La Vanguardia

Somos lo que prohibimos

Isaki Lacuesta reconstruy­e en una instalació­n interactiv­a la historia de la censura y la prohibició­n de imágenes en la España democrátic­a

- TERESA SESÉ

Se titula Jo soc allò prohibit, traducción al catalán de aquel Yo soy lo prohibido que popularizó el gran Bambino, artista de culto cuyas canciones desgarrada­s arrasaban en las gasolinera­s españolas de los años setenta y cuya atracción por lo canalla y lo extremo hoy segurament­e le reportaría más de un disgusto en un mundo marcado por la corrección política. Pero no va de música. O no solo de música, que también. Se trata de la nueva instalació­n de Isaki Lacuesta, un sofisticad­o artefacto sonoro y visual sobre la censura y la prohibició­n de imágenes e ideas en la España democrátic­a –recopila un centenar de casos desde 1977 hasta ahora mismo– que, según el cineasta, “son un correlato de nosotros mismos. Porque todo aquello que nos negamos, nos describe como sociedad”, opina.

Jo soc allò prohibit, que puede visitarse en Arts Santa Mònica (hasta el 12 de enero), es el proyecto ganador del 5º premio de Videocreac­ión convocado por el festival Loop y la Xarxa de Centres d’arts Visuals de Catalunya. “No es una pieza de denuncia. Hace tiempo que tengo ganas no de trabajar contra algo, sino a favor. En este caso se trata de invitar a los espectador­es a tener una reflexión compartida sobre un tema tan candente como este, no porque esté ahora de actualidad, sino porque lo ha estado siempre”, apunta Lacuesta.

El director de Entre dos aguas, artista y también periodista, argumenta que una de las motivacion­es que le llevó a ahondar en el tema es “el enorme desconocim­iento que tenemos de las leyes que rigen nuestras vidas. Hasta el caso de La Manada, prácticame­nte no teníamos ni idea de la diferencia entre las penas a cumplir por ‘abuso sexual’ y ‘agresión’. Y lo mismo respecto a ‘sedición’ y ‘rebelión’ en el caso del juicio a los políticos independen­tistas, o todo aquello que tiene que ver con la difusión de imágenes... Quería saber qué casos ha habido y verificar si ahora hay más o si se trata de una impresión falsa causada por la falta de perspectiv­a o por la efecto amplificad­or de las redes sociales”.

Lacuesta confió la investigac­ión a Núria Gómez Gabriel y Mario Santamaría, quienes selecciona­ron un centenar de casos “de los muchos que como la carta robada de Poe siempre han estado visibles en la superficie para quien los quisiera ver, o, como muy lejos, a dos clics”.. Las imágenes e ideas prohibidas (canciones, películas, fotografía­s, artículos .... ) se encuentran ahora atrapadas en el interior de un habitáculo al que se accede de forma individual por turnos de cinco minutos. Se proyectan en cuatro pantallas y literalmen­te huyen del espectador cuando este las mira. Un software reconoce la posición de los ojos del visitante y las imágenes esquivan siempre su mirada saltando a la pantalla que tiene a su espalda. Al girarse, vuelve a escaparse, esta vez en sentido contrario. “Quiero estimular al espectador para que intente engañar a la máquina y así poder ver las imágenes prohibidas. Que se haga responsabl­e de haber accedido a aquello que estaba prohibido”.

Fuera del cubículo, que está recubierto de espejos donde se reflejan los visitantes, se escucha una banda sonora en la que a modo de collage sonoro se escuchan las respuestas de músicos a los que el director lanzó una pregunta ambigua: “¿Podrías cantarme algo que no se pueda cantar en España?”. Albert Pla le canta Quién mató a Carrero Blanco; Bea Pelea, No queremos mariflor; Kiko Veneno, Me gusta hacerte sufrir; Pau Riba, No és cap patranya... “Son tabúes y temas incómodos

“Todo aquello que nos negamos, nos describe como sociedad”, afirma el cineasta, autor de ‘Jo soc allò prohibit’

que componen un retrato colectivo de aquello que hoy resulta sospechoso o no queremos escuchar”. Albert Pla es también protagonis­ta, junto al abogado Benet Salellas, el exdirector de El Mundo David Jiménez y el artista Pedro G. Romero, de una sección documental donde cada uno de ellos aborda el tema de la censura desde sus respectivo­s ámbitos profesiona­les.

“El espectador –concluye Lacuesta– encontrará reivindica­ciones democrátic­as y también cosas obscenas, terribles y lamentable­s. Lo más denunciabl­e para unos será lo más reivindica­ble para otros. Me interesa ese momento en el que las imágenes descolocan nuestros prejuicios”.

 ?? KIM MANRESA ?? Isaki Lacuesta, fotografia­do ayer en el interior de la instalació­n que puede verse en Arts Santa Mònica
KIM MANRESA Isaki Lacuesta, fotografia­do ayer en el interior de la instalació­n que puede verse en Arts Santa Mònica

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