El Godó, historia y futuro
Los pioneros golpeaban la pelota con la palma de la mano. De aquí la denominación de jeu de paume (juego de palmas) como era conocido aquel balbuceante deporte que se practicaba a finales del siglo XVIII en las praderas francesas. Desde aquellos lejanos tiempos hasta la actualidad, el tenis ha experimentado una transformación vertiginosa que va desde la incorporación de la raqueta hasta la profesionalización del circuito. Unos cambios que han coincidido con una expansión global tan formidable que lo han convertido en uno de los deportes más populares del mundo, seguido por cientos de millones de espectadores al borde de las pistas o a través de los medios de comunicación. Nada de ello hubiera sido posible sin la miríada de jugadores que a lo largo de todos estos años lo han engrandecido y popularizado, inventando un catálogo de drives, dejadas o voleas que han quedado fijados para siempre en la retina de los aficionados.
Pero tampoco hubiera sido posible sin el esfuerzo entusiasta de los organizadores que han extendido la competición a lo largo y ancho del planeta. Barcelona y el Trofeo Godó son un ejemplo de ello. En 1953, siendo presidente del Real Club de Tenis mi padre, Carlos Godó, propuso la organización de un torneo internacional como el que ya se disputaba en París o en Londres. La primera edición la ganó el norteamericano Vic Seixas al imponerse en la final al argentino Enrique Morea, después de un tercer set maratoniano. Desde entonces las mejores raquetas mundiales se citan cada primavera en la arcilla del RCTB para disputar el Barcelona Open Banc Sabadell, Trofeo Conde de Godó, una competición que llega este año a su 67.ª edición consolidada como una de las más importantes del calendario mundial. La clave de todo ello es la combinación entre la experiencia acumulada y la constante renovación para potenciar el espectáculo y el nivel deportivo. Así, las novedades técnicas y organizativas que este año incorpora el Godó, además de promocionar el deporte inclusivo o la apuesta por el medio ambiente y la sostenibilidad, comparten el espíritu que sembraron los inspiradores de la competición y el ambiente festivo que envuelve el tercer torneo de la serie ATP 500 por el volumen de los premios que distribuye.
Esta 67.ª edición del Trofeo Godó coincide además con el relevo en la junta directiva del RCTB. Una década de éxitos después, el equipo que encabezaba Albert Agustí deja paso al que preside Jordi Cambra. Energía renovada para empuñar el timón del club y para el esfuerzo que supone mantener el Trofeo en lo más alto del pabellón internacional, dos retos para los que les deseo acierto y mucha suerte. La primera prueba ya la han superado con nota porque esta 67.ª edición del Godó conjuga un cuadro de jugadores donde coincide un ramillete del top ten con promesas emergentes que les disputarán el cetro que el año pasado revalidó Rafa Nadal por undécima ocasión, convirtiéndose así en el único jugador que atesora dos réplicas del Trofeo en la vitrina de su academia de Manacor. Un año más, nos vemos en la tierra del tenis.