En campaña desde la cárcel
Mesa pequeña, como si se tratara de un pupitre de instituto, bandera de España y retrato oficial del Rey, en un espacio de tono neutro. El cabeza de lista de JxCat al Congreso, Jordi Sànchez, ofreció el jueves su primera rueda de prensa desde que fue privado de libertad hace año y medio desde la sala de videoconferencias de la prisión de Soto del Real. Ayer le llegaba el turno al candidato de ERC, Oriol Junqueras, que ocupó la misma silla. Esa es la estancia habilitada para las diligencias judiciales, como por ejemplo cuando los internos deben declarar ante un juez por vía telemática, contactar por ese medio con un abogado o participar en una comisión de investigación. A casi nadie pasó desapercibida la presencia de la enseña de España y la fotografía de Felipe VI, que con Junqueras dejaron de verse. Responsables de Instituciones Penitenciarias trataron de zanjar ayer la polémica asegurando a este diario que esa sala es un recinto “oficial” del Estado y que, como tal, tiene los elementos que lo representan. Algunos líderes independentistas acusaron directamente a los socialistas de haber preparado una escenografía humillante. ¿Cuál fue la diferencia entre Sánchez y Junqueras? Los realizadores de las agencias de noticias que accedieron a la cárcel a preparar la conexión en directo. En el caso de Sànchez fue un técnico de Efe, y en el de Junqueras, de ACN. Fue criterio periodístico de ambos realizadores y sus medios de comunicación tener el foco de la cámara más abierto o cerrado y retransmitir en directo la rueda de prensa con un plano en el que se veían la bandera y el retrato del jefe del Estado, o más cerrado con la única presencia del candidato, como sucedió con Junqueras. Desde el Ministerio del Interior se aseguró que bastante trabajo tienen en Soto del Real estos días organizando ruedas de prensa, mítines y entrevistas como para ir “quitando y poniendo banderas”. La sala es siempre la misma “con los mismos elementos”, aseguraron. En otras comparecencias judiciales desde esa misma prisión, como la del presunto yihadista de los atentados de Barcelona Driss Oukabir, es el funcionario de prisiones quien opta por colocar al recluso en el extremo opuesto, alejado del retrato y la bandera, pero por criterios de seguridad y para evitar su acceso a esos dos elementos.