Los fondos soberanos reducen su exposición al inmobiliario
La inversión acumulada en España suma unos 40.000 millones
Menos inmobiliario y más tecnología. Los fondos soberanos están reorientando sus inversiones. Asumen más riesgos y diversifican. Sectores hasta ahora considerados seguros y estables, como el inmobiliario, ya no resultan tan atractivos desde el punto de vista de la rentabilidad, mientras que el sector del comercio electrónico y de la química en la actualidad ofrece mayores retornos. Son algunos de los datos de un estudio presentado ayer en Londres por el ICEX y la IE Foundation.
A nivel global, el análisis desvela la existencia de 91 fondos soberanos en funcionamiento, cuyos activos alcanzaron un valor agregado de 7 billones de euros. En el 2018, los fondos soberanos protagonizaron inversiones valoradas en 70.195 millones de euros, un 2% del importe total de las fusiones y adquisiciones globales.
Si se mira el dato concreto, el inmobiliario en el 2017 representaba el 13,4% de las inversiones de los fondos soberanos en el mundo. Un año después, este porcentaje ha caído al 8%. ¿Es uno de los síntomas más del cansancio que está atravesando el sector ? En realidad, según apuntan las fuentes consultadas, los fondos soberanos están llevando a cabo, de forma paulatina, un cambio de estrategia y se comportan cada vez más como un fondo de inversión tradicional: buscan ganar dinero en un entorno de bajos tipos de interés. El número de operaciones llevadas a cabo en el 2018 por parte de sovereign venture funds, es decir, fondos soberanos que invierten como (y a veces, con) fondos de capital riesgo, marcó un récord histórico.
En concreto, 84 fondos soberanos participaron en 77 rondas de financiación de enfoque tecnológico, más de una operación por semana, invirtiendo sobre todo en Estados Unidos y China, pero también en India, Reino Unido y Singapur.
Por sectores, las empresas de biotec, fintech, movilidad, inteligencia artificial, ciberseguridad y la nube, fueron las que más inversión soberana atrajeron en esta categoría.
Hace unas semanas, el fondo soberano de Noruega (el mayor del mundo, con un patrimonio de casi 900 millones de euros) anunció que dejaría de invertir en energías fósiles y que aumentaría su exposición a la renta variable. Parece que, de alguna manera, este es el camino que el resto de fondos de estas características está empezando a seguir, en el sentido de apostar por sectores menos tradicionales. Por poner algún ejemplo, firmas como Uber y Airbnb ya forman parte de la cartera de estos vehículos de inversión, que gestionan, en muchos países, los ahorros de sus ciudadanos.
Los datos demuestran cómo la gestión de los fondos soberanos es cada vez más profesionalizada y mediante este tipo de operaciones se aspira a entrar en el consejo de administración de empresas más punteras y avanzadas para captar conocimiento y, en un segundo momento –visión a largo plazo–, tratar de replicarlo en los países de origen.
Algo que con la construcción o el ladrillo de toda la vida, por razones evidentes, no era posible conseguir.
En este mapa global, España, indican fuentes del ICEX, está consiguiendo poco a poco “estar en el radar” de los grandes inversores internacionales. Entre enero y octubre del 2018 consiguió captar unos 1.200 millones de euros. Por primera vez, se ha superado la cota de los 1.000 millones por dos años seguidos. En cuanto a stocks, los fondos soberanos tienen acumulados en España unos 40.000 millones de euros, lo que testimonia “un alto interés en la economía española”, según la directora ejecutiva de ICEX-Invest in Spain, María Jesús Fernández.
Como curiosidad, a escala global los fondos soberanos de los países emergentes (Singapur, Malasia, Abu Dabi) estuvieron entre los más activos durante el año pasado, señal también de que este área del planeta ha entrado de lleno en la lucha para conseguir protagonismo en la economía internacional. En cambio EE.UU. sigue líder como país de destino: captó el 30% del capital del estos fondos. Es... el rey, soberano, de la inversión.
En el 2017 el ladrillo captó el 13,4% del capital, pero el año pasado el porcentaje se redujo al 8%