunca llegó a activarse porque la Unión Europea estimó que necesitaba una inyección de 18.000 millones”. Al mismo tiempo, explicó que Bruselas le impuso despedir a 4.500 personas, cerrar 1.000 oficinas e imponer descuentos a los preferenti­stas. Esa fue la hoja de ruta que el actual presidente de Bankia siguió para sanear la entidad, aunque unos meses antes no imaginara que el gobierno español y sus socios comunitari­os fueran a emprender una reestructu­ración de tal magnitud.

Goirigolza­rri relató que no tenía potestad para despedir a los consejeros del anterior presidente, pero que habló personalme­nte con cada uno de ellos para que presentase­n su dimisión. “Era fundamenta­l enviar al mercado y a la sociedad el mensaje de que se iniciaba una nueva etapa”, aseveró.

También atribuyó el deterioro de Bankia a la segunda crisis que vivió España entre febrero y mayo del 2012. “En el 2011, la convicción era que la crisis estaba superada y la economía crecía, como prueba el hecho completame­nte extraordin­ario de que el Banco Central Europeo (BCE) acordó dos subidas de tipos de interés ese año”, apuntó. Sin embargo, continuó, “pocos meses después el PIB español sufría un retroceso del 3%, los bancos cotizados perdían en pocos meses –entre febrero y mayo del 2012– casi un 40% de su valor en bolsa y el principal indicador del mercado español, el Ibex 35, cedía un 30%”.

Respecto a la falta del informe de la auditora para elaborar las cuentas del 2011 –el debate que centró las cuatro jornadas anteriores del juicio–, Goirigolza­rri admitió que el anterior equipo gestor no proporcion­ó a Francisco Celma (Deloitte) los datos necesarios para su elaboració­n.

El lunes próximo está previsto que declare el entonces gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez. El martes le tocará el turno a Luis de Guindos, exministro de Economía y ahora vicepresid­ente del BCE. De Guindos ha solicitado intervenir desde Frankfurt por videoconfe­rencia y el tribunal finalmente ha aceptado su petición. El miércoles comparecer­á en el juicio Matías Amat Roca, ex director general de BFA y mano derecha de Miguel Blesa en Caja Madrid. Los tres declararán como testigos.

Luis de Guindos, vicepresid­ente del BCE, declara el martes desde Frankfurt por videoconfe­rencia

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