La Vanguardia

Elecciones, diálogo y economía

- Xavier Vives

Las elecciones del 10 de noviembre han mantenido y ampliado la situación de bloqueo y han polarizado más el Congreso de los Diputados, en el que el partido de extrema derecha, Vox, ha más que doblado su representa­ción. La formación abanderada del anticatala­nismo y de la crispación, Ciudadanos, ha sido sustituida por la marca más auténtica del nacionalis­mo español, Vox. Todo ello fruto del error de cálculo de Pedro Sánchez al convocar elecciones sin anticipar la reacción en Catalunya a la sentencia del procés, y la contrarrea­cción españolist­a, agravada por la respuesta al traslado de Franco del Valle de los Caídos.

La campaña electoral nos ha inundado con medias verdades, mentiras y mala educación, sobre todo en los debates, broncos y de bajo nivel. A ello hay que añadir la voluntad de echar leña al fuego por parte de irresponsa­bles políticos. La culminació­n de los despropósi­tos fue la propuesta de Vox en la Asamblea de Madrid, aceptada por parte de PP y Ciudadanos, de ilegalizar los partidos “separatist­as”, así como la tolerancia general mostrada hacia el partido de la extrema derecha. Catalunya ha sido el tema central de la campaña en una competenci­a aparente para ver quién crispaba más el ambiente. En relación con la economía, tampoco se han quedado cortos nuestros candidatos. La poca claridad que han tenido los votantes sobre los programas electorale­s, distinguie­ndo la izquierda y la derecha, ha sido en si subir o bajar impuestos. Pero ningún tema quizás se ha utilizado tan torticeram­ente como la inmigració­n. Ya vimos que esta fue una cuestión crucial en el voto del Brexit. ¿En qué pueden contribuir los economista­s en este panorama?

John Maynard Keynes, en una frase muy citada, afirmaba en las notas finales de su Teoría general que “los hombres prácticos, que se creen exentos de cualquier influencia intelectua­l, son usualmente esclavos de algún economista difunto”. Pero las ideas económicas pueden ser buenas o malas. Abhijit Banerjee y Esther Duflo, flamantes galardonad­os, junto a Michael Kremer, con el premio Nobel de Economía por sus avances en la lucha contra la pobreza en el mundo, acaban de publicar un libro que nos ilumina sobre la contribuci­ón de la economía a mejorar la vida de las personas, exponiendo las malas ideas que acaban perjudican­do el bienestar social. Un ejemplo de idea perniciosa que gana adeptos es que permanecer abierto a la inmigració­n destruirá nuestras sociedades. En Estados Unidos, en el Reino Unido, en Italia, en el Este de Europa, en... esta idea simple y equivocada gana terreno, y polariza la sociedad. Posiblemen­te, también en Murcia, donde Vox ha sido el partido más votado.

Los autores insisten en que no hay otro camino que ser escéptico frente a soluciones milagrosas, cuestionar la evidencia y ser paciente con la complejida­d del mundo y honesto sobre lo que sabemos y lo que no sabemos. También apuntan que la tribalizac­ión de las opiniones sobre los grandes temas sociales no deja espacio para el diálogo, ni para la evidencia, ni para el raciocinio. Nos dejan en un círculo vicioso que alimenta la desconfian­za entre grupos y erosiona la democracia. Las redes sociales han contribuid­o a la división, a la expansión de los falsos rumores, y a la creación de cámaras de eco donde cada grupo escucha sólo sus propias opiniones. El resultado es el voto por lealtad tribal en lugar de una considerac­ión de programas y prioridade­s. El análisis económico debe contribuir al diálogo, pero Banerjee y Duflo apuntan que los economista­s que aparecen en los platós de televisión no son, en muchas ocasiones, los que han estudiado en profundida­d los temas, y que la mejor economía no es ni estridente ni televisiva.

Entre las reformas económicas y políticas necesarias para modernizar España, destaca la organizaci­ón del Estado y el obsoleto e ineficient­e sistema de financiaci­ón autonómico. Dos elementos cruciales en la cuestión catalana, que sigue siendo el primer problema que resolver. No es lugar aquí de repetir la lista de reformas necesarias para mejorar la productivi­dad, combatir la pobreza y la desigualda­d, y preparar la economía para hacer frente a una desacelera­ción. Pero sin ellas la estabilida­d económica peligra.

El trabajo de los premios Nobel de este año nos indica que las propuestas de los economista­s pueden ser efectivas en conseguir los objetivos sociales perseguido­s. Además, pueden contribuir a que el diálogo entre posiciones contrapues­tas se haga de manera rigurosa e informada y ayude a superar divisiones. Podrían ser de utilidad en un contexto donde para abordar la cuestión catalana o la agenda de reformas inexcusabl­emente se deberán formar coalicione­s para superar la situación de bloqueo. Una coalición Psoe-unidas Podemos ya está en marcha con un preacuerdo, la cuestión es si se puede avanzar en la resolución de los problemas fundamenta­les con la oposición del PP.

Las propuestas de los economista­s pueden ser efectivas en conseguir los objetivos sociales

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JAVIER LIZÓN / EFE
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