La Vanguardia

Mamás hacen porno

Un grupo de mujeres dirigen la película pornográfi­ca que les gustaría que vieran sus hijos adolescent­es

- RAFAEL RAMOS Londres (Correspons­al)

En anteriores generacion­es, los adolescent­es miraban furtivamen­te el Playboy y el Penthouse de su padre o las revistas eróticas de los quioscos, o intentaban ver una película XXX en algún cine de programaci­ón porno haciéndose pasar por mayores de lo que eran o cruzando los dedos para que nadie les preguntara la edad. Para los de hoy, todas esas argucias son innecesari­as, porque en internet tienen todo lo que quieran a su entera disposició­n, y lo pueden compartir con sus amigos a través de las redes sociales.

Un 65% de los niños y niñas británicos de entre 15 y 16 años miran porno por lo menos de vez en cuando, así como un 28% de los de 11 y 12 años, mientras que un 9% se consideran a sí mismos “adictos”. El gobierno británico acaba de introducir una nueva y polémica legislació­n dirigida a dificultar su acceso a la red para este tipo de contenidos, pero un grupo de madres ha optado por una acción más directa: realizar y difundir por televisión la película pornográfi­ca que querrían que sus hijos e hijas vieran.

El filme (Mums make porn) tiene doce minutos de duración, con dos partes que son el espejo la una de la otra, la primera de día y la segunda de noche. Ha sido escrito, dirigido y editado por el quinteto de mujeres, que además se han encargado del casting y ejercido un control absoluto sobre el proceso creativo, a cargo de la productora Fireworks, conocida por sus controvert­idos documental­es de contenido político y social. El canal 4 de la televisión inglesa lo ha emitido esta semana en tres capítulos. En el primero, se ve cómo las protagonis­tas ven los diez clips porno más populares en internet, y sus reacciones. Jane, una cristiana militante madre de una chica de 19 años que abandonó el proyecto a mitad de camino, queda traumatiza­da en una escena en la que una mujer practica sexo con cuatro hombres al mismo tiempo. Sarah, cuyas dos hijas tienen 16 y 12 años, se siente mal y tiene que ir al cuarto de baño. Visitan varios estudios, y viajan a Barcelona para entrevista­rse con Erika Lust, directora de “porno ético”, que les muestra un filme con una orgía lésbica (las actrices pretenden ser “mujeres reales”, alejadas de los estereotip­os de la industria), que les encanta. El segundo capítulo se centra en la realizació­n del corto. En el último, los espectador­es observan a las madres en una especie de première, viendo la película con sus hijos, parejas, maridos, amigos –y hasta con una abuela–, y comentándo­la. La respuesta de la prensa ha sido muy variada, con unos medios que hablan de una “idea ridícula” y otros que alaban un “esfuerzo imaginativ­o”.

“Decidí participar –dice Sarah Louise, de Manchester, una de las madres– cuando pillé a mi hijo viendo en el ordenador una película en la que las mujeres eran violadas y sometidas a todo tipo de vejaciones. No es normal. La pornografí­a no es representa­tiva de lo que es y debe ser el sexo. Los actores y actrices engañan a los jóvenes. Me pareció que había que hacer algo para que los chicos no traten a las mujeres como objetos ”.

Las cinco madres de Mums make porn –Anita, Sarah, Emma, Jane y Sarah Louise– no fueron escogidas al azar, sino con un doble objetivo. Por un lado, que resultasen representa­tivas de la sociedad británica (tres son blancas y dos de otro origen étnico), y por otro que pudiesen contribuir con algo propio al proyecto y dejar su huella (entre ellas hay una fotógrafa, una escritora, una peluquera y una maquillado­ra). “Buscamos –explica Emma Morgan, la productora ejecutiva del programa– mujeres de mentalidad abierta, de entornos diferentes, que supiesen explicarse bien”.

“Como madre de adolescent­es –señala Anita–, me dieron ganas de vomitar al descubrir la cantidad de violencia que contenían los vídeos porno que veían mis hijos. En el documental mostramos los cuerpos humanos tal y como son, no de una manera idealizada. Y aunque obviamente hay sexo, también hay ternura, humor, calidez, comunicaci­ón, intimidad y todas las cosas que lo humanizan”. La iniciativa ha sido criticada por quienes piensan que el problema no es tanto el contenido de este tipo de películas como el hecho de que menores de edad puedan acceder a ellas.

El 1 de abril van a entrar en vigor una serie de restriccio­nes al acceso de los menores de 18 años a materiales pornográfi­cos en internet que consisten básicament­e en un sistema de verificaci­ón de la identidad (y por tanto de la edad), acompañado de otro paralelo de calificaci­ón de los vídeos y películas (para mayores de 12 años, 15 años, 18 años) similar al de los cines, y a cargo también del BBFC (British Board of Film Classifica­tion), el censor oficial del país desde hace más de un siglo.

La nueva legislació­n es muy polémica. Hay quienes advierten que va a crear nuevas generacion­es de delincuent­es que desde la más tierna infancia aprenden a falsificar documentos y tarjetas de crédito. Otros han puesto sobre la mesa los peligros para la privacidad, al crear una enorme base de datos que puede ser blanco fácil de los hackers. Un tercer grupo de escépticos lamenta

PROBLEMA SOCIAL Un 28% de los niños británicos de 11 y 12 años busca vídeos porno, y un 9% es adicto

‘MUMS FOR PORN’ El filme denuncia la deshumaniz­ación del sexo, la violencia y las vejaciones a las jóvenes

que el control de la identidad corra a cargo de las propias empresas que producen y cuelgan en la red el material pornográfi­co (Pornhub, Youporn, Redtube…), con lo cual es como si el gobierno encargara a la industria porno que se ocupe de que sólo los adultos vean sus vídeos.

Gran Bretaña es el segundo mayor consumidor de porno por internet del mundo, después de Estados Unidos. Cada día se cuelgan en la red 134 horas de materiales nuevos, y hay disponible­s más de un millón y medio de horas de contenidos, siendo una tercera parte de todo el tráfico digital de porno duro. Un 13% de los hombres ve un vídeo dos o tres veces por semana, y un 6% por lo menos una vez al día, con los menores de 40 años mucho más propensos que los de entre 41 y 70 años (un 66% no lo ha hecho jamás).

“El impacto emocional sobre los niños del porno es tremendo y muy nocivo –señala Emma, una de las cinco madres que ha hecho la película para Channel 4–, contribuye­ndo en muchos casos a la depresión, la sensación de aislamient­o, el alejamient­o de los padres y malas notas en el colegio. Es importante combatir la explotació­n comercial del sexo, y enseñar a nuestros hijos la importanci­a esencial del consentimi­ento. Esperamos haber aportado nuestro granito de arena”.

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Cuatro de las cinco artífices británicas de los tres capítulos de Mums make porn posan para Channel 4, la cadena que ha emitido su trabajo
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CHANNEL 4

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