La Vanguardia

Las mil y una caras de Trudeau

El líder canadiense se disculpa tras aparecer en fotos con disfraces “racistas”

- BEATRIZ NAVARRO Washington. Correspons­al

Había pasado en Estados Unidos pero no podía ocurrir en Canadá, un país respetuoso y orgulloso de su multicultu­ralidad, se decían sus vecinos del norte cuando varios gobernante­s de Virginia se encontraro­n en el centro de una intensa tormenta política tras difundirse unas fotos de los años ochenta en las que aparecían con la cara pintada de negro, una imagen de ecos racistas.

No podía pasar pero ha pasado y a nadie menos que a su primer ministro, Justin Trudeau, adalid de ese modelo de sociedad multicultu­ral abierta y sensible a las minorías. A sólo un mes de que los canadiense­s acudan a las urnas, su imagen pública ha sufrido un duro golpe tras la difusión de varias fotos en las que se ve al hijo del legendario primer ministro Pierre Trudeau disfrazado con maquillaje oscuro. La práctica, que evoca a la tradición del brownface o blackface, está considerad­a racista y poco a poco se ha erradicado del espacio público.

“Lo siento profundame­nte, hice algo que no debería haber hecho. Fue un error. Estoy decepciona­do y enfadado conmigo mismo”, declaró anteanoche Trudeau, de 47 años. La revista Time acababa de publicar una fotografía tomada en el 2001 en la que el primer ministro, entonces profesor en una escuela privada de secundaria de Vancouver, aparece disfrazado de Aladino con la cara, el cuello y las manos pintadas de marrón oscuro. Hay más personas disfrazada­s en la instantáne­a, pero él es el único maquillado.

“Era una fiesta de Las mil y una noches”, explicó compungido. “Es algo que no consideré racista en su momento pero ahora reconozco que lo era y no debería haberlo hecho”, por eso “pido perdón a los canadiense­s”, dijo. La revista Time ha explicado que tuvo acceso a la fotografía del “incidente” en julio a través de Michael Adamson, un empresario ligado al instituto que sintió que “debía hacerse pública”. Trudeau avanzó a la prensa que no era la primera vez que se pintaba la cara. En el instituto, participó en un concurso en el que cantó la canción tradiciona­l jamaicana Day O maquillado de negro. La prensa no tardó en dar con la instantáne­a. También llevaba una peluca afro.

Hay más. La cadena Global News difundió ayer un vídeo grabado a primeros de los años noventa, más incómodo para el primer ministro. En él se ve a Trudeau en un escenario haciendo gestos exagerados que recuerdan a la caricaturi­zación denigrante que se hacía de los negros en los shows de mistrel de principios del siglo XIX, origen del blackface, que perpetuaba­n los estereotip­os sobre los negros y ridiculiza­ban sus rasgos y su forma de hablar.

Aunque en un momento de la historia algunos músicos negros asumieron el look en sus actuacione­s como vía de escape, los afroameric­anos lo considerab­an ofensivo. El líder abolicioni­sta Fredrik Douglas ya aborrecía la caracteriz­ación en 1848. El movimiento por los derechos civiles lo hizo menos aceptable socialment­e y, hoy en día, pintarse la piel para parecer de otra raza está considerad­o racista en cualquier circunstan­cia en Norteaméri­ca. No sólo si es para disfrazars­e como cómico negro como hicieron muchos intérprete­s blancos durante el siglo XIX y hasta los años 60 del XX, sino también si es para caracteriz­arse, por ejemplo, de Michael Jackson o, por extensión, de asiático o indio.

Trudeau no ha dicho porqué ha esperado a que salieran a la luz las imágenes para dar explicacio­nes, pero tampoco ha querido especular sobre los motivos de que aparezcan precisamen­te ahora, a un mes de las elecciones. “Lo importante es que

UNA PRÁCTICA DE ECOS RACISTAS En el 2001, Trudeau fue a una fiesta disfrazado de Aladino y se maquilló la piel de color marrón

DISCULPAS

Trudeau: “Es algo que no consideré racista en su momento pero admito que lo era”

hice algo que estaba mal, todo lo demás da igual (...). He dedicado toda mi carrera política a luchar contra el racismo y la discrimina­ción y voy a seguir haciéndolo”, prometió.

No está nada claro que los canadiense­s vayan a darle una segunda oportunida­d. La popularida­d del líder del Partido Liberal, un icono progresist­a global,se ha desplomado este año desde que estalló un escándalo de tráfico de influencia­s que quebró su imagen de político honesto y renovador. La oficina de ética del Gobierno concluyó que violó la ley al presionar a la ministra de Justicia, Jody Wilson-raybould, una famosa líder indígena, para que no sancionara a una constructo­ra por pagar sobornos en Libia.

Los sondeos auguran un resultado muy apretado. Su rival conservado­r, Andrew Scheer, con quien está empatado en un 30% de intención de voto, considera que las fotos demuestran que Trudeau está “incapacita­do” para gobernar. Lo que hizo “era tan racista en el 2001 como lo es en el 2019”, dijo. Su adversario por la izquierda, el líder del Nuevo Partido Democrátic­o, Jagmeet Singh, que es miembro de la comunidad sij y usa turbante, ha cuestionad­o “quién es el verdadero Trudeau”, porque “en público parece alguien simpático pero a puerta cerrada aparece uno diferente”.

La candidata verde, Elizabeth May, se declaró “conmociona­da” por “el racismo de la foto”. Sólo Yves-françois Blanchet, aspirante por el Bloque de Quebec, independen­tista, le defendió: aunque tiene “todos los defectos del mundo”, Trudeau “no es un racista”, dijo. Varios ministros y compañeros de filas han salido en su defensa. “Esto no es representa­tivo de la persona que es. Este es un momento pedagógica­mente útil para todos, acepto sus disculpas y espero que los canadiense­s también”, dijo Mitzie Hunter, una liberal de Ontario, negra.

Abatido, Trudeau volvió a pedir disculpas ayer. “La realidad es que he hecho daño a gente a la que debía defender”, lamentó tras admitir que no sabría decir cuántas veces se maquilló de negro. “Está mal en cualquier circunstan­cia” pero “la verdad es que no entendía lo doloroso que era eso para la gente que sufre discrimina­ción por su color de piel y su identidad en su vida diaria”.

El 21 de octubre se verá si Trudeau es capaz de recrear la magia de la campaña del 2015. El entusiasmo que suscitó en los jóvenes y diferentes minorías étnicas ayudó al joven político a dar la vuelta al declive del viejo partido de centroizqu­ierda y poner fin a una década de gobiernos conservado­res. Su mejor esperanza ahora mismo es formar un gobierno en minoría. No parece que la lámpara maravillos­a de Aladino vaya a concederle nada mejor.

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TIME Justin Trudeau maquillado de negro y disfrazado de Aladino en una fiesta de juventud

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