El Madrid recupera prestigio
El Barça cae en el Wizink en un clásico indescifrable que cambió varias veces de color
Real Madrid 86
Barça 76
Real Madrid: Campazzo (13), Deck (13), Taylor (8), Randolph (16), Tavares (2); Mickey (12), Llull (6), Causeur (0), Laprovittola (4), Rudy Fernández (6) y Garuba (6).
Barça: Hanga (5), Higgins (7), Smits (2), Mirotic (19), Davies (0); Delaney (9), Kuric (12), Ribas (4), Tomic (13) y Oriola (5).
Demasiadas facilidades concedió el Barça a su eterno rival en el primer gran clásico de la temporada. Una derrota que esta vez sí debe suponer un serio aviso. Las desconexiones en partidos de este nivel se pagan muy caro y más si son contra un Real Madrid que parece tener más ganas que nunca al conjunto blaugrana. El equipo de Pesic desperdició en el Wizink una magnífica oportunidad para liderar en solitario la Euroliga y, sobre todo, para mandar un rotundo mensaje a Europa. No se lo permitió el Madrid de Laso, que se vio obligado a ganar dos veces el clásico y sumó un triunfo de prestigio tras un inicio algo titubeante en la máxima competición continental.
Fueron muchos los regalos que hizo el Barça. Demasiados. Se recuperó de un primer cuarto de pesadilla como sólo es capaz de hacerlo un equipo campeón pero después volvió a regalar el tercer parcial y fue incapaz de obrar un segundo milagro. El equipo de Pesic se desconecta con demasiada facilidad de los partidos, ya le ocurrió en Milán, y el enorme talento del que dispone en la plantilla no le da siempre para tapar esos agujeros. El Barça no se puede permitir regalar tantos minutos ante rivales de la entidad del Madrid y más aún cuando tiene tantas bajas de peso. Un cóctel al que ayer se le añadió el peor partido de Davies desde su aterrizaje en el Palau, absolutamente empequeñecido ante el gigante Tavares, irreconocible el siempre fiable norteamericano que acabó con su hoja de servicios a cero. Sin puntos.
El partido suponía el esperado regreso Mirotic con la camiseta blaugrana a la capital. Se quedó afónico el Wizink recordándole lo mucho que le quiere. Un infierno que pareció afectar al de Pogdorica al inicio por mucho que anotara su primer tiro, un triple en el primer ataque blaugrana. Claro que viendo el rendimiento de pesadilla del Barça en el primer cuarto quizás no fue cosa de los abucheos sino más bien de una terrible puesta en escena de los blaugrana, que encajaron un primer parcial de 15-0 para empezar. Intolerable el inicio para un equipo de este nivel. Garuba certificaba una herida que parecía incurable (30-9, minuto 10) ante un equipo blaugrana absolutamente difuminado, sin soluciones de ningún tipo. Hanga estuvo muy obtuso en la dirección, evidenciando que en partidos de máximo nivel el Barça necesita recuperar a sus especialistas. Si Davies acabó sin anotar, Higgins maquilló su estadística con 7 puntos, aunque no se estrenó hasta a siete minutos para el final. Demasiado lastre el que arrastró el Barça.
Pero los clásicos en el Wizink son de aquellos dignos de que Netflix se inspire para rodar una serie de terror, con la última final de Copa como máximo exponente. Lo de ayer no tuvo tanto dramatismo pero también resultó indescifrable. Sobre la lona, sin aire, el Barça se transformó en el segundo cuarto de una manera inverosímil, al ritmo de los triples de Delaney y de la –poco habitual– agresividad en ataque de Tomic que condujeron a un parcial de 0-18 caído del cielo. Tras un espantoso 4 de 14 en tiros de campo en el primer parcial, el equipo blaugrana fue capaz de no fallar ningún tiro de dos en el segundo y anotar 36 puntos para irse al descanso con ventaja (48-50).
Igualadas las fuerzas, se presumía una batalla descomunal en la segunda mitad, con dos colosos frente a frente pero el 15-0 del Madrid para empezar el tercer cuarto desbarató todas las previsiones. Taylor defendía bien y atacaba mejor. Campazzo minimizaba a Hanga. El partido se le escapaba al Barça. Ya en el cuarto final llegó el último intento de reacción blaugrana coincidiendo con la activación anotadora de Higgins. Un espejismo. Una falta de Mirotic sobre Llull, que uno de los árbitros había señalado en ataque del madridista, finiquitó el clásico y los tapones de Tavares certificaron el triunfo blanco. Una derrota de aquellas que obligan a Pesic a corregir muchas cosas. Eso sí, el coliderato europeo, compartido con otros cuatro equipos, sigue siendo blaugrana. Un punto de partida para mirar hacia delante.
Los blaugrana superaron un inicio de pesadilla (30-9) pero se volvieron a bloquear tras el descanso
PARA OLVIDAR
Tavares se comió a Davies, que acabó con 0 puntos en su peor partido desde que aterrizó en el Palau