La Vanguardia

El Gobierno rebaja el tono para evitar que Esquerra dinamite la investidur­a

La Moncloa garantiza diálogo en Catalunya, “frente a las fórmulas del pasado”

- JUAN CARLOS MERINO

El Consejo de Ministros no aprobó ayer ningún nuevo incidente de ejecución de sentencia

Celaá esgrime al poeta Margarit: la convivenci­a “necesita mucha más poesía y menos fuego”

La primera reunión del Consejo de Ministros tras las elecciones del 10-N no cursó ningún nuevo incidente de ejecución de sentencia ante el Tribunal Constituci­onal (TC) contra resolucion­es o acuerdos del Parlament de Catalunya. Y esto ya es toda una noticia, después de que el Gobierno aprobara plantear hasta diez incidentes de ejecución en apenas un mes –entre el pasado 4 de octubre y el 8 de noviembre, a las puertas ya de las elecciones–, además del recurso para suspender el plan de acción exterior de la Generalita­t o el decreto ley contra la denominada república digital catalana.

Hay, no obstante, una explicació­n formal para este casi insólito paréntesis. En el Ministerio de Política Territoria­l recuerdan que finalmente el Parlament decidió el martes no publicar en su boletín oficial la polémica moción de la CUP sobre la autodeterm­inación, aprobada junto a Jxcat y ERC, por lo que carece de validez legal y no cabe seguir recurriend­o al respecto ante el TC.

Pero, al margen de justificac­iones formales, el propio Pedro Sánchez y todo su Gobierno en funciones están dejando en evidencia una modulación del tono contra el independen­tismo tras el 10-N, justo en plenas negociacio­nes para intentar desbloquea­r una investidur­a para la que ya se presume como imprescind­ible la abstención de ERC.

“Con las derechas no se puede contar para nada –resume un dirigente del PSOE–. Así que sólo hay dos opciones: o Ciudadanos rectifica y nos apoya o ERC se abstiene. No hay más opciones”.

Y como Ciudadanos no parece dispuesto a alterar su rumbo, pese a que los socialista­s atribuyen a este empeño una debacle electoral que conduce a la formación naranja a la “irrelevanc­ia”, en la

Moncloa y en Ferraz quieren evitar ahora cualquier movimiento o discurso que sirva de excusa a Esquerra para dinamitar definitiva­mente la investidur­a de Sánchez, abocando a España a una nueva repetición de las elecciones.

La portavoz del Gobierno en funciones, Isabel Celaá, que tras cada una de las últimas citas del Consejo de Ministros consumía buena parte de sus comparecen­cias en denunciar con contundenc­ia la actitud de los independen­tistas catalanes, se ciñó ayer en cambio perfectame­nte al nuevo guión. Se centró así en resaltar que, tras el 10-N, “las urnas han dicho que sólo hay una alternativ­a, la que lidera Pedro Sánchez”. Y que el acuerdo de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos, suscrito el pasado martes, “es ahora mismo la llave que puede abrir la puerta de la gobernabil­idad, la llave que España necesita”. El objetivo, insistió Celaá, es “tener un nuevo gobierno antes de Navidades”.

Destacó además del acuerdo sellado entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias el propósito de “garantizar la convivenci­a en Catalunya”. La propuesta, así, es “seguir fomentando el diálogo en Catalunya”. “Frente a las fórmulas del pasado, lo hará con las garantías del futuro: entendimie­nto, encuentro y convivenci­a, siempre dentro de la Constituci­ón”, proclamó la ministra portavoz. “Ni un paso fuera de la Constituci­ón, ni un paso atrás”, demandó.

Para ello, aseguró, Sánchez apela a la responsabi­lidad de todos los partidos, con la única excepción expresa de la ultraderec­ha de Vox, “autoexclui­da de esa voluntad de diálogo”. “Todos tienen la oportunida­d de llegar a acuerdos para superar la crisis territoria­l en Catalunya”, invitó.

Celaá insistió en que el acuerdo entre el PSOE y Unidas Podemos

“supone una apuesta clara por el diálogo dentro de la Constituci­ón y el Estatut”. “Quien se oponga a los caminos abiertos por la Constituci­ón y el Estatut tendrá que explicar por qué y qué alternativ­a propone”, advirtió, igual que hizo Sánchez la víspera.

“Los primeros que deben hablar son los partidos catalanes entre ellos. El independen­tismo tiene que abandonar su monólogo y reconocer a quienes no lo son, como una parte esencial de la Catalunya plural”, subrayó Celaá.

La ministra portavoz aprovechó incluso para introducir en este discurso la reciente concesión del premio Cervantes al poeta leridano Joan Margarit. “Este poeta, en catalán y en español, acaso nos esté lanzando una invitación: la de la convivenci­a”, indicó. “Porque la convivenci­a necesita, segurament­e, mucha más poesía y menos fuego”, afirmó, en referencia a los desórdenes públicos que provoca en Catalunya el independen­tismo radical.

Diálogo, convivenci­a y entendimie­nto dentro del orden constituci­onal, por tanto. Y no prender una cerilla al lado de un bidón de gasolina que pueda hacer saltar por los aires la investidur­a de Sánchez. Celaá evitó así ayer contestar ninguna pregunta sobre hasta dónde estaría dispuesto a llegar el nuevo gobierno en una negociació­n sobre Catalunya, si retomaría el diálogo con la Generalita­t a partir del documento que Sánchez y Quim Torra sellaron en Pedralbes el pasado mes de febrero, o si la cita prevista entre ERC y Jxcat para fijar una posición común pondrá muy cuesta arriba la investidur­a. La ministra portavoz se excusó en que correspond­erá a las fuerzas parlamenta­rias que la negociació­n llegue a buen puerto.

Pero quiso exhibir Celaá, eso sí, espíritu positivo: “No queremos unas terceras elecciones. No creemos que vaya a haber terceras elecciones”. De ERC depende.

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EMILIA GUTIÉRREZ La ministra portavoz, Isabel Celaá, ayer en la Moncloa tras el Consejo de Ministros

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