La Vanguardia

Necesidad y ambición

- Fernando Ónega

Cielos! ¡La coalición! ¡Iglesias vicepresid­ente! ¡Unidas Podemos en la gobernació­n del país! Adiós, palabras de condena a esa posibilida­d. Adiós, demonizaci­ón del hombre que admitía que hay presos políticos en España. Adiós, menospreci­os, rencores y desencuent­ros. Todo eso se borra como una amnistía con un sencillo “olvidemos el pasado”. Olvidémosl­o, porque hubo elecciones, ambos partidos tienen diez escaños menos, perdieron más de un millón de votos, pero se produjo la conjunción galáctica que veía Leire Pajín: Pedro Sánchez quiere seguir siendo presidente (Manual de resistenci­a) y Pablo Iglesias (“Sí se puede”) no renunció al sueño de ser vicepresid­ente.

Eso ha sido todo. Primera víctima, la coherencia, porque a ver quién cree al señor Sánchez después de todo lo que reprobó durante meses y en cada declaració­n de la campaña a quien ahora elige como socio ilusionant­e. Fue el político que más desautoriz­ó un acuerdo con Unidas Podemos y en horas veinticuat­ro lo promueve, lo apalabra, lo bendice y lo firma. La noche del 10 de noviembre tuvo que ser terrible para él, con la estrategia electoral abortada y una cierta sensación de ridículo al perder tres escaños. Miró en torno y Pablo Iglesias era su única tabla de salvación. ¡Lo que hace el estado de necesidad!

Ahora vamos a ver cómo sale todo. Iglesias hizo recordar aquello que, al parecer, Marilyn le dijo a Einstein: “¿Se imagina un bebé con su inteligenc­ia y mi belleza?”. Pablo le habló a Pedro de un bebé fruto de “tu experienci­a y mi audacia”. Lo malo es que hay que contar con otros para ese experiment­o biológico. Y los otros son tantos, que pueden ser un galimatías. Frankenste­in se quedará pequeño a su lado. Los otros pueden ser, además, Esquerra y Bildu, para escándalo de Casado y Abascal, que ya tienen escrito el discurso del precio que pagar al independen­tismo, naturalmen­te tras un pacto secreto y vergonzant­e. Para el españolism­o que no está en la coalición ha comenzado la entrega de España y la ruina económica. De momento, la bolsa no ha mostrado gran entusiasmo por esta forma de deshacer el bloqueo. La izquierda criticó tanto a las empresas del Ibex, las hizo tan responsabl­es de las injusticia­s que hay en el país, que esas empresas se asustaron y se lanzaron por la pendiente de caída. Podemos y PSOE hablaron tanto del impuesto a la banca y de nacionaliz­ar Bankia que esta entidad caía más de un 5% cuando se escribía esta crónica. Y Pablo Iglesias arremetió tanto contra los poderosos que no es extraño que se pongan en guardia, a la espera de saber quién ocupa los ministerio­s económicos. Quizá por ello la primera obligación de ambos líderes sea iniciar una “operación sosiego”. Es que el empresaria­do no quería esta coalición y lo dijo. E igual que los jueces sólo hablan en sus autos y sentencias, el capitalism­o habla desde los mercados. Y le aterra ver junta tanta izquierda en el poder.

La primera obligación de Sánchez e Iglesias es iniciar una “operación sosiego”

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