El lector expone
Àlex, se llamaba Àlex
El pasado día 21 se celebró el día mundial del Síndrome de Down. Desde que Àlex nació en 1982, el mundo ha cambiado mucho y aunque a veces nos esforzamos en que parezca que para mal, en muchas cosas hemos mejorado. Por ejemplo, en el ámbito de la integración, de la inclusión, estamos más cerca de conseguir la normalización.
Hace no muchos años, a estas personas algunos aún les llamaban “niños” aunque fueran adultos. También eran invisibles para demasiados y cuando se convertían en visibles, les llamaban “subnormales”. Entonces, hasta un afamado escritor catalán expresó en una entrevista en este periódico que no tenía descendencia para no tener hijos tontos. Tuve la oportunidad de responderle en esta página.
Ahora, a pesar de vivir en un mundo convulso, lleno de contradicciones, odios y peleas tribales y sectarias, creo que podemos afirmar que en el tema de la igualdad hemos progresado mucho, aunque aún falta camino por recorrer. Les llamamos “personas con capacidades distintas”, pero seguimos sin acertar. ¡Todos tenemos capacidades distintas! No somos iguales, nadie es igual a otro, afortunadamente. Otra cosa es que busquemos la equidad, y eso es de justicia y solidario, una obligación social. Nuestro hijo nació con un cromosoma de más. Algunos le llamaban “mongólico”, “subnormal”. Luego, mejoramos y pasó a “discapacitado”. Ahora les llaman “personas con capacidades distintas”.
Yo sólo sé que se llamaba Àlex y era nuestro hijo. Ya han pasado 33 años desde que nos dejó, pero cambió nuestras vidas. Su magia nos permitió ver un mundo invisible que estaba ahí.
Gràcies per haver nascut, fill. Hem descobert molts mons invisibles gràcies a tu. T’enyorem, Àlex. GABRIEL MASFURROLL LACAMBRA
Suscriptor
Barcelona