El informe del Rusiagate sostiene que Trump intentó obstruir la investigación
El presidente de EE.UU. procuró, sin éxito, echar al investigador especial Mueller, pero el fiscal general no ve delito en ninguna de sus acciones
El informe del caso Rusiagate, sobre la presunta colusión entre el Kremlin y el equipo electoral de Donald Trump en el 2016, puede exonerar al presidente de EE.UU. de todo delito, como sostuvo de nuevo ayer el fiscal general, William Barr. Pero su publicación íntegra demuestra que Trump intentó echar al fiscal especial Robert Mueller y obstruir hasta diez veces la investigación.
El presidente Donald Trump intentó hacerse con el control de la investigación sobre las relaciones entre la inteligencia rusa y las elecciones presidenciales americanas del 2016. Para ello, intentó expulsar a Robert Mueller, fiscal especial encargado de la investigación. Según revela el informe difundido el jueves, Trump llamó personalmente en junio del 2017 a Don McGahn, consejero de la Casa Blanca, para que contactara con el fiscal general y le pidiera la expulsión de Mueller por la existencia de conflictos de interés. McGahn se negó y le dijo que prefería dimitir antes que hacerlo. Por esta razón, Mueller asegura en la investigación que no puede determinar “de forma conclusiva” que hubo obstrucción del presidente hacia la justicia. Pero sí que hizo todo lo posible para conseguirlo.
Trump reaccionó ayer con una serie de tuits diciendo que algunas de las declaraciones en ese sentido que aparecen en el informe han sido “inventadas” y son “del todo falsas”. “Auténticas chorradas”, añadió.
El fiscal general William Barr explica que el informe describe hasta diez episodios susceptibles de ser considerados como de obstrucción a la justicia, pero el fiscal no ve en ellos delito. El informe consta de 400 páginas y Mueller y su equipo emplearon en su elaboración 22 meses. Los estadounidenses han esperado dos años para conocerlo y se ha convertido en el informe más controvertido de la historia desde el que se publicara sobre las relaciones entre Bill Clinton y la becaria Monica Lewinsky en 1999. El informe ha sido divulgado con algunos párrafos tachados en la medida en que Barr y su equipo consideran que afectan a aspectos sensibles que no deben ser divulgados.
La llamada a McGahn no es el único episodio que contiene el informe en el que se percibe a un Trump preocupado y nervioso por la investigación. Hubo más llamadas a McGahn. En una de ellas, incluso, llegó a pedirle la intervención del departamento de justicia. En otra ocasión, el presidente telefoneó a su exjefe de campaña, Corey Lewandowski, para que le explicara al fiscal general, Jeff Sessions, que la investigación sobre Rusia era “muy injusta”. Sessions fue, en este sentido, testimonio de la angustia del presidente. Cuando Sessions informó a Trump del nombramiento de un fiscal especial para la investigación de las injerencias rusas, el presidente le respondió: “Este es el fin de mi presidencia”. En otros casos, Trump ordenó a sus ayudantes que no difundieran correos electrónicos del m es de junio del 2016.
El informe Mueller revela también que el cese del entonces director del FBI, James Comey, estuvo directamente relacionado con la investigación sobre Rusia. El entorno del presidente, sin embargo, reitera que la decisión tomada fue la correcta. En otro punto del informe se indica que Trump animó a su exjefe de campaña, Paul Manafort, a “no cooperar con el Gobierno”.
La difusión del informe fue precedida por una rueda de prensa del fiscal general William Barr, en la que éste aseguró que el informe del fiscal especial no revela ningún tipo de colusión con la campaña presidencial de Trump. Barr, un hombre que debe su cargo al propio presidente, se permitió incluso afirmar que no comparte algunas “teorías legales” de Mueller sobre la obstrucción a la justicia.
Las tachaduras en el informe que se publica y la misma rueda de prensa de Barr, no prevista inicialmente, han provocado el rechazo de los principales dirigentes demócratas. Nancy Pelosi, portavoz en la Cámara de Representantes y Chuck Schumer, líder de los demócratas en el Senado, han pedido la comparecencia de Mueller en el Congreso. Según explican en un comunicado, “pensamos que la única manera de restaurar la confianza en la gestión de la investigación del fiscal especial Mueller es dar público testimonio con la mayor prontitud posible”.
En el documento queda acreditado que Rusia organizó en el 2016 una operación de injerencia a gran escala en las elecciones estadounidenses para ayudar a Trump a llegar a la Casa Blanca. Hackearon los ordenadores del Partido Demócrata y difundieron su contenido con falsas informaciones. Mueller, no obstante, no ha encontrado pruebas de que Trump conspirara con la inteligencia rusa., pero no ha sido capaz de llegar a una conclusión sobre si había obstruido o no a la justicia.
Entre los mencionados en la investigación como culpables se encuentran Paul Manafort, responsable de la campaña presidencial de Trump, condenado a siete años y medio de prisión por dos delitos, uno de ellos por evasión fiscal; Michael Cohen, abogado personal del constructor y ahora presidente, acusado en agosto del 2018 de pagos para silenciar a testigos; Michael Flynn, responsable de seguridad nacional durante los primeros meses de mandato de Trump; Roger Stone, consejero de campaña de Trump acusado de obstrucción a la justicia; Rick Gates, director de la campaña electoral de Trump, hallado culpable en el 2018 de haber mentido y Konstantin Kiliminik, ayudante de Manafort en Ucrania.
El informe describe hasta diez episodios que pueden ser vistos como obstrucción
Trump replica en Twitter que algunas declaraciones han sido “inventadas”