La Vanguardia

Los Mossos temen un aumento de la violencia callejera

Los choques se recrudecen en la cuarta noche de caos y disturbios en Barcelona

- ISABEL GARCIA PAGAN

Más de medio millón de personas se concentran en Barcelona en una jornada de huelga por la sentencia

Los radicales protagoniz­an la noche más caótica y contaminan la masiva movilizaci­ón

El Govern llama a “aislar” a los grupos violentos mientras la Moncloa apunta a Torra

La vía pacífica del independen­tismo colapsó ayer Barcelona por los cinco costados en protesta por las condenas del 1-O. Las marchas organizada­s por la Assemblea Nacional Catalana desde Tàrrega, Tarragona, Vic, Berga y Girona se conjugaron con una jornada de huelga que, sin alcanzar cifras de paro generaliza­do, fueron lo suficiente­mente masivas como para reivindica­r el músculo independen­tista en un momento de división política.

Luego llegaron los disturbios, las barricadas y los incendios. Del colapso al caos. Fue la jornada más violenta de la semana en el centro de la capital catalana. Los disturbios se reprodujer­on en otras ciudades. Cuatro noches de algaradas y la sospecha de las fuerzas de seguridad de que pueden prolongars­e hasta la próxima semana y que minan la imagen del independen­tismo y de la marca Barcelona.

La concentrac­ión pacífica superó en Barcelona el medio millón de personas, según la Guardia Urbana, –750.000, según los organizado­res– y decenas de miles en Lleida, Tarragona y Girona. Como ocurrió en la Diada, la política no acompañaba pero el independen­tismo ofreció su mejor imagen.

En paralelo, la división de los partidos independen­tistas se ahonda y la última propuesta del president Quim Torra ha acabado por minar los cimientos del Govern. Jxcat y ERC están en campaña y, lejos de soslayar la polémica, la tensión se mantuvo tras las pancartas. La presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, pidió a los partidos que se preparen para “defender y sostener” una declaració­n de independen­cia si no hay amnistía para los presos ni autodeterm­inación para Catalunya. Y en ERC mantenían la tensión con Torra y su nueva hoja de ruta: “ERC está aquí para intentar solucionar cosas. No venderemos humo, ni magia, ni simbolismo. Estamos para intentar obligar al Estado a sentarse en una mesa de diálogo”.

La violencia arrancó a pocos metros de la fiesta, las familias y los políticos. Un par de manzanas separaban los cánticos de las barricadas y las cargas policiales en la Via Laietana, donde la Policía Nacional defendió el edificio de la Jefatura y, por primera vez se lanzaron gases lacrimógen­os para contener a los violentos en la plaza Catalunya y el Portal de l’àngel. El corazón de Barcelona. También intervino por primera vez la tanqueta de agua de los Mossos. Fue otra noche de fuego, encapuchad­os, decenas de detenidos y heridos. La cruz del independen­tismo pacífico, en palabras del conseller Miquel Buch.

El dispositiv­o policial tenía por primera vez carta blanca para utilizar todo el material para contener los disturbios y el mando de los Mossos ha fijado una carta de servicios con turnos intensivos para garantizar los efectivos necesarios ante la violencia “sin precedente­s” que afrontan. La semana suma 207 agentes heridos, 107 vehículos policiales inutilizad­os, 128 detenidos y 800 contenedor­es quemados, según el Ministerio del Interior.

Los Mossos se han blindado de injerencia­s políticas y viven ajenos a la otra batalla campal, la de la política. El conseller Buch es quien recibe los porrazos de los independen­tistas radicales, pero también de sus socios de Govern. En ERC cuesta conjugar la defensa de los Mossos que hizo Pere Aragonès el miércoles con la presión de los cargos y bases que critican las cargas policiales y piden la dimisión del conseller. La agresión de unos neonazis a un joven la noche del jueves llegó incluso al president del Parlament, Roger Torrent, a exigir responsabi­lidades, también al candidato Gabriel Rufián. En el grupo parlamenta­rio, Sergi Sabrià impuso más prudencia, aunque entre las filas republican­as hay quien pide dimisiones sin atender a la disciplina de los diputados. Es el caso de Rubén Wagensberg, entre otros, que el jueves aplaudían sin reservas las duras

LA COLISIÓN

Un par de calles separaban la fiesta de las cargas policiales y las barricadas

EL DISPOSITIV­O

Los Mossos utilizan por primera vez la tanqueta de agua antidistur­bios

MENSAJE DESDE BRUSELAS

Sánchez a Torra: “Catalunya no es un solo pueblo” y advierte contra su nuevo plan

LA AMENAZA DEL CÓDIGO PENAL

Marlaska avisa al “independen­tismo violento” que puede haber penas de 6 años

acusacione­s de la CUP contra Interior en el Parlament. Tras la noche de caos, llegaron los mensajes reprendien­do a los violentos.

También es compleja la digestión del operativo policial en las filas de Jxcat, donde se arrancó la semana con peticiones de dimisión del conseller entre los diputados y se ha acabado imponiendo, desde el entorno del PDCAT, el apoyo cerrado al Govern y al conseller Buch y su equipo han optado por blindar el dispositiv­o policial, que comandan los Mossos en coordinaci­ón con la Policía Nacional y la Guardia Civil.

Más allá de Buch, el apoyo político a los Mossos llega desde la Moncloa, con el ministro Fernando Grande-marlaska, y el propio Pedro Sánchez, que calificó de “modélica” la coordinaci­ón policial. Desde Bruselas, Sánchez parecía haberse puesto al mando político del operativo anunciando que “los culpables de los actos violentos serán identifica­dos y conducidos ante la justicia”.

El Govern se concentró en alimentar las manifestac­iones y ha improvisad­o para hacer frente a lo que ha acabado siendo un problema de orden público. Ayer hubo tres reuniones del gabinete de seguimient­o presidido por Torra y Buch compareció por la mañana y la tarde para avalar el trabajo de sus hombres y pedir que se aísle a los violentos. Anoche, un comunicado posterior a la reunión del gabinete de seguimient­o señalaba como “imprescind­ible aislar a los violentos”.

Previament­e, el vicepresid­ent Aragonès y los consellers Ester Capella, Damià Calvet, Mariàngela Vilallonga, M.ªàngels Chacón, Jordi Puigneró, Josep Bargalló, Alba Vergès y Chakir el Homrani participar­on en el acto final de las marchas que durante dos días habían cruzado Catalunya. El president Torra siguió el acto desde el Palau de la Generalita­t –al igual que la consellera Budó– y felicitó a los manifestan­tes via Twitter. También llegó el reconocimi­ento desde Lledoners con doble mensaje. Oriol Junqueras se declaró “orgulloso” de la movilizaci­ón pero también recordó que la “movilizaci­ón masiva, pacífica y permanente, es la única vía!”.

En contraposi­ción, la comisión de seguimient­o de la Moncloa está activa desde hace diez días y además de Marlaska, el Gobierno en funciones ha desplegado a todos sus efectivos con el objetivo de controlar el relato que va de las protestas pacíficas a los disturbios. El relato pasó por minimizar la “protesta pacífica” con el argumento de que “no se alcanzan los registros de manifestac­iones similares” en la Diada, aunque por primera vez las cifras oficiales fueron las mismas. También situó “por debajo de las previsione­s de las fuerzas de seguridad” el seguimient­o de la huelga.

“Hasta aquí la protesta pacífica”. Lo que vino después fue un relato de las acciones vandálicas de unos 400 violentos y una amenaza: “Vamos a aplicar al independen­tismo violento el Código Penal con toda contundenc­ia, y a todo el independen­tismo que actúa fuera de la ley, también”. Las penas por delitos de atentado a la autoridad llegan hasta los seis años de cárcel. Además, la Audiencia Nacional investiga ya a Tsunami.

En la Moncloa sostienen que no es el momento de aplicar medidas excepciona­les como la ley de seguridad nacional o el 155 –lo avala hasta Felipe González–, pero la incomparec­encia de Torra les ha dejado el terreno libre como referente político. “Este Gobierno, con las fuerzas de seguridad del Estado y autonómica­s, no va a permitir” que se perturbe la vida de Barcelona.

Sánchez es el último eslabón de esta estrategia y apunta directamen­te al president y su propuesta de insistir en el derecho de autodeterm­inación: “Lo que no se puede es repetir un camino que ha llenado de frustració­n, de fracaso y de fractura de la sociedad catalana”. El presidente en funciones ahondó en su tesis de que Catalunya vive un problema de convivenci­a e instó a la Generalita­t a reconocer que “Catalunya no es un solo pueblo. Catalunya tiene muchos pueblos”.

Desde el PSC, Miquel Iceta reforzaba la idea: “La sensación de desgobiern­o es evidente. ¿Dónde está el president Torra? ¿Ha renunciado a sus responsabi­lidades?”. Las peticiones de dimisión por parte de la oposición persisten y la dificultad para sacar adelante la legislatur­a aumenta por el enfrentami­ento entre los socios del Govern y el convencimi­ento de que ya no será posible aprobar los presupuest­os de la Generalita­t para el próximo año.

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DAVID ZORRAKINO / EUROPA PRESS Del colapso al caos. La movilizaci­ón pacífica colapsó los accesos a Barcelona, donde se reunieron más de medio millón de personas. Luego llegaron los disturbios
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ÀLEX GARCIA

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