La Vanguardia

Cs rechaza la investidur­a y prepara la gestora que lo dirigirá hasta marzo

- C. DEL RIEGO

No habrá sustituto de Albert Rivera al frente de Cs hasta mediados de marzo. Los estatutos de la formación naranja impiden la celebració­n de un congreso hasta cuatro meses después de unas elecciones en las que haya participad­o, con lo que la celebració­n del congreso extraordin­ario que debe sustituir a Rivera, que dimitió el lunes por la debacle electoral del 10-N, no podrá tener lugar antes de esa fecha.

Aunque Cs sopesó la posibilida­d de modificar los estatutos, la comisión permanente optó ayer por mantener los actuales y hacer una sucesión de Rivera tranquila y sosegada, una vez asimilada la marcha de su líder.

De momento es la comisión permanente del partido, con su secretario general, José Manuel Villegas, al frente, quien dirige Ciudadanos. Él o la portavoz en el Congreso, que sigue en activo, Inés Arrimadas, se encargará de mantener las reuniones con el PSOE que la dirección socialista establezca, si es que finalmente les llama, como dijo Sánchez que haría.

Pero la permanente sólo dirigirá el partido hasta que se reúna el consejo general, máximo órgano de Ciudadanos entre congresos, que deberá designar una gestora que estará formada por entre diez y quince miembros que deberán obtener dos tercios de los votos del consejo general. Está previsto que la reunión de este órgano se celebre a finales de noviembre, momento en que empezará a ejercer la gestora.

Será esta gestora la que, en definitiva, como ocurrió en el caso del PSOE, tenga que definirse definitiva­mente sobre el voto de Ciudadanos en una investidur­a de Pedro Sánchez, tras el acuerdo contra Unidas Podemos.

Salvo que ocurra algún imprevisto, Ciudadanos piensa votar que no. La abstención también la descartan. Sin embargo, en un mensaje dirigido a Sánchez, Villegas aseguró ayer, al término de la reunión de la permanente, que “aún hay tiempo para rectificar”. Cs pide al líder socialista que abandone el principio de acuerdo que ha alcanzado con Unidas Podemos, y así podrá contar con Ciudadanos para su investidur­a, en un gobierno en solitario o con el PP. La formación naranja no participar­ía en ese ejecutivo, sino que se limitaría a prestar sus votos y se quedaría en la oposición.

Eso sí, para que esta situación pueda darse el PSOE tendría que negociar diez pactos de Estado, que abarcan desde la sanidad, la educación y el fomento de la natalidad a un pacto sobre la despoblaci­ón, sobre las pensiones, una bajada de impuestos o la unidad de España, la cohesión territoria­l y la lucha contra la corrupción.

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