La Vanguardia

El metro se adentra en la Zona Franca tras cuatro años atascado

Una de las cuatro estaciones del viaducto de la L10 abrirá en el primer trimestre del 2020

- DAVID GUERRERO

El metro circula por el viaducto que se alza en el tramo central de la calle A desde hace cerca de cuatro años pero los trabajador­es del polígono de la Zona Franca no han podido nunca subirse al tren. La infraestru­ctura se finalizó en el 2015 y los metros de las líneas 9 y 10 sur pasan de camino a las cocheras pero el dinero nunca llegó para poner en marcha las estaciones elevadas de la zona industrial.

Ya nadie las esperaba hasta dentro de unos cuantos años. Como mínimo hasta el 2022, tal y como recogía el último cronograma presentado por la Generalita­t, que enmarcaba las obras de las estaciones del viaducto de la Zona Franca junal to al tramo central de la línea 9. Pero una carambola en forma de remanentes de tesorería de la construcci­ón de las estaciones de la línea 10 ya abiertas ha permitido a la Conselleri­a de Territori rascar 3,5 millones de euros de aquí y de allí para finalizar al menos las obras de una nueva estación.

La agraciada es la parada que lleva el nombre de Zona Franca a secas, originalme­nte bautizada como Zona Franca Litoral. Se trata de la primera de las cuatro estaciones de la línea 10 que hay en el viaducto que se adentra en el polígono de manera horizontal en la parte más cercana al puerto. La intención del Gobierno catalán es poder inaugurarl­a durante el primer trimestre del 2020, una vez se hayan acabado los trabajos necesarios para abrirla público. Las escaleras mecánicas y los ascensores ya están puestos, las validadora­s también... apenas faltan unos retoques y las correspond­ientes pruebas de circulació­n.

La estación Zona Franca de la línea 10 será la primera sobre un viaducto del metro de Barcelona. La más parecida es Mercat Nou, de la línea 1, que también está en altura pero encajonada en el recorrido subterráne­o. El caso de la Zona Franca es más espectacul­ar, con un viaducto de 6,5 metros de altura que ofrece unas magníficas vistas de Montjuïc y de plaza Europa aunque a cambio de una corriente de viento que hará desear el paso del metro lo antes posible.

La estación se caracteriz­a por su sobriedad. En este caso no lleva la firma del popular arquitecto japonés Toyo Ito, como en las estación de Foc bajo el paseo de la Zona Franca y de Fira en la L9, sino que se ha apostado por un estilo más sencilla y, sobre todo, resistente a las inclemenci­as meteorológ­icas correspond­ientes a una instalació­n al aire libre. Con todo, entre la inversión inicial y la actual, la nueva estación ha supuesto una inversión total de alrededor de 40 millones de euros.

Se calcula que la nueva parada contará con unos 3.600 pasajeros diarios, que ayudarán a superar los 18.000 pasajeros diarios actuales que registra la línea 10 sur, con ocho estaciones en funcionami­ento una vez se haya abierto Ciutat de la Justícia en l’hospitalet y la del viaducto. “Es una estación que servirá a la economía productiva del país”, celebró el conseller de Territori, Damià Calvet, durante una visita realizada ayer a las obras.

La entrada en funcionami­ento de la L9 en el otro extremo del polígono, dando servicio a puntos estratégic­os como Mercabarna, ha transforma­do los hábitos de movilidad de miles de trabajador­es. Previsible­mente esta nueva estación hará lo mismo en su área de influencia, donde se sitúan precisamen­te las oficinas centrales de

Transports Metropolit­ans de Barcelona (TMB), así como el Àrea Metropolit­ana de Barcelona (AMB), que siempre han estado dejadas de la mano de Dios y con un difícil acceso en transporte público para los ciudadanos.

La concejal de Movilidad del Ayuntamien­to y presidenta de TMB, Rosa Alarcón, puso de relieve que la futura inauguraci­ón llegará poco después de la entrada en vigor de la Zona de Bajas Emisiones, con restriccio­nes a los vehículos más contaminan­tes. “En un momento en el que pedimos un compromiso a los ciudadanos para dejar el coche en casa, el esfuerzo se acompaña también por parte de la administra­ción desarrolla­ndo la red de metro”, resumió Alarcón.

Las otras tres estaciones pendientes del viaducto erigido a lo largo de la calle A necesitará­n una inversión de 11 millones de euros. “Durante los últimos años hemos trabajado en unas condicione­s externativ­as cepciones desde un punto de vista económico y financiero, ahora tenemos que esperar a ver cómo lo hacemos en el marco del presupuest­o del 2020”, reconoció Calvet con cautela. Una de las fórmulas ales utilizar remanentes sin ejecutar de un lado y de otro, como se ha hecho en la estación de Zona Franca, para ir poniendo en marcha el resto del viaducto sin tener que esperar a la llegada del crédito del Banco Europeo de Inversione­s (BEI) por valor de 740 millones de euros, aunque tener presupuest­os aprobados sería la fórmula más fácil y directa.

La financiaci­ón ya está aprobada a nivel técnico pero la institució­n europea no hará efectiva la transferen­cia del dinero hasta que la Generalita­t sea capaz de aprobar los correspond­ientes presupuest­os en los que se incluya la documentac­ión con la previsión plurianual de retorno del crédito. Por eso, Calvet aprovechó ayer para pedir a las formacione­s políticas que hagan todo lo posible para aprobar las cuentas de la Generalita­t del año que viene y poder finalizar así el tramo central de la L9 y las estaciones que faltan de la L10.

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MANÉ ESPINOSA Con altura. La nueva parada de metro será la primera de Barcelona abierta sobre un viaducto, un tipo de construcci­ón que abarata considerab­lemente los costes
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