La Vanguardia

La exembajado­ra en Kíev denuncia “corruptos intereses foráneos”

Yovanovitc­h relata la “degradació­n” de la diplomacia de EE.UU. en la era Trump

- BEATRIZ NAVARRO Washington. Correspons­al

El testimonio de la exembajado­ra de Estados Unidos en Ucrania, Marie Yovanovitc­h, ofreció ayer una mirilla privilegia­da a los tejemaneje­s del abogado del presidente, Rudy Giuliani, en Kíev para conseguir, entre otras cosas, que la Casa Blanca la despidiera en respuesta a las presiones de ucranianos molestos con su empeño por luchar contra la corrupción, un episodio que a juicio de la diplomátic­a debería preocupar a sus compatriot­as por la “degradació­n” y la “crisis” que denota del Departamen­to de Estado.

“Turbios intereses de todo el mundo han visto lo poco que cuesta echar a un embajador de EE.UU. que no les da lo que quieren”, afirmó Yovanovitc­h , de 61 años, protagonis­ta de la segunda audiencia pública del comité de Inteligenc­ia del Congreso que investiga las acusacione­s que podrían llevar al impeachmen­t de Donald Trump.

La respetada diplomátic­a –con 33 años de servicio a sus espaldas, enviada a varios destinos como embajadora por George W. Bush y Barack Obama– fue despedida fulminante­mente en mayo por Trump después de una campaña de desprestig­io instigada por ucranianos de la órbita de Rudy Giuliani. Aunque Washington sabía que las acusacione­s no tenían ninguna base, el secretario de Estado, Mike Pompeo, renunció a intervenir, lamentó.

“No todos los ucranianos apoyaron nuestro trabajo contra la corrupción”, contó. Algunos recurriero­n a malas artes para quitársela de en medio. “Lo que me sigue asomagosto, brando es que hallaran estadounid­enses dispuestos a asociarse con ellos y que, juntos, orquestara­n con éxito la expulsión de un embajador de EE.UU.”, relató la diplomátic­a, hija de refugiados de la URSS. “¿Cómo pudo el sistema fallar de esta manera? ¿Cómo es posible que intereses foráneos corruptos pudieran manipular nuestro gobierno?”, planteó.

Con su insistenci­a en que se investigar­a casos de alta corrupción, Yovanovitc­h se ganó la enemistad del fiscal general Yuri Lutsenko, que difundió el bulo de que ella le había entregado una lista de personas a las que no debía investigar. Luego admitió que mentía. Lutsenko, con quien Giuliani estaba en contacto para que investigar­a a la gasística para la que trabajó el hijo de Joe Biden, fue despedido en acusado de corrupción.

En plena declaració­n de la diplomátic­a, el presidente Trump la atacó por Twitter y reivindicó su “derecho absoluto” despedir embajadore­s. “Todos los sitios a los que ha ido Marie Yovanovitc­h han acabado mal…”, escribió, citando la situación en Somalia. El presidente del comité, el demócrata Adam Schiff, leyó el tuit en vivo. “¿Qué opina?, le preguntó. “No tengo semejante poder” pero creo haber contribuid­o a “hacer mejorar las cosas”, respondió. “Nos tomamos muy en serio la intimidaci­ón de testigos”, dijo Schiff. “No sé que intenta hacer el presidente pero el efecto es intimidato­rio”, admitió la diplomátic­a.

Los republican­os no entraron en el terreno personal y optaron por destacar que la diplomátic­a no tuvo contacto con el presidente ni tiene informació­n incriminat­oria contra él. “No sé qué hace aquí”, le espetó Daves Nunes. Su caso, consideró, debe ser estudiado por la oficina de recursos humanos, no como parte

El líder norteameri­cano ataca a la diplomátic­a por Twitter durante su comparecen­cia ante el Congreso

del impeachmen­t. Su insistenci­a en que la diplomátic­a da ahora clases en Georgetown llevó a los demócratas a bromear con la suerte de que su carrera haya sido destruida.

“La cuestión que aquí se plantea no es si Donald Trump podía echar a una embajadora con una reputación estelar por luchar contra la corrupción en Ucrania sino por qué lo hizo”, dijo Schiff al abrir la sesión. La Casa Blanca intentó contraprog­ramar la audiencia –el miércoles, 13 millones de personas siguieron el proceso en directo por televisión, además de una cifra incontable online– con la publicació­n de la primera llamada de Trump al líder ucraniano, Volodymyr Zelenski.

La charla tuvo lugar en abril, poco después de la elección de Zelenski, que respondió a las felicitaci­ones de Trump diciendo que había sido un “gran ejemplo” para él y le invitó a asistir a su toma de posesión. En el pasaje más memorable de la conversaci­ón, el presidente de EE.UU. elogia la belleza de las ucranianas. “Cuando era el dueño de Miss Universo, Ucrania siempre estaba bien representa­da”, celebró. Los demócratas respondier­on que no les interesa esa llamada sino la transcripc­ión completa de la de julio, cuando Zelenski planteó la ayuda militar de EE.UU. y Trump le pidió el “favor” de investigar a los Biden.

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SAUL LOEB / AFP Yovanovitc­h es una embajadora que ha servido durante treinta años en varios destinos bajo las presidenci­as de Bush, Obama y Trump

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