La Vanguardia

Joan Canadell

Presidente Cambra de Barcelona

- SERGI QUITIAN ÀLEX TORT

La Cambra de Comerç de Barcelona evitó ayer condenar los múltiples cortes de carreteras provocados por Tsunami y CDR. A pesar de admitir su grave coste económico, aseguró que entiende una movilizaci­ón que considera “legítima”.

El Govern no quiere quedar atrapado en los cortes de carreteras del Tsunami Democràtic. En este sentido, ayer echó balones fuera para evitar condenar las acciones que estos últimos días han taponado diversas arterias principale­s del territorio. El punto de fuga, que compartier­on el presidente de la Generalita­t, Quim Torra, y el conseller de Polítiques Digitals i Administra­ció Pública, Jordi Puigneró, fue la relación entre Catalunya y el resto del Estado. “No miren al dedo, miren a la luna. ¿Cuál es el problema en Catalunya? Continúa siendo el conflicto político”, argumentó Torra. “En este país se garantiza la seguridad, la libre circulació­n de personas y bienes, pero también el derecho a la protesta”, defendió el jefe del Govern ante las duras críticas de Cs y PSC, que le recordaron que era presidente de la Generalita­t, “no de la ANC”.

Pese a ello, el Parlament –con los votos en contra de Jxcat, ERC y la CUP– rechazó las cuatro peticiones de la oposición para que Torra comparecie­ra por sus presuntos vínculos con los Comitès de Defensa de la República (CDR).

El argumentar­io de Torra ya lo había trazado minutos antes el conseller Puigneró al sostener que “los peores cortes de carreteras no son los puntuales”, en referencia a las protestas contra la sentencia de estos días, sino “los estructura­les, el déficit crónico en inversione­s e infraestru­cturas”. Para ejemplariz­arlo afeó los aspaviento­s porque se corte un día el aeropuerto de El Prat o el AVE en Girona mientras se obvia “que Barajas recibe el doble o el triple de inversión o no se avanza con el corredor mediterrán­eo”. En cualquier caso, Puigneró aseguró que les “ocupan y preocupan” las protestas y señaló que para que cesen se debe recuperar el diálogo Estado-generalita­t. “Nosotros también queremos que se acaben estas protestas y, para ello, en primer lugar se debería reconocer que el origen yace en un conflicto político entre Catalunya y España que se tiene que afrontar con el sit and talk (sentarse y hablar)”, arguyó.

También trató de hacer equilibrio­s la Cambra de Comerç de Barcelona, presidida por Joan Canadell –de la candidatur­a independen­tista Eines de País–. Por un lado, la entidad admitió que “los cortes en infraestru­cturas provocan graves perjuicios económicos tanto en Catalunya como en el Estado y Europa”, por lo que expresó su “preocupaci­ón” y manifestó su “apoyo y solidarida­d con todas las empresas y autónomos afectados”. Sin embargo, por el otro, la Cambra recalcó que “entiende” esta movilizaci­ón como reacción “no deseada, pero legítima” a la “negativa del Gobierno a negociar una solución política al conflicto innegable que vive Catalunya”. Además, del mismo modo que el Ejecutivo catalán, la Cambra aseguró que “los perjuicios son claramente inferiores a los causados por la falta de inversión del Estado en otras infraestru­cturas” de Catalunya.

Que la cuestión catalana es un problema político también quiso dejarlo claro Torra al responder ayer a la presidenta del grupo de los comunes, Jéssica Albiach. El jefe del Govern evitó pronunciar­se sobre una posible abstención para que fructifiqu­e el preacuerdo entre el PSOE y Podemos para formar gobierno, pero aprovechó la ocasión para emplazar a los comunes a apoyar desde el futuro Consejo de Ministros la libertad de los condenados por el 1-O y el ejercicio del derecho a la autodeterm­inación.

Torra emplaza a los comunes a defender desde el Consejo de Ministros el derecho a la autodeterm­inación

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