Jessica Meir
Astronauta
Las astronautas Jessica Meir y Christina Koch salieron este viernes de la Estación Espacial Internacional (EEI) en el primer paseo orbital sin compañía masculina, durante el cual repararon un control de las baterías de esa instalación. /
Esta vez no han roto un techo de cristal. En esta ocasión se ha conquistado la bóveda celestial.
Por primera vez dos mujeres, Christina Koch y Jessica Meir, realizaron un paseo en el espacio en solitario, ellas dos, sin la habitual tutela masculina.
Por fin, de ellos también se puede prescindir en el espacio.
Atrás quedó la frustración del pasado marzo, cuando se tuvo que suspender esta operación al descubrirse que no había trajes espaciales adecuados para ellas.
Así que la euforia se desató este viernes en la NASA, y en el mundo, incluso antes de la hora. En una prueba de las ganas que había por lograr un reto histórico, la operación arrancó a las 7.38 horas (en el este de Estados Unidos) cuando el inicio se preveía a las 7.50. Una vez metidas en el traje, las dos entraron en la zona de “bloqueo de la tribulación”, que ejerce de puerta de salida en la Estación Espacial Internacional.
Entonces activaron la batería en sus trajes, momento que marcó el inicio de la caminata. La salida al exterior comenzó a abrirse mientras los controladores en Tierra terminaron de asegurarse que los trajes de las astronautas estuvieran listos, incluidos los visores que se requieren por el impacto solar en la estación. “Christina, puedes salir de la esclusa de aire”, le informó Stephanie Wilson, coordinadora del paso espacial desde el centro de control de la misión en Houston (Texas).
La primera en salir fue la ingeniera Koch, en cuyo vestuario destacaba un cinturón rojo. La bióloga Meir la siguió al poco cargando la bolsa de herramientas.
En un giro al guion habitual, los cuatro hombres se quedaron en el interior del puesto orbital, en tanto que sus dos compañeras se dedicaban a la tarea de reemplazar un cargador de batería.
Tras la adaptación al vacío, las dos astronautas prepararon esas herramientas con las que realizarían una operación programada para cinco horas pero se que prolongó bastante más.
Ha sido necesario que pasara medio siglo después de que Neil Armstrong pisara la Luna, y dijera aquello del gran paso para la humanidad, para conseguir saldar esta deuda con la igualdad entre unos y otras. Haciéndose eco de la frase de Armstrong, la congresista Katherine Klark tuiteó que “esto es un gran salto para la condición de la mujer”.
La presidenta del Congreso, estadounidense, Nancy Pelosi, calificó su acción como “una inspiración para mujeres y niñas”.
Las imágenes mostraban a las dos astronautas, voluminosas con sus atuendos, flotando y trabajando en ese espacio exterior, dos puntos brillantes en la oscuridad.
A las dos mujeres se las oyó hablando entre ellas. En un momento se observó como Meir, cuando cruzaba bajo los pies colgantes de Koch, le dijo: “Justo debajo de tu pie, no bajes”. Sobre las doce y media de la tarde, el presidente Donald Trump contactó con la Estación Espacial Internacional para felicitar a las dos astronautas, a las que describió de “valientes y brillantes mujeres” y les hizo llegar un mensaje: “Nuestro país está orgulloso de vosotras”, les dijo. En su intervención aseguró que era “la primera vez que una mujer salía al espacio”. Meir le corrigió. Era la mujer número quince que hacía un paseo espacial. La primera fue la rusa Svetlana Savitskaya. La diferencia es
Estuvieron más de siete horas en el vacío en su misión de reparar una batería e incluso les llamó Trump
que siempre estaban ellos con ellas. “Sólo hacemos nuestro trabajo”, insistió Meir.
Siete horas y 17 minutos después de salir, desde Houston les dijeron: “Bienvenidas de nuevo”. Habían hecho la reparación y logrado un hito. Sin hombres también pueden ser espaciales.