La economía de China crece a un ritmo del 6%, el más bajo desde 1992
La guerra comercial pasa factura al gigante asiático en el tercer trimestre
La economía china avanza como un caracol que se arrastra cuesta arriba por la ladera de una gran montaña: cada trimestre que pasa sigue avanzando, aunque le cuesta más subir y los tramos que cubre son cada vez más cortos. Esa desaceleración se confirmó en el tercer trimestre de este año, cuando su expansión alcanzó el 6%. Una cifra envidiable para cualquier otra economía del mundo pero que representa su tasa más baja desde que empezaron a publicarse datos trimestrales, en marzo de 1992.
Por ahora, la desaceleración es progresiva y le permite cumplir con el objetivo de crecimiento anual marcado por el Gobierno, que quedó fijado entre el 6% y el 6,5% anual (la media en lo que va del 2019 es del 6,2%). Los datos están en línea con lo pronosticado para el gigante asiático por el Fondo Monetario Internacional, que esta misma semana rebajó en una décima el crecimiento chino para este año, hasta el 6,1%.
Entre los motivos citados para explicar este frenazo se encuentra el impacto de los quince meses de guerra comercial con Estados Unidos, que ya están afectando a los intercambios comerciales entre ambos y genera gran incertidumbre a nivel global. La situación parece haberse estabilizado después de que las partes alcanzaran un acuerdo de mínimos la semana pasada, aunque no deja de ser una tregua frágil que será puesta a prueba pronto al abordar asuntos tan sensibles como el futuro de Huawei en territorio norteamericano o las exigencias estadounidenses a China de que lleve a cabo importantes reformas internas.
Pero este rifirrafe no es el único factor a tener en cuenta, ya que parte del frenazo es achacable a razones domésticas. La industria automovilística, muy importante para la economía china, se ha visto afectada por la bajada de las ventas (un 6,6% internanual en septiembre). Tampoco ayuda la debilidad del consumo o el mercado inmobiliario, las cada vez menores oportunidades de inversión en un país que lleva años inaugurando autopistas, líneas de alta velocidad, puertos o fábricas modernas, o las reticencias de las autoridades a invertir grandes sumas en forma de préstamos para evitar seguir aumentando el tamaño de su deuda, que es unas dos veces y media el tamaño de su PIB.
Hasta la fecha, las autoridades
DESACELERACIÓN
Caen las ventas de la industria del automóvil y el consumo se mantiene débil
chinas han apostado por combinar estímulos fiscales y políticas de flexibilización monetaria, inyectando liquidez por medio de la reducción de la ratio de reservas obligatorias para los bancos. Aún así, los analistas no tienen claro que esto sea suficiente.
“A pesar de un septiembre más fuerte, la presión sobre la actividad económica debería intensificarse en los próximos meses. El enfriamiento de la demanda global continuará pesando sobre las exportaciones, las restricciones fiscales significan que el gasto en infraestructuras disminuirá a corto plazo y el reciente auge en la construcción parece estar listo para relajarse”, explicó en una nota Julian Evans-pritchard, experto en China de Capital Economics. “Esperamos que la política monetaria se relaje en breve como respuesta, pero tomará tiempo para que esto asiente el crecimiento económico”.
Aunque el dato oficial presentado ayer es una décima inferior al previsto, tampoco ha pillado por sorpresa. Tras años de desarrollo vertiginoso, el país cuenta con una economía que duplica el tamaño de la que tenía hace una década. Su fuerza laboral se está reduciendo y se encuentra inmerso en un proceso de cambio de modelo productivo que busca pasar de uno centrado en las grandes inversiones en infraestructuras y las exportaciones a otro basado en el consumo interno y la manufactura de productos de alta calidad.
Ahora, la gran duda es saber si será capaz de evitar caídas bruscas en su búsqueda de ese crecimiento más lento y sostenido. “Lo que quieren los encargados de formular las políticas (económicas) es hacer que el proceso sea lo más largo y gradual posible. El mayor desafío es encontrar motores de crecimiento a partir del consumo y la tecnología, ya que los antiguos se están desvaneciendo”, explicó Larry Hu, del Grupo Macquarie.
¿MÁS INVERSIONES?
Las autoridades son reticentes a seguir aumentando el tamaño de la deuda