La Vanguardia

La demanda de ERC de una mesa de diálogo complica la investidur­a

El PSOE intenta neutraliza­r los temores internos a un gobierno con Podemos por la crisis en Catalunya Los socialista­s arrancan los contactos con el PNV y hoy citan a los republican­os

- JUAN CARLOS MERINO

Más que líquidos, como certificó Zygmunt Bauman, los tiempos son gaseosos según los estrategas de la Moncloa. José Luis Ábalos advierte que la situación política, además de compleja, “es muy dinámica, no hay nada estático y estable”. Y, así, la coalición de gobierno con Unidas Podemos, que para Pedro Sánchez era una pesadilla hasta el 10-N, se convirtió de la noche a la mañana en un “proyecto ilusionant­e”. Ya no será, si echa a andar, un gobierno bicéfalo, inestable e ingobernab­le, una suerte de Jekyll y Hyde disputándo­se el BOE, como advertía hasta el domingo el líder del PSOE. Ahora, según aseguró Sánchez ante Pablo Iglesias y una nube de cámaras el pasado martes, “se regirá por los principios de cohesión, lealtad y solidarida­d gubernamen­tal”.

El problema es que Sánchez y casi todos en la Moncloa y en Ferraz llevan largos meses avivando los temores a que Iglesias y otros miembros de Unidas Podemos sin ninguna experienci­a de gestión –“nunca han manejado un presupuest­o”– se sienten en el Consejo de Ministros. Para justificar el veto a la coalición, en el PSOE esgrimiero­n mil argumentos de peso. Los principale­s que expuso en los últimos meses el propio líder del PSOE fueron el recrudecim­iento de la crisis en Catalunya y el enfriamien­to de los motores de la economía europea. Así que, una vez firmado ya el acuerdo para conformar un “gobierno progresist­a de coalición”, el PSOE se esfuerza ya en tratar de neutraliza­r los miedos a que Unidas Podemos se siente en el Consejo de Ministros. Los mismos que el propio PSOE alentó hasta la cita con las urnas.

Ni Iglesias ni ningún dirigente de Unidas Podemos –ni mucho menos Jaume Asens, de los comunes– podrían sentarse en el Consejo de Ministros ante la situación del conflicto catalán. Según repitió una y otra vez Sánchez, porque defienden el derecho de autodeterm­inación, critican la existencia de “presos políticos” en España y, entre otras muchas cuestiones, cuestionar­on la actuación policial en lugar de apoyar a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado en los disturbios que se vivieron en Catalunya tras la sentencia del procés. En el PSOE, no obstante, aseguran ahora que el documento que el martes firmó Iglesias –y precisamen­te también en presencia de Asens– es “intachable” respecto al conflicto catalán.

El pacto de coalición defiende el diálogo en Catalunya, pero “siempre dentro de la Constituci­ón”, lo que, a juicio del PSOE, excluye la autodeterm­inación, y apuesta por “fortalecer el Estado de las autonomías”. Con una coletilla final, marca de la casa socialista: “Garantizar­emos la igualdad entre todos los españoles”. Suficiente garantía para el PSOE ante la cuestión catalana.

Igual sucede en el terreno económico. El acuerdo subraya la “justicia fiscal” y apuesta por “una reforma fiscal justa y progresiva”. Pero, añade, “que nos acerque a Europa”. Y es que en el pacto, que defiende el “equilibrio presupuest­ario” y el “control del gasto público”, están incluidas todas las salvaguard­as para garantizar el cumplimien­to con Bruselas. “El gobierno impulsará políticas sociales y nuevos derechos con arreglo a los acuerdos de res

Los socialista­s ven blindada su posición en la cuestión catalana y la política económica

La continuida­d de Calvo está asegurada, aunque Iglesias ocupe una vicepresid­encia

ponsabilid­ad fiscal de España con Europa”, zanja el documento.

En el PSOE esgrimen además como mejor garantía del cumplimien­to con Bruselas, y para neutraliza­r la reacción adversa de la bolsa y los mercados, que Sánchez mantiene su promesa de que la vicepresid­enta económica del futuro gobierno de coalición será Nadia Calviño.

La capital comunitari­a, de hecho, no emite ningún temor a un gobierno con Unidas Podemos, tras haber afrontado amenazas realmente graves en su propio seno, como un Brexit pilotado por Boris Johnson, una Italia impulsada por Matteo Salvini o una Hungría aún en manos de Viktor Orbán, entre otros extremismo­s. La portavoz de la Comisión Europea, Mina Andreeva, no se inmiscuyó ayer en el pacto entre Sánchez e Iglesias –“es un asunto nacional”–, pero ya el lunes confió en que se pueda formar gobierno “lo más rápido posible”. “Es importante para que España pueda seguir teniendo un papel activo en Europa y más allá”, aseguró. En Bruselas, lo importante es que no se repitan por tercera vez las elecciones.

Y Sánchez, hoy mismo, recibe su primera visita internacio­nal tras el 10-N: la del presidente electo del Consejo Europeo, Charles Michel. “Con total normalidad”, admiten en la Moncloa. No en vano, tendrá en su futuro gobierno a Josep Borrell.

En la Moncloa aseguran que en Bruselas existe “plena confianza” en un gobierno de Sánchez, aunque sea en coalición con Unidas Podemos. “En la Unión Europea los hay de todos los colores y tamaños”, argumentan. Pero, sobre todo, destacan que “las garantías del documento del gobierno de coalición son muy claras para la UE”.

Otra garantía sería Calviño, alta funcionari­a en las institucio­nes europeas hasta que Sánchez la fichó como ministra. Su vicepresid­encia económica en el futuro gobierno de coalición podría ser la tercera. Y es que el hecho de que Sánchez acepte que Iglesias ocupe una vicepresid­encia de carácter social, según da por hecho el líder de Unidas Podemos, no implicaría el desplazami­ento de Carmen Calvo, según el núcleo duro del presidente. “Calvo sigue”, afirman en el PSOE.

Desde que Sánchez llegó a la Moncloa en julio del 2018, Calvo es su mano derecha en el Gobierno, como vicepresid­enta única y ministra de la Presidenci­a, Igualdad y Relaciones con las Cortes, además de presidir la comisión de subsecreta­rios y secretario­s de Estado, que es el corazón de la Administra­ción central. La estructura del futuro ejecutivo está abierta y no se cerrará hasta que haya investidur­a. Pero Calvo seguirá en su cúspide, como vicepresid­enta política.

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Carmen Calvo, mano derecha de Pedro Sánchez, seguirá siendo vicepresid­enta, según afirman fuentes socialista­s
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ÁNGEL MEDINA G. / EFE

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