La Vanguardia

La Generalita­t cierra el centro de emergencia para ‘menas’ de Calella

- FEDE CEDÓ

La Direcció General d’atenció a la Infància i Adolescènc­ia (DGAIA) ha confirmado al Ayuntamien­to de Calella que cerrará el centro de emergencia para acoger a menores inmigrante­s no acompañado­s (menas) ubicado en el hotel Marisol.

De los 60 menores que se han llegado a alojar en el establecim­iento sólo ocho serán realojados en un piso de acogida. Serán aquellos adolescent­es que, según la alcaldesa de Calella, Montserrat Candini, “habrán demostrado su integració­n y, por tanto, tienen un proyecto de vida”.

La alcaldesa admite, sin embargo, que los acontecimi­entos vividos en torno al centro de menas “han sobrepasad­o la capacidad de gestión y respuesta” tanto del municipio como de la propia Generalita­t. “Todos hemos aprendido de las circunstan­cias”, añade.

La secretaria de Infància i Joventut de la Generalita­t, Georgina Oliva, según fuentes municipale­s, “confirmó el cierre del centro de emergencia” y declaró que, “tal como habíamos dicho al principio, este centro era provisiona­l”. Asimismo, agradeció al Ayuntamien­to tanto por haber contribuid­o a la integració­n de estos menores inmigrante­s, como por “la propuesta de continuar siendo un municipio de acogida” y ejercer como tal, pero a menor escala, alojando en un piso de una entidad del tercer sector a estos ocho menas.

Los jóvenes que se alojaban en un ala del hotel Marisol, ocupando una veintena de habitacion­es, habían protagoniz­ado numerosos incidentes, lo que propició la denuncia pública de los vecinos. “Siempre están solos y por la calle cometiendo robos y asaltos”, aseguran los residentes, que ahora respiran aliviados “por poder salir a la calle sin temor a que nos atraquen o a que las chicas reciban improperio­s”.

El Ayuntamien­to de Calella siempre ha defendido la estancia de los menas en Calella, pero acabó admitiendo que generan un problema de incivismo y, en algunos casos, actos delictivos como los que provocaban un grupo de siete menores.

La estancia de los menores también había caldeado los ánimos de otras comunidade­s establecid­as en el barrio de Poblenou, en la parte de Calella. Así, un grupo de familias gitanas instaladas allí desde hace años se enfrentaro­n en varios altercados con los menas, a los que acusan de robar a los menores que juegan en el parque.

Igualmente, tanto los Mossos d’esquadra como la policía local se vieron obligados a destinar numerosos operativos de vigilancia para evitar males mayores.

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