Trump se vuelca con Netanyahu y atiza la división de los demócratas
El llamamiento de Donald Trump a reconocer la soberanía de Israel sobre los Altos del Golán es el último gesto del apoyo inquebrantable de la actual Casa Blanca a su primer ministro, Benjamin Netanyahu, un espaldarazo que llega a tres semanas de la celebración de elecciones legislativas en el país y al tiempo que una nueva generación de políticos demócratas revisa sus lazos con el lobby judío en EE.UU.
Cualquier ilusión de neutralidad preelectoral desapareció hace tiempo ante una amistad política beneficiosa para ambas partes. La propaganda electoral del Likud incluye pósters gigantes con el eslogan “Netanyahu, en otra liga” en los que se le ve estrechando la mano a un sonriente Trump, el presidente que hace casi un año reconoció a Jerusalén como capital de Israel y trasladó allí su embajada.
Aunque la mayor parte de los judíos estadounidenses votan al Partido Demócrata (69% en las últimas elecciones legislativas), Trump también saca buenos réditos políticos a su apoyo sin fisuras al Gobierno israelí. Para su base de votantes más conservadores, los cristianos evangélicos, la creación del Estado de Israel es una precondición para la segunda llegada de Dios a la tierra y aplauden a rabiar cada gesto de apoyo a la nación hebrea y cada medida de presión a Irán y los países árabes de la región.
Uno de los representantes más destacados de esta corriente religiosa es el secretario de Estado, Mike Pompeo, que anteanoche comparó al presidente estadounidense con una reina bíblica y dijo que “puede ser” un elegido de Dios para salvar a Israel de Irán. “¿Es posible que el presidente Trump haya sido elegido en el momento actual, como la reina Esther, para salvar al pueblo israelí de la amenaza iraní?”, le preguntaron en una televisión cristiana. Pompeo no dudó ni un momento: “Como cristiano, ciertamente pienso que esto es posible”, asintió. El secretario de Estado, actualmente de gira por la región, dijo confiar en que “el Señor está trabajando” junto con su Gobierno por la democracia israelí.
Netanyahu, cuya reelección se ha complicado por unas acusaciones de corrupción, podrá exhibir su alianza con Trump la próxima semana cuando viaje a Washington para la gran conferencia anual de la AIPAC, el lobby proisraelí. El candidato del Likud celebrará el lunes una reunión de trabajo en la Casa Blanca con el presidente y el martes está invitado a una cena organizada por su yerno y asesor sobre Oriente Medio, Jared Kushner.
Trump volvió a acusar ayer a los demócratas de ser “antiIsrael” y “antijudíos”. “No sé qué les ha pasado”, añadió el presidente, atizando sus divisiones internas. El cambio generacional visible en el nuevo Congreso se ha traducido en una brecha en sus posiciones respecto al conflicto palestino-israelí y no sólo por la llegada de Ilhan Omar y Rashida Tlaib, de origen somalí y palestino respectivamente. Ninguno de los principales precandidatos demócratas a la Casa Blanca asistirá este año a la cita de la AIPAC, después de que un grupo progresista criticara su retórica antiárabe y les advirtiera de que su participación sería muy mal vista por sus bases.
Pompeo afirma que el presidente “puede ser” el elegido por Dios para salvar a los judíos de una agresión de Irán