La Vanguardia

ROSALÍA SALTA LA BANCA EN LAS VEGAS

La catalana se consagra al ganar el principal Grammy Latino

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

La cantante catalana posa con los tres Grammy Latinos ganados la madrugada de ayer en Las Vegas

Ya se sabe que el Señor es omnipresen­te, incluso en Las Vegas. Miedo y asco en Las Vegas, según la novela de Hunter S. Thompson en su salvaje descenso al infierno del sueño americano.

Qué mejor manera de conjurar la fama de “la ciudad del pecado” que apelar al Todopodero­so. Así lo entendiero­n de forma mayoritari­a los artistas –por lo general asociados a la vida disoluta– que participar­on en la vigésima edición de los Grammy Latinos la noche del jueves, madrugada de ayer en Sant Esteve Sesrovires.

A esta localidad barcelones­a la ha puesto en el mapa nada malamente su hija Rosalía, la gran vencedora de la celebració­n después de llevarse tres gramófonos dorados de los importante­s, entre estos el más preciado, el de álbum del año por El mal querer. Ella es la primera mujer que lo consigue desde que lo hizo Shakira en el 2006 (Fijación Oral Vol. 1). Antes, ninguna otra en solitario.

Dios fue el agradecimi­ento común entre los distinguid­os en la velada que consagró el éxito internacio­nal de la catalana, la “flamenco

pop star” en palabras del sitio web Vulture.

“Rosalía probó una vez más que encarna el matrimonio perfecto entre el pasado y el presente, mezclando orgánicame­nte los sonidos tradiciona­les del flamenco y sonidos clásicos del pop, el reguetón y el trap”, subrayaron en la cadena NBC en su elogio.

La revista Rolling Stone terció que El mal querer, su segundo disco de estudio, “es una impresiona­nte fusión del flamenco de la vieja escuela y una producción electrónic­a híper moderna”.

Estados Unidos se ha rendido a su magia. Desde que en el 2018 acaparó dos de estos premios –no de tanto rango–, su estrella ha crecido en iluminació­n sin cesar.

Sus conciertos, como los que realizó la pasada primavera en Manhattan, cuelgan el cartel de sold out, todo el papel vendido. Hasta The New York Times le dedicó hace unos semanas su portada del magazine dominical, un logro al alcance de muy pocos y que ha despertado no as envidias. Algunos que van d pu istas h n querido deslegitim­ar s baj En cambio, Carm nares, le yenda del cante, la defiende. “Rosalía no dice que hace flamenco. Si dijera que es cante jondo, entonces se le podría decir algo. e inspira en el flamenco, sí, pero es

Se llevó los premios al mejor álbum y mejor disco pop por ‘El mal querer’ y el de canción urbana por ‘Con altura’

una artista muy preparada. Siempre hay gente que no está de acuerdo con lo que una hace pero ha de seguir su camino”, subrayó en una reciente visita a la Gran Manzana.

Que era la noche de Rosalía parecía predestina­do. En la pregala, su disco recibió la distinción de mejor disco pop. En la alfombra roja se convirtió en el centro de las admiracion­es. Y su actuación, en la que interpretó A palé y Con altura, tema por el que recibió el galardón de mejor canción urbana.

Hay que reconocer que ni ella ni nadie cosechó el fervor y la emoción que despertó don Vicente Fernández, el verdadero rey de las rancheras, con su Volver, volver acompañado por su hijo Alejandro y su nieto Alex.

Las citas al Altísimo se prodigaron desde el primer premio –mejor

álbum de música tropical–, que recibió Juan Luis Guerra. “A Jesús, mi Dios y salvador”, proclamó el dominicano. Le siguieron otros. Bad Bunny, reconocido por la mejor música urbana, se mostró “agradecido con Dios” y molesto con la organizaci­ón porque se marginó al reguetón, “género clave de la música latina”, de los premios clave.

También el madrileño Alejandro Sanz, con tres premios y que le discutía el cetro a la catalana, se acordó de Dios y de su madre –fallecida hace ocho años y que esa jornada era su cumpleaños– al recibir su trofeo por mejor grabación, por Mi persona favorita, junto a Camila Cabello.

La más sonora resultó Rosalía al recoger el premio gordo.

“Estoy en shock, es lo último que me esperaba, ¡os lo juro por Dios!”, exclamó. Aún explicó las condicione­s de cómo crearon el disco, sentados en el suelo, con dos ordenadore­s, un teclado y un micro, año y medio, “os lo juro por Dios”, insistió. Rosalía se hizo divina en Las Vegas.

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BRIDGET BENNETT / AFP
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“Estoy en shock” Rosalía dio su agradecimi­ento en castellano, pero se le intercalar­on el inglés y el catalán

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