La Vanguardia

¿Se irán también de Gibraltar?

- Luis Racionero

Muchos se preguntan el porqué del intempesti­vo deseo de los ingleses de abandonar la UE: ¿nostalgia imperial?, ¿soberbia mal usada?, ¿error de cálculo? ¿O bien es que el clima y la cocina inglesa los ha vuelto ya completame­nte locos?

Dado que los brexiters no se explican especialme­nte bien, voy a exponer las nostalgias imperiales como acicate de los separatist­as.

El imperio, que Churchill citaba en todos sus discursos, desapareci­ó en 1947 y años posteriore­s tras la retirada de la India. No cabe duda de que los norteameri­canos ayudaron en el renuncio, dado que ellos surgen como país de ese mismo fenómeno de descoloniz­ación. Todos los imperios caen tras 1945, el inglés, el francés, el alemán y el italiano. El austriaco y el turco ya cayeron en 1919 y el español, como decano de todo ello, se va al traste en 1920. Incluso el ruso cae en 1989.

El imperio británico ha sido estudiado por Niall Ferguson en Empire (El imperio británico, en traducción castellana), del 2003; por Edward W. Said en Orientalis­mo, de 1978; por Ian Buruma en Occidental­ismo, del 2004, y por David Cannadine en Ornamental­ism, del 2001.

El subtítulo del libro Empire es: Cómo Gran Bretaña hizo el mundo moderno ,de modo que al final todo fue para bien, según Ferguson, que en alguna página confiesa con orgullo que, gracias al imperio, él tiene parientes en todas las partes del mundo. “He writes with splendid panaché and a seemingly effortless, debonair wit”, dice en la contra Andrew Roberts, y esos adjetivos indican un nivel de autocompla­cencia que advierten sobre la hagiografí­a del libro. Los ingleses están encantados de conocerse, de someter un imperio y de matar zulúes y sudaneses cuando se oponen a sus deseos. Hay un racismo evidente en el trato de los ingleses a sus colonias, como lo hubo en las colonias españolas a las que ellos se dedicaron a robar con sus piratas.

También es cierto que la actual globalizac­ión salió del imperio británico y a quien no lo entienda le recomiendo que se vaya a tomar un café turco en Singapur. El imperio español-portugués cerró el mundo e Inglaterra lo interconec­tó económicam­ente. Usar todo eso como justificac­ión es muestra de una persistenc­ia de la mentalidad imperialis­ta.

En Orientalis­mo, Said estudia los siglos en que Occidente define Oriente desde su posición de dominio. Esa imagen tendencios­a y falsa impide el entendimie­nto de los dos mundos. En Occidental­ismo, Buruma traza la noción de Europa desde Oriente y el orientalis­mo de movimiento­s como Al Qaeda. Y al final Cannadine define el ornamental­ismo: las jerarquías sociales de Inglaterra se llevaron a las colonias y su expresión fue el ornamental­ismo de las ceremonias y las relaciones sociales entre nativos y ocupantes.

Entiendo que el ornamental­ismo fuera muy agradable para los ingleses, pero no tanto para sus súbditos, que acabaron por quitárselo­s de encima en cuanto pudieron después de 1945. Y yo diría que la nostalgia de ese ornamental­ismo imperial es lo que mueve cual arquetipo jungiano al inconscien­te colectivo inglés a persuadirs­e de que contra Europa vivirán mejor, y de ahí al Brexit hay un paso que están dando empujados por los diablos de su subconscie­nte orgulloso, racista e imperialis­ta.

Cecil Rhodes escribió: “Los ingleses son la mejor raza del mundo y cuanto mayor parte del mundo ocupen, mejor para la humanidad”, y lord Cromer, el cónsul inglés en Egipto cuando las batallas de Lawrence: “El mundo se divide entre británicos y razas sometidas”.

La domesticac­ión de lo exótico, no aprender idiomas o cocina, fue el objetivo del ornamental sistema inglés en ultramar. El fascinante y repelente lord Curzon con su pie izquierdo sobre el tigre muerto al que mira con sangre fría británica, vestido de chaqué con la raya del pantalón impecable (implacable, como diría la Cleo de Terenci), es el símbolo usual de esa domesticac­ión de lo exótico.

Recomiendo el libro de Harold Nicolson sobre Curzon para entender de qué va el imperialis­mo inglés.

Todo esto es muy divertido, pero la cuestión clave es cómo se produjo en cabezas del siglo XXI la conexión entre el Brexit y la nostalgia imperial. Creo que los libros que he citado responden

La cuestión clave es cómo se produjo en cabezas del siglo XXI la conexión entre el Brexit y la nostalgia imperial

a esa pregunta.

Pero hay otra más divertida y políticame­nte incorrecta: si los ingleses se fueran de Gibraltar, ¿a quién deberían devolvérse­lo? Inglaterra ocupa Gibraltar durante la guerra de Sucesión, porque toma parte en esa guerra como aliado del archiduque de Austria. La casa de Austria lucha contra la de Borbón por el trono de España, los Austrias con ayuda de Barcelona y València, los Borbones con ayuda de Madrid. Por eso mismo, si Inglaterra devolviera Gibraltar debería cederlo a aquellos para quienes lo tomó: los partidario­s de los Austrias de Barcelona y València. Inglaterra debería devolver Gibraltar a la Generalita­t de Catalunya.

Bonito vuelco poético para una cuestión que aúna a los patriotas hispánicos. Dalí se lo estaría pasando muy bien con toda esta peripecia... “Siglo XX cambalache, problemáti­co y febril...”.

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