La Vanguardia

Disidentes del IRA provocan la muerte de una periodista

La reportera fue víctima de balas dirigidas hacia la policía

- RAFAEL RAMOS Londres. Correspons­al

Hace veintiún años los acuerdos del Viernes Santo abrieron las puertas de la paz, la prosperida­d y la normalidad a Irlanda del Norte. Pero esta Semana Santa el proceso ha sido a la inversa, demostrand­o lo frágiles que son las conquistas de hace dos décadas. En medio de la confusión provocada por el Brexit y la suspensión desde hace más de dos años del gobierno autónomo de la provincia, los disidentes republican­os se sienten lo suficiente­mente fuertes como para volver a las andadas.

Llevaban tiempo cogiendo impulso, de una manera rudimentar­ia, colocando bombas que no estallaban y enviando cartas con explosivos muy primarios. Pero la cosa adquirió una dimensión diferente en la madrugada del viernes, en el transcurso de unos importante­s disturbios en Derry, cuando un encapuchad­o disparó en dirección a la policía, pero el impacto de las balas causó heridas mortales a la periodista de investigac­ión Lyra McKee, de 29 años.

El suceso ha unido por una vez a todos los principale­s partidos políticos de Irlanda del Norte, desde el Sinn Féin (antiguo brazo político del IRA) hasta los unionistas radicales del DUP (socios informales de coalición de Theresa May), que han emitido un comunicado conjunto condenando de manera inequívoca el asesinato de la reportera. A ellos se ha sumado la policía con un llamamient­o a la paz en memoria de la víctima, en un momento peligroso para la estabilida­d de la región. Su compañera dijo que “por lo menos su muerte no debe ser en vano”.

El Nuevo IRA está compuesto por unos cuantos centenares de disidentes republican­os, una mezcla de veteranos desencanta­dos con el proceso de paz y la sustitució­n de la dinamita por las urnas, y de jóvenes que en muchos casos ni siquiera habían nacido cuando se firmaron en 1998 los acuerdos del Viernes Santo. Forman parte de esa tradición irlandesa que considera traidores a todos los líderes que han negociado con los gobiernos británicos, ya fueran Michael Collins y Eamon de Valera en la guerra de independen­cia o más recienteme­nte Gerry Adams. Para ellos, el único objetivo es la reunificac­ión de la isla, y la única manera de lograrlo es la violencia.

A pesar de que los servicios de inteligenc­ia y la policía los tienen en su inmensa mayoría fichados y bajo control, los considera capaces de perpetrar atentados y operacione­s desestabil­izadoras, y las autoridade­s habían recibido soplos de que preparaban acciones esta Semana Santa en Derry, la segunda ciudad del Ulster y escenario del domingo sangriento de 1972, cuando el ejército disparó sobre una manifestac­ión católica por los derechos civiles, causando la muerte de catorce personas. La noche del jueves, dispositiv­os policiales entraron en el reducto republican­o de Creggan para realizar registros en las casas en busca de explosivos, y la situación desembocó rápidament­e en un enfrentami­ento entre los vecinos y las fuerzas del Estado. Lyra McKee acudió a ver qué pasaba, aunque su campo de especializ­ación era la discrimina­ción contra los homosexual­es y estaba escribiend­o un libro sobre sus experienci­as en una sociedad tan tribal como la norirlande­sa.

La muerte de la periodista fue la culminació­n de una noche de violencia en Derry como en los viejos tiempos, cuando 3.600 personas perdieron la vida durante los troubles. Los disidentes republican­os, en su enfrentami­ento con la policía, quemaron dos vehículos, lanzaron medio centenar de cócteles Molotov, antes de que el encapuchad­o sacara su pistola y empezara a disparar. El Servicio Policial de Irlanda del Norte asegura tener a “varios sospechoso­s” en lo que califica de “incidente terrorista”.

Saoradh, un partido extremadam­ente minoritari­o y que actúa como brazo político del Nuevo IRA, emitió un comunicado descargand­o la responsabi­lidad de la muerte de McKee sobre la policía y “el imperialis­mo británico”. “Un voluntario republican­o –señala el texto– intentó defender al pueblo y la comunidad del barrio de Creggan de los ataques de las fuerzas invasoras de la corona, y trágicamen­te murió una periodista”. Pero aunque la reportera no fuera el objetivo sino una víctima accidental, los gobiernos de Londres y Dublín han condenado la acción: “No podemos permitir que aquellos que atizan la violencia, el miedo y el odio nos arrastren de nuevo hacia un pasado que deseamos olvidar”, señaló el taoiseach irlandés, Leo Varadkar.

El suceso culminó una batalla campal entre la policía y los vecinos del bastión republican­o de Creggan, en Derry

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CHARLES MCQUILLAN / GETTY Mary Lou McDonald, líder del Sinn Féin, habla ante miembros de la comunidad de Creggan, ayer
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HANDOUT / GETTY Lyra McKee, en una foto reciente

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