Homenaje al mejor teatro
Netflix estrena la coproducción ‘Criminal’, que cuenta doce historias independientes que tienen lugar en una misma sala de interrogatorios
Ambientada en una tensa sala de interrogatorios en la que abundan los juegos psicológicos entre policías y sospechosos, la serie Criminal llega hoy a Netflix con doce historias independientes ambientadas en cuatro países diferentes: España, Francia, Reino Unido y Alemania. La premisa del drama policial es que todas las historias tienen lugar exclusivamente dentro de esta sala de interrogatorios de la policía.
La serie está producida por George Kay (Killing Eve ) y los tres episodios españoles han sido dirigidos por Mariano Barroso e interpretados por Emma Suárez, Álvaro Cervantes y Jorge Bosch en los principales papeles por el bando policial (que aparecen en esos episodios), mientras que por el bando criminal Carmen Machi, Inma Cuesta y Eduard Fernández son los tres invitados capitulares alrededor de los cuales gira la trama principal.
Machi da vida a una mujer de la que se sospecha que entre ella y su hermano han podido asesinar a un amante ocasional de ella; Cuesta, a una joven acusada de haber ahogado a su hermana en la bañera, y Fernández, a un traficante de droga que ha recibido una brutal paliza y ahora quiere rendir cuentas con la policia.
Un escenario reducido, ambientación claustrofóbica, proliferación de monólogos y de diálogos... ¿Es Criminal lo más parecido al teatro que se pueda hoy encontrar en la pequeña pantalla? “Sí, de hecho, la forma en que se rodó tenía que ver con eso: teníamos tomas de 40 minutos, como si fuera un microteatro”, responde Inma Cuesta.
Carmen Machi valora que esas tomas tan largas les permiten “mantener el racord emocional intacto y no pensar donde dejaste ayer emocionalmente a tu personaje”. “Empezar todo el rato de 0 a 100, aunque es agotador, te facilita el trabajo”, añade la actriz que también compara esta producción televisiva con el teatro “en el hecho de que debes llegar con el texto muy bien sabido para que todo pueda fluir y así poder jugar a lo que quiera cambiar y matizar el director”.
Para Eduard Fernández, esta serie pone en valor el oficio de actor “porque no hay nada más donde cogerse; no hay exteriores y hay poca cosa que montar, aunque luego la gracia –y una de las grandes dificultades– es que sí hay que montarlo, porque si no, si queda muy teatral luego te dicen que es muy interesante pero también pesado y aburrido”. “Y Criminal tiene además el valor del primer plano, que en el teatro no lo tenemos”, añade. Trabajar de esta manera, rodando capítulos enteros casi sin cortar, “te permite hacer el viaje completo del personaje y le da una libertad al actor, que puede hacerse dueño de su trabajo, lo que en otros proyectos no es posible”, revela Álvaro Cervantes.
En Criminal, los personajes capitulares llevan el principal peso de la historia. “El potencial que hay escrito en los sospechosos de haber cometido un delito es fabuloso, y tú lo que quieres es demostrar con tu interpretación que tienes un cometido importante y que tu personaje es el eje de cada capítulo”, afirma Machi, mientras que Fernández destaca el valor de los papeles secundarios: “A mí me gustan mucho en mi oficio tanto los personajes protagonistas como los secundarios porque me parece que tiene algo de otro oficio aunque a la vez sigue siendo el mismo. Como secundario se aprende mucho de este trabajo, de servir y ayudar al otro”.
Unos personajes capitulares que empiezan y finalizan en los 40 minutos que dura cada episodio. “La dificultad de esta serie es que la presentación y la vida de los criminales se cuenta durante el interrogatorio, antes no conoces nada de ellos, aunque el arco de cada personaje está muy bien dibujado”, explica Machi, a quien secunda Cuesta: “Enfrentarme a un personaje con un arco tan amplio que además transita por varios lugares y en tan poco tiempo era el reto más grande de esta serie”.