La Vanguardia

Mariana Thévenin

Activista de Guardioes do Litoral

- JOAQUIM ELCACHO

Esta graduada en oceanograf­ía es una de los numerosos voluntario­s que intentan retirar el chapapote que cubre parte de la costa de Brasil (más de 400 playas), ante la desidia e indiferenc­ia del presidente, Jair Bolsonaro. /

El famoso desastre del Prestige (Galicia, 2002), uno de los peores siniestro ecológicos en las costas de toda Europa en las últimas décadas, se queda corto comparado con lo que está ocurriendo ahora en el litoral de Brasil.

Más de 400 playas de 527 localidade­s en una franja de unos 3.000 kilómetros en las regiones del Nordeste y Sudeste han sido víctimas en los últimos tres meses de las manchas de un petróleo (óleo en portugués, con aspecto prácticame­nte idéntico al ‘chapapote’ gallego) que siguen llegando a la costa sin que nadie sepa por el momento cuál es el origen.

Miles de vecinos y voluntario­s participan en los trabajos de limpieza mientras que el gobierno de Jair Bolsonaro trata de restar importanci­a al tema, muy posiblemen­te para evitar críticas internacio­nales como las recibidas por los incendios de la Amazonia y para frenar el impacto en el sector turístico.

El testimonio verbal de los vecinos y las imágenes y datos recogidos de forma sistemátic­a por diversos grupos locales y entidades ecologista­s confirman no sólo la gravedad de la contaminac­ión, sino que la marea negra sigue extendiend­o sus efectos (O óleo nào acabou, dice el lema actual de la organizaci­ón Guardioes do Litoral) ante la pasividad de las autoridade­s del país.

“Llevamos tres meses de trabajos de limpieza y todavía no vemos el final, necesitamo­s ayuda”, explica desconsola­da Myriam Martínez Sánchez, una joven barcelones­a instalada desde hace 10 años en isla de Boipeba, en el litoral del estado brasileño de Bahía, y que ahora colabora con los grupos de voluntario­s anti-óleo.

Boipeba es “una isla paradisiac­a, sin coches ni carreteras; con manglares, piscinas naturales llenas de arrecifes y corales, una de las zonas más preservada­s del Brasil y del planeta”, explica esta psicóloga que trabajó durante siete años en el departamen­to de recursos humanos de la empresa Inditex hasta que decidió “dejarlo todo” y poner en marcha y gestionar una eco-pousada (hotel ecológico) en Boipeba.

Esta idílica tranquilid­ad está desapareci­endo por momentos con la llegada de manchas de petróleo que se acumulan en la arena, las rocas y la fauna sin que los voluntario­s puedan evitarlo por no dar abasto.

La población local trabaja en su mayoría de la pesca y el marisqueo pero, con la contaminac­ión en el agua y las playas, “prácticame­nte ya no pueden salir a pescar ni vender sus productos”, afirma Myriam con conocimien­to de causa. El turismo también se está resintiend­o de esta situación.

“Creíamos que el gobierno accionaría rápidament­e el Plan Nacional de Contingenc­ia y, junto con la empresa Petrobras, sacarían el petróleo detectado en alta mar antes de que llegara a la costa”, recuerda Myriam Martínez.

Pero la realidad ha sido muy diferente. Según los grupos que tratan de limpiar las manchas de petróleo, el gobierno Bolsonaro ha estado tres meses de brazos cruzados, sin ni siquiera aclarar el origen del vertido. Las mareas y las corrientes marinas han hecho –y siguen haciendo– el resto.

La graduada en oceanograf­ía Mariana Thévenin, una de las portavoces del grupo de voluntario­s Guardioes do Litoral explica a La Vanguardia desde Salvador de Bahía que esta misma semana se han

detectado nuevas manchas de petróleo en zonas más al sur de las conocidas hasta ahora, por lo que se teme que la contaminac­ión del litoral esté muy lejos de poder darse por acabada.

Además del impacto visual en las playas –que sigue siendo importante–, Thévenin destaca a este diario que “los efectos ambientale­s más graves y de difícil solución son las manchas de petróleo que se están acumulando en los arrecifes de corales y los manglares, en zonas naturales de gran riqueza biológica”.

“La situación sigue siendo realmente incierta, sobre todo porque seguimos sin saber realmente dónde se encuentra el origen del problema, ni cómo solucionar­lo”, apunta Thévenin vía telefónica.

Visto desde un país como el nuestro que vivió el desastre del Prestige, con imágenes casi en directo de los “hilitos de plastilina” (en palabras demarianor­ajoy en noviembred­e 2002) que salían del pecio sumergido, parece inconcebib­le que ni las autoridade­s ni los científico­s hayan podido descubrir todavía ni el buque ni el punto de vertido del óleo que está contaminan­do el litoral brasileño desde finales de agosto.

En una de sus escasas declaracio­nes sobre esta situación, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, afirmó el domingo 3 de noviembre en una entrevista con TV Record que el derrame de petróleo –que en aquella fecha había contaminad­o ya más de 300 playas de la región Nordeste del país– es una “acción criminal”.

Sin dar muchos detalles sobre el caso, el polémico jefe de gobierno brasileño admitió que “el petróleo que ha llegado hasta ahora a la costa y ha sido recogido es una pequeña cantidad de lo que parece que se vertió al mar. Lo peor está por venir, y todo indica que las corrientes llevan esta contaminac­ión hacia la costa de Brasil”.

Según la agencia Reuters, la Policía

Federal de Brasil investigó el pasado mes de septiembre al petrolero Bouboulina, de la empresa Delta Tankers y que navega en la actualidad con bandera griega, como el posible origen del vertido en alta mar.

Algunas fuentes no contrastad­as indicaban que este buque podría haber perdido accidental­mente una parte de su carga de petróleo procedente de Venezuela a unos 700 kilómetros de la costa de Brasil.

La empresa propietari­a ha negado en las últimas semanas cualquier relación con la contaminac­ión en el litoral brasileño.

En una nota oficial publicada en Atenas por Delta Thankers, el 4 de noviembre, se especifica­ba que ni esta compañía ni los mandos específico­s del Bouboulina habían recibido hasta la fecha ninguna consulta o requerimie­nto de autoridade­s o servicios de policia de Brasil.

Según esta fuente de la empresa petrolera, el Bobubulina “zarpó de Venezuela con la carga completa el 19 de julio con destino al puerto de Malaca, Indonesia”. “El buque llegó a su destino sin ningún problema durante el viaje y descargó la totalidad del petróleo sin que se detectara ninguna fuga”, indicaba la nota oficial desmintien­do una de las escasas hipótesis de las autoridade­s y la policía de Brasil.

Además de lamentar la ineficacia en la investigac­ión y la escasez de medios para contener la contaminac­ión, grupos de voluntario­s como Guardioes do Litoral han criticado que el gobierno de Bolsonaro siga tratando de minimizar el impacto de la contaminac­ión, llegando incluso a negar que la pesca procedente de las zonas afectadas pueda contener restos de contaminac­ión por crudo nocivos para la salud humana.

No obstante, desde el pasado 29 de octubre está prohibida la pesca de camarón y langosta en buena parte de las zonas contaminad­as.

Brasil cuenta con unos pocos protocolos de acción contra la contaminac­ión por petróleo de Sudamérica. La elaboració­n del denominado Plan Nacional de Contingenc­ia para Incidentes de Contaminac­ión por Petróleo se inició durante el mandato de Lula da Silva y fue aprobado en el 2013, con Dilma Rousseff como presidenta.

Ante el primer caso de grave de contaminac­ión después de aprobarse esta estrategia, con la aparición de las primeras manchas de petroleo en la región Nordeste a finales del pasado mes de agosto, el gobierno de Jair Bolsonaro tardó 41 días en decretar su activación. Y no fue hasta el 5 de octubre que el presidente de Brasil firmó un decreto ordenando una investigac­ión oficial sobre el caso.

Entre las víctimas de los vertidos de petróleo podría encontrars­e un cachalote cuyo cadáver fue descubiert­o el jueves en la playa de Porto Seguro, una ciudad turística del estado de Bahía.

El único petrolero sobre el que se tenían sospechas niega tener ninguna relación

El plan de emergencia aprobado en el 2013 fue activado en este caso con 41 días de retraso

 ??  ??
 ??  ??
 ?? . ?? Como en Galicia. Las manchas de óleo (petróleo) que contaminan 400 playas de Brasil tienen el mismo aspecto que el famoso chapapote gallego
. Como en Galicia. Las manchas de óleo (petróleo) que contaminan 400 playas de Brasil tienen el mismo aspecto que el famoso chapapote gallego
 ?? . ??
.
 ?? MATEUS MORBECK / AFP ??
MATEUS MORBECK / AFP
 ?? ADRIANO MACHADO / REUTERS ?? Voluntario­s
La gran mayoría de los trabajos de limpieza del petróleo que ha llegado a las playas de la región Nordeste de Brasil –y esta misma semana también en la región Sudeste– lo llevan a cabo voluntario­s y vecinos con muy poca ayuda de las autoridade­s y el ejército
ADRIANO MACHADO / REUTERS Voluntario­s La gran mayoría de los trabajos de limpieza del petróleo que ha llegado a las playas de la región Nordeste de Brasil –y esta misma semana también en la región Sudeste– lo llevan a cabo voluntario­s y vecinos con muy poca ayuda de las autoridade­s y el ejército

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain