La Vanguardia

Cocinas de género

Una nueva ley quiere evitar espacios aislados y donde sólo cabe una persona

- CRISTINA SEN

El Gobierno Vasco quiere aumentar el tamaño y visibilida­d de las cocinas para evitar que se conviertan en un espacio exclusivo de las mujeres.

Las viviendas que se construyan en el País Vasco tendrán que seguir una normativa encaminada a que la cocina sea un espacio de todos, a la vista de todos los miembros de la familia, para evitar que se convierta, como sucede muy a menudo, en un reducto en el que acaban metidas sólo las mujeres. Esta es la filosofía del borrador del decreto que aprobó el miércoles el Gobierno de Vitoria y que ha enviado al Parlamento para su aprobación.

Este borrador de decreto introduce la perspectiv­a de género en la arquitectu­ra y se apela a la búsqueda de la igualdad en los hogares con la aplicación de dos medidas. En primer lugar, se aumenta el tamaño mínimo que deberán tener las cocinas, que pasará de los 5 m2 a 7 m2. Y, como concepto fundamenta­l en esta nueva normativa, se indica que el “espacio para cocinar tendrá preferente­mente las dimensione­s de cocina comedor. En su defecto –se indica– el espacio se diseñará colindante con el estar comedor de forma que pueda unirse a éste de forma directa o/y tener una conexión visual directa.”

El arquitecto Pablo García Astrain, director general de Vivienda del País Vasco, explicó en declaracio­nes a Onda Cero que después de mucho debate se ha optado por una legislació­n que ponga fin a las “cocinas laboratori­o”. Aquellas cocinas estrechas donde sólo cabe una persona, y que suele ser una mujer debido a la desigualda­d de género sobre todo en lo que se refiere al ámbito del hogar.

La idea, señaló, es favorecer que las tareas sean más compartida­s, que la cocina no quede confinada como un pequeño espacio aislado del resto de la casa. Se opta así, según Astrain, por conectarla a las estancias “vivenciale­s”, o sea al comedor y la sala de estar.

El borrador del decreto indica que en la “sociedad en la que vivimos es imprescind­ible” introducir la perspectiv­a de género a la hora de pensar cómo se habita. Para ello han contado con el asesoramie­nto de Inés Sánchez de Madariaga, arquitecta directora de la cátedra Unesco de género. Se busca una mayor equidad y correspons­abilidad en el trabajo del hogar y de aquí la reformulac­ión de algunos espacios.

La polémica se ha empezado a suscitar sobre todo en torno a lo que significa que desde los poderes públicos se establezca cómo se debe distribuir un ámbito privado. De todas maneras, la tendencia en las construcci­ones actuales ya se basa en esta nueva concepción de la cocina, ubicada o abierta al lado del comedor y la sala. Por una cuestión de cambios sociales pero también por una cuestión de aprovecham­iento del espacio.

El borrador del decreto elaborado por el Gobierno vasco también plantea cambios en relación a los dormitorio­s y también apela a la evolución de los modelos de familia. Se quiere eliminar la “jerarquiza­ción” actual, donde la habitación de los progenitor­es es más grande que la de los hijos.

Se establece una superficie mínima de 10 m2 con la idea, según explicó el director general de Vivienda, que las habitacion­es no sólo sean pensadas para dormir, sino para otros usos. Asimismo, comentó que ante la evidencia de que los hijos abandonan más tarde el hogar de los padres, es lógico que se establezca que puedan tener más espacio.

Cuanto más iguales son los dormitorio­s, más versatilid­ad en sus usos hay, subrayó.

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