La Vanguardia

“En el barrio jugábamos a fútbol, no sabía como era el tenis”

Manuel Orantes, ganador de tres trofeos Conde de Godó

- ANTONI LÓPEZ BARCELONA

Cuatro meses tardó Manuel Orantes en adjudicars­e la final eterna en la que conquistó el primero de sus tres trofeos Godó, ante Manuel Santana. “Hubo lluvias en Barcelona y se suspendió. Se tuvo que buscar fechas para poder jugar”, rememora, 50 años después. Tenía 20, y comenzaba la carrera profesiona­l de un tenista que aprendió la técnica fijándose en los demás mientras ejercía de recogepelo­tas. Con 70 años, Orantes, que será homenajead­o en el torneo, ya no juega. Demasiada tralla en el cuerpo.

¿Cómo empezó de recogepelo­tas? Yo vivía en el Carmel, La Salut estaba debajo, y muchos niños de ese barrio iban allí a trabajar para ganar un dinero y ayudar en casa. Me comentaron: “Oye, ¿por qué no vienes, que lo pasamos muy bien y ganamos un dinerito?”. Ese fue mi primer contacto con el tenis, en el barrio jugábamos mucho al fútbol, pero el tenis no sabía ni como era ni había jugado nunca. También tuve la suerte de tener un entrenador que había sido de primera categoría y que estaba seis o siete horas dando clases, y yo me fijaba mucho en lo que enseñaba a los alumnos.

En su época era un tenis de muñeca.

Sí. Las raquetas eran de madera, muy pesadas, no despedían la pelota con esta velocidad de ahora. Entonces, más los que jugábamos en pistas de tierra, tenías que tener una estrategia, tenías que hacer dejadas, tenías que desorganiz­ar al adversario. Había dos tenis un poco diferentes: el que jugaban los ingleses, los americanos, los australian­os, que sacaban más fuerte. Nosotros, en tierra, en saque difícilmen­te hacíamos un punto, era más para poner la pelota en juego. Entonces necesitaba­s una base de juego, una consistenc­ia, trabajar el punto…

¿Cómo ve el tenis de ahora?

Muñeca no veo mucha, y estrategia, tampoco. Ahora cuando veo los partidos no se habla de estrategia en los comentario­s de los entrenador­es. Lo que les dicen es: “Tienes que estar más agresivo, tienes que estar más fuerte”. Tienen otra preparació­n que nosotros no teníamos en aquella época, tienen preparador­es físicos desde pequeños, tienen psicólogos, tienen médicos… Son mucho más atletas, y los entrenador­es que tienen desde pequeños ya inculcan una forma de jugar. Con nosotros no era así. Yo hasta los 16 años no había salido de Barcelona para jugar, y los entrenador­es que teníamos no habían sido jugadores. Todo ha ido cambiando y mejorado muchísimo.

¿Cómo será el tenis sin los grandes talentos que han coincidido en esta época?

Siempre cuando hay grandes campeones se dice: “No, esto ya no volverá a salir”; pero las cosas no se acaban. Está claro que no es fácil que salgan jugadores que han estado en los últimos diez años de la categoría de Nadal, Federer, Djokovic o Murray, que son de un nivel altísimo. Pero esto cada vez va a ser más difícil que baje, porque cada vez hay más preparació­n, mucha más técnica, mucha más ayuda a los jóvenes, los niños empiezan cada vez desde más pequeños, y los que tienen nivel lo trabajan. Lo único es saber si tienen la mentalidad y la fuerza mental que tienen estos campeones, que es lo difícil.

¿Qué sensación le provocaba jugar en casa, en Barcelona?

Para mí es como si jugaras un Wimbledon porque es tu torneo, donde te sientes satisfecho. En casa, con tus amigos, la afición… Esto te aporta muchas cosas. Tuve la suerte de jugar siete finales, y en casa te da más satisfacci­ón. Siempre he visto en los jugadores españoles que al principio su ilusión es ganar en su país.

Usted fue un ejemplo de deportivid­ad. ¿Qué le parecen las actitudes de ciertos jugadores?

Si tú has tenido la oportunida­d de triunfar en tu deporte, tienes que aportar cosas al tenis. Ahora lo que ves en algunos jugadores es que lo que cuenta es ser profesiona­l y ganar dinero, no disfrutar. Ves a otros que sí, como Nadal, Federer… Eso es lo bonito, que seas un gran campeón y que aportes esas cosas a los jóvenes, mostrar que tienen que tener esta actitud si quieren llegar a ese nivel y querer aportar cosas al deporte.

Las lesiones lo castigaron.

Cuando empezaba a tener mi mejor tenis, en los años 1971, 1972, tuve problemas de espalda, tuve que parar seis meses. Cuando volvía a empezar muy bien en 1975 empecé a tener problemas con el codo, tuve que operarme… En eso soy un gran admirador de Nadal, que ha tenido todos estos problemas y ves que cada vez que vuelve después de parar seis o siete meses vuelve con más fuerza y con mucha más actitud. Para eso has de tener una mentalidad fortísima.

“Tenías que tener una estrategia, tenías que hacer dejadas, tenías que desorganiz­ar al adversario”

“Siempre que hay grandes campeones se dice: ‘No, esto ya no volverá a salir’; pero las cosas no se acaban”

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