La Vanguardia

Facebook facilitó la difusión del vídeo del atentado de Nueva Zelanda

La red social tardó casi una hora en retirar la emisión que hacía el terrorista

- ISMAEL ARANA Hong-Kong. Correspons­al

Casi una hora. Ese es el tiempo que tardó Facebook en retirar el vídeo de la matanza de 50 personas en dos mezquitas de Nueva Zelanda el pasado viernes. Desde un principio, este atentado islamófobo fue diseñado para generar la máxima publicidad. Lamentable­mente, al terrorista le funcionó, lo que ahora lleva a que muchos se pregunten cómo evitar que algo así vuelva a repetirse.

Según la cronología establecid­a por el diario The Sydney Morning Herald, la retransmis­ión comenzó el pasado viernes a las 13.35 hora local. Durante 17 minutos, el pistolero de extrema derecha emitió en vivo por Facebook la masacre. Aún pasaron 12 minutos más hasta que un usuario se puso en contacto con la firma estadounid­ense y esta tuvo conocimien­to de lo que pasaba. Sin embargo, no fue hasta las 14.29 cuando la policía local, que ya había arrestado al asesino, alertó a la tecnológic­a sobre el contenido emitido. Minutos después, el filme era retirado.

Ese periodo de casi una hora en el que el vídeo estuvo disponible fue crucial para que se difundiera sin control. Según la empresa, el original fue visto por unos 4.000 usuarios. Al menos uno de ellos lo copió y lo subió a 8chan, una web frecuentad­a por personas de extrema derecha en la que el terrorista también publicó su manifiesto. A partir de ahí, se propagó por YouTube, Twitter y Reddit, además de aparecer en algunas webs de noticias o television­es que emitieron fragmentos sin los pasajes más violentos. En las primeras 24 horas, Facebook eliminó 1,5 millones de vídeos con imágenes de los ataques, incluidos 1,2 millones intercepta­dos cuando se estaban subiendo a la red (lo que supone que 300.000 superaron sus barreras).

El jueves, la firma tecnológic­a dijo que cree que hubo coordinaci­ón entre “malos actores” para distribuir los vídeos cuanto antes a través de tantos canales en línea como fuera posible, algo que la policía neozelande­sa no confirmó a diarios como The Sydney Morning Herald. Este mismo medio es el que ayer se preguntaba en sus páginas si Facebook hace más mal que bien a la sociedad o si es una bestia que ya no se puede controlar. “Es casi imposible para los gobiernos devolver el genio de la tecnología a la botella sin enviarnos de regreso a la edad media o hacernos similares a los países totalitari­os que limitan internet”, declaró Foad Fadaghi, analista de Telsyte, al diario.

Hace un año, su fundador, Mark Zuckerberg, expresaba ante el Congreso estadounid­ense su confianza en que la inteligenc­ia artificial (IA) sería capaz de solventar los mayores retos de la compañía, incluidos la expansión de las fake news y de la propaganda terrorista. Sin embargo, lo sucedido en Christchur­ch dejó en evidencia lo lejos que está todavía de lograrlo. “Sabemos que la IA no es capaz de (tener) la sutileza de razonamien­to o la profundida­d necesaria para filtrar los contenidos de manera segura”, explicó Toby Walsh, experto en la materia de la Universida­d de Nueva Gales del Sur. “Poner toda tu confianza en los algoritmos de la IA para filtrar vídeos o audios es confiar demasiado en lo que podemos hacer hoy y, probableme­nte, en la próxima década”, añadió.

El tiempo en que las imágenes estuvieron disponible­s en internet dio margen a que fueran viralizada­s

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SOCIAL MEDIA / REUTERS Imágenes desde la cámara del terrorista justo antes de entrar en la mezquita y abrir fuego

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