Cautivos de la Semana Santa
Nicole Kimpel se ha llevado a su hermana gemela, Bárbara, a Málaga, y la reina Sofía a Irene, su alma gemela y hermana, a Palma
Melanie Grifith fue la guiri preferida de los malagueños los años en los que acudió a la ciudad, y provincia, de la mano de su entonces marido, Antonio Banderas. Su estampa, durante la Semana Santa, en un balcón del antiguo hotel Larios con mantilla y peineta no se olvida, ni ella, al parecer olvida Málaga, ni mucho menos a su exmarido. Así se ha mostrado, desde Los Ángeles, nostálgica de su paso por Málaga y por la vida del actor, al colgar en sus redes sociales una imagen del Cristo Cautivo, aunque la pobre se ha liado y ha subido la imagen que sale en procesión en Fuengirola y no la de Málaga. Pero Melanie s’est finie y desde hace cinco semanas santas, Banderas acude a las procesiones del brazo de su nueva pareja Nicole Kimpel, una holandesa mudita cuyo currículo oficial incluye un pasado como asesora de inversiones inmobiliarias. Y fue, en su busca de clientes, y haciendo dúo con su hermana gemela, Bárbara, cuando, en una fiesta durante el festival de Cannes del 2009 encontró al actor y dejó el negocio. Banderas hizo un dos por una porque las gemelas no se separan y el actor tiene un brazo para cada una de ellas.
La reina Sofía también está, casi siempre, acompañada por su hermana, Irene de Grecia, de la que es un alma gemela. La princesa vive desde hace años en el palacio de la Zarzuela, aunque hace frecuentes viajes a Grecia. Su discreción es absoluta y su presencia casi invisible. Estos días, como en otras ocasiones, está junto a su hermana en Mallorca y se las ha visto juntas en un concierto en la catedral de Palma y en la inauguración en el Aquarium de un espacio dedicado a las ballenas. Las dos damas han sido las únicas inquilinas de Marivent, una residencia en la que, bien avenidos, cabe hasta una orquesta sinfónica. Mañana, si se cumplen las previsiones, los Reyes y sus hijas, Leonor y Sofía, estarán en la isla para acompañar a la reina Sofía en la aparición anual de la familia real en la catedral con motivo de la Misa de Resurrección. Una cita tradicional que nadie se atreve a anular y que, sin embargo, el año pasado provocó una escena entre la madre y la mujer del Rey que mejor olvidar. Algunas fuentes sitúan a la reina Letizia y sus hijas, Leonor y Sofía en Roma, aunque el destino sería lo de menos porque en cualquier caso, un año más, los Reyes han optado por unas vacaciones secretas. Con lo bien que les vendría aparecer en cualquier procesión y no ser, año tras año, cautivos de sus deseos de privacidad.