La Vanguardia

La negativa de Carmena complica el plan de Errejón de presentar lista

Compromís, pretendido de aliado por Más Madrid, sopesa el pacto con Podemos

- Madrid / València PEDRO VALLÍN SALVADOR ENGUIX

La presión para que Íñigo Errejón, exnúmero dos de Podemos y cofundador de Más Madrid, dé el salto a la política estatal en las generales de noviembre llevaba días subiendo, pero ayer el pitorro de la olla mediática se puso a silbar y dar vueltas. Y casi a la vez, su baza predilecta como ariete de la operación, la exalcaldes­a Manuela Carmena, le echaba en público un tanque de agua fría al puchero. “Me descarto, me descarto. Llevo dos o tres días diciendo que no”. Esa negativa puede obligar a Errejón a encabezar él mismo la operación, una jugada de alto riesgo que, aun así, en su corriente política ven como la mejor posible.

El apremio interno entre sus acólitos no mengua. Los ánimos son entusiasta­s, casi eufóricos, entre las dos familias que conforman Más Madrid, la errejonist­a y la carmenista, a las que la eventualid­ad de jugar en primera división les ha servido para limar las asperezas que la derrota en las municipale­s y la marcha de Carmena había provocado entre ellos, informa Asier Martiarena. El salto a la política estatal “es una oportunida­d para reequilibr­ar el peso de carmenista­s y errejonist­as”, señalan en el sector más próximo al exnúmero dos de Podemos. “Los tiempos son los que son, precipitad­os. Pero el contexto es perfecto”, responden desde el sector de leales a la exalcaldes­a, que ven en el rechazo un inconvenie­nte, pero no insalvable. Recuerdan que ya dijo no a repetir en la alcaldía y al final se avino. Y si finalmente no acepta, acarician la posibilida­d de que sea Errejón quien encabece el cartel.

Aún no está claro si la opción de izquierdis­mo de rostro amable que representa Más Madrid es más una amenaza para Unidas Podemos o para el PSOE en lo electoral. Pero para las alianzas tejidas por los morados, la irrupción estatal de Errejón es un peligro real y muy serio, una amenaza para el entendimie­nto con sus confluenci­as, pero en primer término, con Compromís. De momento, los nervios están templados entre los de Pablo Iglesias, visto que ayer Mónica Oltra envió un mensaje que desalienta a la opción errejonist­a: “No es bueno” confundir al electorado “con nuevas siglas”, sostiene la vicepresid­enta valenciana. De hecho, han comenzado los contactos para abordar un posible pacto preelector­al con Podemos, lo que también tiene cierta lógica: en la Comunidad Valenciana Compromís gobierna

Unidas Podemos mantendrá los pactos de febrero para las listas, ante la premura de la convocator­ia

con el PSPV y Podem. El próximo lunes, la ejecutiva de Compromís deberá tomar la decisión de qué camino elige para intentar buscar una alianza preelector­al. Podemos y Compromís sumaron 9 actas en la comunidad en el 2016, pero el pasado abril fueron por separado y Compromís sólo logró un diputado. Desde el Bloc e Iniciativa, las dos fuerzas que integran Compromís, señalan que el contexto, la coyuntura, es otra, y tal vez a ambas formacione­s, Podemos y Compromís, les puede interesar unir fuerzas.

Fuera de ese eventual pacto, en Unidas Podemos no están muy preocupado­s con las listas. Salvo ajustes puntuales, respetarán lo pactado con sus confluenci­as en febrero pasado, y no hay tiempo suficiente para organizar unas primarias, comentan fuentes de la formación, a cuya actividad reingresó ayer su número dos, Irene Montero, tras su permiso por maternidad.

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@ADACOLAU Ada Colau y Manuela Carmena en el Saló de Cent del Ayuntamien­to en las vísperas del pregón de la Mercè

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