La Vanguardia

‘Oh, my papa...’

-

El martes, 5 de marzo, se cumplieron 125 años del nacimiento de mi padre, Josep Maria de Sagarra de Castellarn­au. Sabía que había nacido un 5 de marzo de 1894, en Barcelona, en la calle de Mercaders, entre las siete y las nueve de la tarde, pero aquel martes, 5 de marzo del 2019, si no es por La mirada d’en Puyal –en Catalunya Ràdio, en el programa de Mònica Terribas, a las 8.30 h de la mañana– no se me hubiese ocurrido pensar en mi padre y mucho menos en que hacía 125 años de su nacimiento. Para el amigo Puyal, aquel 5 de marzo, aquellos 125 años del nacimiento de mi padre, eran una fecha no diré patriótica –y mucho menos tal y como anda hoy el cotarro–, pero sí “cultural” y, para él, encima, sobre todo tierna, porque le recordaba la imagen de las modistilla­s que, cuando Puyal era un crío, acudían el día de Santa Llúcia a la plaza Nova, y le recordaban a su abuela y a la voz de Conxita Badia cantando el Romanç de Santa Llúcia (1915), con letra de mi padre y música de Eduard Toldrà: “Perquè avui és Santa Llúcia, dia de l’any gloriós, pels volts de la Plaça Nova rondava amb la meva amor”.

Que Joaquim Maria Puyal se acordase de mi padre aquel 5 de marzo, para qué negarlo, me sentó la mar de bien. Como si se hubiese acordado de Charlie Rivel, de Ladislao Kubala o de Carmen Broto, pero ¿qué pintaban aquellos 125 años del nacimiento de mi padre? ¿Eran, como acabo de mencionar –ojo, entre comillas– una efemérides “cultural” o, dicho de otro modo, un pretexto para hablar de aquella plazuela, de las modistilla­s, de la abuela? ¿De decirme: “Joanet, t’estimo”, vamos, el lenguaje del amigo Puyal, al que una semana antes yo le había echado en cara, con razón o sin ella, de que utilizase su “mirada” para no compromete­rse, para no hablarnos de su abuela, de las modistilla­s, de los “volts de la Plaça Nova”?.

¿Qué demonios pintaban aquellos 125 años del nacimiento de mi padre? ¿Una efemérides “cultural”? Pues no. Para mí, tratándose de mi padre, la efemérides cultural –y ahora sin entrecomil­las– yo la situaría en el mes de enero del pasado año. Concretame­nte en el día 8 de enero –que, ves por donde, es el día en que yo nací– de 1918. Pues bien, en ese día mi padre estrenaba en el teatro Romea su primera obra teatral, Rondalla d’esparvers. Mi padre tenía 24 años, ya era conocido como poeta y estudiaba en el Instituto Diplomátic­o y Consular en Madrid. Quería ser diplomátic­o. En una estación ferroviari­a, de regreso a Barcelona, coincidió con un par de patums, Pere Coromines y Ignasi Iglesias, quienes le piden una obra para inaugurar la temporada del Romea, para, seamos sinceros, salvar el Romea con la teatralida­d de sus versos. Y mi padre acepta. Y se encierra en la finca paterna de Santa Coloma de Gramenet y en un par de semanas escribe, de raig, su Rondalla que cuatro meses más tarde se estrena en el RoCuando mea. “Els versos –escribe mi padre– amb totes les seves infantils procacitat­s, vibraven en les orelles del públic”. Y concluye: “Guimerà, Iglesias i Rusiñol paternalme­nt varen picar de mans en honor meu. No em puc queixar de la crítica; el públic no va protestar. Vaig guanyar-hi 700 pessetes”.

Pues, lo dicho: el 8 de enero del pasado año se cumplieron cien años de la aparición de mi padre en la escena catalana y nadie dijo ni pío: ni el Romea –los señores

En enero del 2018 se cumplieron cien años de la aparición de mi padre en la escena catalana y nadie dijo ni pío

de Focus–, ni la Conselleri­a de Cultura del Govern de la Generalita­t, ni la gente de la Diputación (de la que depende el Institut del Teatre), ni el Ayuntamien­to de Barcelona, ni la Sociedad de Autores, ni… Ninguna radio –como la que hoy nos ofrece el regalo, la mirada de Puyal–, ningún periódico se acordó de aquel 8 de enero de 1918 en que mi padre estrenaba en el Romea su Rondalla d’esparvers. Y, en parte, lo comprendo. El país no está para esas collonades, está para cosas mucho más serias.

el Ayuntamien­to de Barcelona celebró, como Dios manda, el centenario del nacimiento de mi padre –con Pasqual Maragall como alcalde de la ciudad–, recuerdo que Lluís Permanyer pidió un teatro en Barcelona con el nombre de mi padre. Tres años después, el 9 de diciembre de 1997, este teatro alzaba el telón. Pero no lo hizo en Barcelona, sino en Santa Coloma de Gramenet, donde 79 años antes mi padre, en la torre Balldovina, había parido su Rondalla d’esparvers, la primera de las cincuenta y pico de obras de teatro que llenarían los escenarios del Romea y de otros teatros de Barcelona y de toda Catalunya.

PS. ¿Cómo está el teatro de mi padre en la actualidad? La editorial Tres i Quatre (València) acaba de publicar el tomo 21 de sus Obres Completes: L’hostal de la Glòria, Les tres gràcies y L’alegria de Cervera. Pero lo importante es que, como respuesta al silencio del Romea ante el centenario de la carrera teatral de mi padre, el Teatre Nacional de Catalunya recupera a mi padre –y no es la primera vez que lo hace– con una obra muy popular, del año 35, que estrenó en el Poliorama la actriz Mercè Nicolau. Pero no soy yo quien para hablarles de esa programaci­ón, ya lo hará el amigo Xavier Albertí cuando lo estime oportuno.

 ?? PEDRO MADUEÑO/ARCHIVO ?? En 1994 , Barcelona celebró el centenario del nacimiento
PEDRO MADUEÑO/ARCHIVO En 1994 , Barcelona celebró el centenario del nacimiento
 ??  ?? JOAN DE SAGARRA
JOAN DE SAGARRA

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain