La Vanguardia

La libertad de los otros

- Lluís Foix

El derecho a manifestar­se está garantizad­o y se ejercita con una frecuencia continuada en todo el país. Vivimos tiempos muy tensos y las manifestac­iones se convierten a veces en choques contra la policía y en muchos casos perjudican seriamente los intereses de otros ciudadanos.

No creo que beneficie a nadie cortar el paso de la frontera con Francia durante uno o dos días. Ni bloquear las principale­s entradas y salidas de Barcelona como ocurrió en la noche del martes con la Meridiana, la Diagonal y la Gran Via, cerradas durante varias horas.

Centenares de camiones atrapados con su carga de productos exportados a Europa, quinientos coches pasando la noche inmoviliza­dos, un fuerte contingent­e de Mossos esperando instruccio­nes del Govern, fuegos de campamento para combatir el frío y unos miles de manifestan­tes impidiendo la movilidad son imágenes que evidencian una desproporc­ión entre los objetivos de las manifestac­iones y los daños colaterale­s a personas que son privadas de la libertad de trabajar y de circulació­n.

El president Torra defendió el derecho de manifestac­ión, como ocurrió con los taxistas que paralizaro­n la Gran Via durante muchos días o los activistas que intentaron ocupar el aeropuerto hace unas semanas. Pero un gobierno tiene que defender el interés general y facilitar la movilidad en puntos tan cruciales como las fronteras por donde circula la riqueza de un país.

La reacción de la Gendarmerí­a fue expeditiva cuando decidió desalojar a los manifestan­tes que paralizaro­n la autopista por la vertiente francesa. En el largo conflicto con los chalecos

amarillos, según informaba Le Monde el pasado día 8, el balance es de 10.000 detenidos, 3.100 condenados y 400 penas de prisión firme.

La naturaleza de los conflictos es diferente, sin embargo, lo que es común en los países democrátic­os es la libertad para manifestar­se, pero sin causar daños físicos o materiales a ciudadanos ajenos a los litigios en cuestión. ¿Quién pagará los daños causados?

El independen­tismo pide diálogo y política para tratar el conflicto catalán. Mucho me temo que mientras el país no recupere la serenidad, o no haya una cierta unidad en el independen­tismo, será difícil acercarse a una mesa para plantear y discutir las posiciones que ahora están tan alejadas. Los CDR amenazan con “independen­cia o barbarie”. Es un camino a ninguna parte.

No creo que beneficie

a nadie cortar la frontera o impedir la movilidad ciudadana

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain