Evo Morales afronta su desafío más incierto en las elecciones de Bolivia
El presidente podría verse obligado por primera vez a ir a una segunda vuelta
Pese a que es el presidente de Bolivia que más tiempo ha dirigido el país, casi catorce años, y el éxito económico de su gestión, Evo Morales no tiene asegurada su continuidad. Las encuestas de las presidenciales que se celebran este domingo ponen en entredicho su victoria, al menos con el suficiente margen para ser reelegido en la primera vuelta.
El líder del izquierdista Movimiento Al Socialismo (MAS) irrumpió en el 2005 en la historia del país más pobre de Sudamérica al convertirse en el primer indígena que accedía al poder y renovó su mandato dos veces con triunfos abrumadores, con el 64% (2009) y el 61% (2014).
Ya en el 2014 para optar a un tercer mandato Morales logró que se validara su particular interpretación de que el límite de dos legislaturas empezaba a contar a partir de la aprobación de la nueva Constitución del 2009. Ahora ha vuelto a servirse de un subterfugio acerca de los derechos humanos, avalado por los jueces, para presentarse otra vez. Por eso la oposición denuncia como ilegítima la candidatura de Morales y amenaza con no reconocer su victoria en las urnas.
Morales sueña con organizar los fastos del segundo centenario de la independencia de Bolivia, que se celebrará en el 2025. Pero el aura de éxito que acompañaba al exlíder cocalero se ha evaporado. El relato que intentó tejer en la actual legislatura se vino abajo con dos inesperadas derrotas.
El primer descalabro, el 21 de febrero del 2016, ocurrió en el referéndum convocado para modificar la Constitución y permitir que pudiera postularse a la reelección. El “No” ganó con el 51,3% tras una campaña en la que Evo Morales se sintió perjudicado por informaciones falsas sobre un supuesto hijo.
El segundo fracaso fue en la Corte Internacional de La Haya, el 1 de octubre del 2018, cuando Bolivia perdió la demanda marítima contra Chile. El tribunal dictaminó que el país vecino no tenía la obligación de sentarse a negociar una salida soberana al océano Pacífico con Bolivia, de la que carece el país desde el final de la guerra en 1884.
El revés judicial en La Haya fue inesperado porque la defensa en los preliminares fue brillante y había alimentado las esperanzas de un éxito diplomático sin precedentes. Y zanjó de manera abrupta la operación nacionalista que había ideado Morales para liderar un renacimiento del orgullo patriótico.
Morales pretendió mostrar unidad en el pleito contra Chile y sumó al equipo de la demanda a los expresidentes Carlos Mesa y Eduardo Rodríguez Veltzé. Gracias a ello, Mesa, designado portavoz de la causa marítima, ha relanzado su carrera política. Ahora es el principal rival de Evo Morales, a la cabeza de la plataforma política Comunidad Ciudadana. Las encuestas le sitúan en segundo lugar, aunque ha ido perdiendo fuelle, víctima de la división de la oposición.
Las opciones de Mesa pasan por provocar una segunda vuelta. En un mano a mano con Evo Morales, Mesa tendría serias opciones de ganar, aunque no todos los sondeos acaban de confirmar su eventual triunfo en el balotaje.
Para ganar en primera vuelta, Evo Morales necesita un mínimo del 40% de los votos y que la diferencia con el segundo sea de más de diez puntos. En los sondeos publicados en la última semana por dos de los grandes periódicos bolivianos, el independiente El Deber y el oficialista La Razón, Evo Morales logra, respectivamente, el 36,2% y el 40%. Mesa se quedaría en el 26,9% y el 22%. El
El exlíder cocalero buscó un subterfugio en los derechos humanos para ser otra vez candidato
resultado es incierto y el voto de los residentes en el extranjero puede resultar decisivo.
Las mejores bazas de Evo Morales son haber reducido la pobreza –que ha caído del 60 al 34% según el BID–, la mejora de las infraestructuras (5.300 kilómetros más de carreteras) y la bonanza económica, gracias al crecimiento sostenido, a un promedio superior al 4% anual en la última década, según cifras del FMI.
Morales vive en campaña permanente. Se pone en marcha cada día a las cuatro de la madrugada y recorre hasta los lugares más remotos del país a bordo del avión presidencial que hizo comprar en su primer mandato. También está acostumbrado a poner las reglas del juego, por eso nunca participa de debates con los otros candidatos y por eso ha moldeado a su gusto la composición del Tribunal Constitucional. Este organismo fue el que avaló la presentación de su candidatura al interpretar que acotar el número de mandatos presidenciales iba en contra de la Convención Americana de los Derechos Humanos.
Gracias al Constitucional, Evo Morales, a punto de cumplir 60 años, tiene el camino despejado hasta el 2025 y, si quiere, más allá de esa fecha, siempre y cuando se recupere en las urnas la mala racha de derrotas.