PRIMERA SALIDA DE PRISIÓN EN AÑO Y MEDIO
El preso irá los martes y jueves a un centro de atención a discapacitados severos
Iñaki Urdangarin salió ayer de la cárcel de Brieva por primera vez en año y medio. Lo hizo para acudir a un centro de atención a discapacitados severos de Madrid, regentado por una orden religiosa, para cumplir con una labor de voluntariado que desempeñará dos veces a la semana. Esos dos días gozará de ocho horas fuera de prisión. Dos policías le escoltaron dado su parentesco con el Rey.
Ocho horas después de año y medio de encierro en la cárcel saben a gloria. Con buena cara, Iñaki Urdangarin llegó ayer hacia las diez de la mañana al Hogar Don Orione, donde todos los martes y jueves ejercerá de voluntario atendiendo a adultos discapacitados con alta dependencia, dando apoyo a las unidades de movilidad, psicomotricidad y fisioterapia. El marido de la infanta Cristina, que cumple una condena de cinco años y diez meses por varios delitos económicos, ha obtenido un permiso carcelario, pero debe volver a dormir a la prisión. Poco antes de las cuatro de la tarde, Urdangarin abandonó el centro en dirección a Brieva (Ávila).
La llegada del marido de la infanta Cristina al centro, regentado por una orden religiosa, despertó una gran expectación. Además de numerosos representantes de medios de comunicación, ante el edificio se concentró un buen número de curiosos. Vestido con pantalón azul y camisa gris, más delgado pero aparentemente animoso, Urdangarin descendió del vehículo en el que viajó desde la cárcel de Brieva (Ávila) hasta Pozuelo de Alarcón (Madrid). Le acompañaron dos escoltas que le han sido asignados por el Ministerio del Interior en función de su parentesco directo con el Rey. Tras saludar con la mano a los congregados, entró en el centro.
Urdangarin se presentó ante Francisco Sánchez, director del Hogar Don Orione, quien le facilitó el kit de voluntario, que consta de una camiseta y una tarjeta de identificación en la que hay un dibujo de un muñeco con un gran corazón que el fallecido humorista Forges, vecino del centro, diseñó para la orden religiosa que lo regenta. A pesar de la alta dependencia de la mayor parte de los casi 150 adultos discapacitados que acuden al centro, alguno de ellos reconoció a Urdangarin: sabía quién era y que es lo que hacía allí. En su inocencia, uno de ellos, según explicó el director del centro, pidió que “el guapete alto”, le atendiera a él y a sus compañeros. Urdangarin tendrá libertad de movimientos las seis horas que permanezca en el centro, que, con las dos (una por trayecto) que tarda en ir y venir, suman las ocho del permiso carcelario. En el caso de que no cumpliera con algunos requisitos que marca el auto del juez de Vigilancia Penitenciaria, podría revocarse el permiso y, además, sumar nueva pena a su condena.
Urdangarin ingresó en prisión de modo voluntario, lo que le permitió la elección de centro penitenciario, en el módulo de hombres de la prisión de Brieva el 18 de junio del 2018, donde es el único recluso. Tenía por delante cinco años y diez meses de condena y la intención –una vez aceptada su condición de preso– de cambiar a otra cárcel, pero, pasados los meses, Instituciones Penitenciarias le ha mantenido en
Dos policías asignados por Interior escoltan al recluso en razón de su relevante parentesco con el Rey
la misma prisión. Esa decisión, que ya no dependía de él, le ha permitido presentar la solicitud de ejercer una función fuera de la cárcel que favoreciera su reinserción y, también, contribuir en una labor social. De acuerdo con el reglamento penitenciario, casi trescientos presos, de varios prisiones de toda España, han obtenido ese tipo de beneficios penitenciarios. Si no hay más es porque no se solicitan o porque quienes lo hacen no cumplen con los requisitos establecidos por la ley: una buena conducta en la cárcel y la capacidad de aportar sus conocimientos a una obra social.