La Vanguardia

Absuelven a los tres exdirectiv­os de la central de Fukushima

- ISMAEL ARANA Hong Kong. Correspons­al

Durante dos años, el único juicio penal abierto hasta la fecha por el desastre de Fukushima giró en torno a si es posible o no predecir un tsunami tan potente como el que arrasó la central nuclear en el 2011. Ayer, un tribunal tokiota dictaminó que no, absolviend­o a los tres exdirectiv­os de la Compañía Eléctrica de Tokio (Tepco) encausados por lo sucedido. Un duro revés para miles de afectados, que ven cómo el mayor accidente nuclear después de Chernóbil puede pasar a la historia sin que nadie pise la cárcel.

En el banquillo de los acusados se sentaban el antiguo presidente de Tepco, Tsunehisa Katsumata (de 79 años), y los vicepresid­entes Ichiro Takeduro y Sakae Muto, de 73 y

69 años respectiva­mente. Sobre el trío pesaba una acusación de negligenci­a profesiona­l por no tomar las medidas de seguridad pertinente­s, lo que resultó en la muerte de 44 pacientes ingresados en un hospital cercano tras ser evacuados de urgencia en medio del caos. La acusación solicitaba cinco años de prisión para cada uno de los imputados.

Se sabía de antemano que este iba a ser un juicio complicado. Antes del 2016, la Fiscalía rehuyó hasta en dos ocasiones iniciar el proceso argumentan­do falta de pruebas suficiente­s. Al final, los cargos fueron presentado­s después de que una comisión de ciudadanos independie­ntes, una peculiar figura jurídica nipona introducid­a tras la Segunda Guerra Mundial, obligara a los fiscales a darle curso.

Durante el proceso, la acusación recurrió a un informe de riesgo sísmico elaborado en el 2002 por el Gobierno –y en manos de Tepco desde el 2008– en el que se establecía que un seísmo de magnitud 8,3 podría generar olas de hasta 15,7 metros. No andaba nada desencamin­ado, ya que el terremoto de 9 grados registrado el 11 de marzo del 2011 provocó olas de 14 metros que devastaron la central.

La defensa argumentó que los tres directivos no podían haber previsto la llegada de semejante oleaje dado que la informació­n a su alcance entonces era poco fiable. Además, dijeron, la instalació­n de diques costeros de acuerdo al protocolo tampoco hubiera evitado el desastre.

Finalmente, el tribunal dictó que, pese a que los acusados podían ser consciente del riesgo, no quedó acreditado que hubieran tenido tiempo para completar la prevención. “Sería imposible operar una planta nuclear si los operadores están obligados a predecir todas las posibilida­des sobre un tsunami”, señaló el juez Kenichi Nagafuchi.

La sentencia cayó como un jarro de agua fría entre los afectados, familiares y activistas reunidos a las puertas del juzgado. “Mas de ocho años después de la catástrofe, Tepco y el Gobierno siguen evitando que se les exija rendir cuentas por décadas ignorando la ciencia de los riesgos nucleares”, resumió Greenpeace en un crítico comunicado.

El tribunal concluye que es imposible prever un tsunami tan potente como el que arrasó la central

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JIJI PRESS / EFE Sakae Muto, uno de los acusados

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