ERC y JxCat se abren a investir a Sánchez ante la extrema derecha
Ambas fuerzas evitan el referéndum como condición previa para que gobierne el PSOE
A medida que se ha ido acercando la fecha de celebración de las elecciones, las posturas de ERC y JxCat han ido convergiendo. Primero fueron los de Oriol Junqueras los que dejaron claro que no iban a poner condiciones sine qua non a una hipotética investidura de Pedro Sánchez; poco después, a través de una carta de Jordi Sànchez, Josep Rull, Jordi Turull y Joaquim Forn publicada en La Vanguardia, JxCat flexibilizó también sus exigencias. Ninguno de los dos pide ya a estas alturas fijar fecha y pregunta antes de sentarse con el PSOE, pero sí que se avenga a un diálogo que aborde la cuestión a posteriori.
La amenaza, para los independentistas, es la extrema derecha. Ante la posibilidad de que se pueda conformar un gobierno central con ella, si las puertas ya estaban abiertas para el PSOE ayer Junqueras terminó de abrirlas de par en par. “No aplicaremos ninguna línea roja que se convierta en un cheque en blanco para la extrema derecha, del mismo modo que tampoco daremos ningún cheque en blanco que se convierta en una línea roja para nuestras aspiraciones democráticas a construir una república”, dijo desde la prisión de Soto del Real en rueda de prensa a través de videoconferencia que organizó la ACN.
Aún más claro fue el presidente de ERC cuando aseguró que “ni por acción ni por omisión” su partido va a facilitar un “gobierno de extrema derecha”. Con algunos matices, el número dos de JxCat por Tarragona, Ferran Bel, compartió ayer con Junqueras que hay que evitar un gobierno de extrema derecha, pero consideró que no se puede centrar una campaña “exclusivamente” en esta cuestión, aunque luego aseguró que “hay que hacer lo posible y lo imposible”.
Esta reflexión no difiere mucho de la expresada por Jordi Sànchez, líder de JxCat, el día anterior, también en rueda de prensa por videoconferencia y ofrecida por Efe. Sànchez dio por inverosímil la suma PP, Cs y Vox, pero señaló como “principal riesgo para Catalunya” que el 155 vuelva a escena con un binomio entre el PSOE y Cs. Ante ello, contrapone la oferta de JxCat: “Sin líneas rojas, pero con convicciones, si alguien quiere recibir el apoyo de JxCat debe asumir que el referéndum forma parte de la solución”.
Junqueras también teme un pacto de gobierno PSOE-Cs. Por ello, solicitó el voto para ERC porque, a su juicio, el voto al PSC puede favorecer un pacto con la formación naranja, a la que identificó sin ambages con la aplicación del artículo 155. “Nuestra opción es mucho mejor, porque el PSOE convertirá en ministro a dirigentes de Ciudadanos”, aseguró. “Si hay un Gobierno PSOE-Ciudadanos es evidente que estaremos en la oposición”, zanjó.
“No impondremos la solución
COMPROMISO CON EL PSOE Junqueras garantiza que “ni por acción ni por omisión” va a facilitar un ejecutivo PP-Cs-Vox
OFERTA PARA GOBERNAR Jordi Sànchez apela al “pragmatismo” para que el presidente hable de autodeterminación
antes de sentarnos a dialogar, pero el referéndum debe estar encima de la mesa, negarlo sólo ayuda a mantener el bloqueo”, argumentó Jordi Sànchez. Un razonamiento que también arguyó Junqueras ayer. Así, para el líder de ERC no sirve un bloqueo de entrada. Justificó que “cualquier demócrata” debe intentar que en su país no haya un gobierno de extrema derecha. Ahora bien, advirtió a los socialistas que su formación será “absolutamente exigente” en todas las decisiones que pueda tomar un gobierno que no sea de extrema derecha.
Las voces de Ferraz, sin embargo, entonan en otra dirección y descartan un acuerdo con independentistas, aunque el expresidente de la ANC minimiza estas señales y las enmarca en la idiosincrasia de la campaña. Tanto es así que Sànchez sostuvo que, tras el paso por las urnas, “la responsabilidad y el pragmatismo para gobernar harán cambiar de postura” al PSOE.
Aun así, Jordi Sànchez también quiso avisar de que todo lo que no sea poner encima de la mesa la opción del referéndum provocará un tiempo perdido en la legislatura, sin cerrar la puerta a desencadenar una repetición electoral. Un punto en el que Junqueras adoptó una posición más ambigua.