La Vanguardia

El cumpleaños de la rabia

Los ‘chalecos amarillos’ resurgen en una Francia instalada en el malestar

- EUSEBIO VAL París. Correspons­al

Un año después de su nacimiento, los chalecos amarillos franceses quisieron demostrar ayer que están vivos y que las razones de su lucha se mantienen. Las manifestac­iones degeneraro­n en disturbios en París y en otras ciudades, como Nantes, Montpellie­r y Lyon, pero sin el nivel de violencia y destrozos que se alcanzó en el periodo álgido de la crisis.

De nuevo hubo militantes que ocuparon rotondas y se intentó bloquear la circulació­n en la autovía que circunvala la capital. Los enfrentami­entos más prolongado­s y graves se produjeron en la plaza de Italia, en París, donde fue atacado un banco y unos almacenes. La policía efectuó más de un centenar de detencione­s.

El temor del Gobierno es que el malestar acumulado estalle de nuevo y sea más amplio, que haya una convergenc­ia de colectivos y se unan los sindicatos, lo cual sería la tormenta perfecta. En las últimas semanas han expresado su descontent­o sectores muy diverla sos, desde los policías a los bomberos, de los maestros al personal sanitario. El próximo 5 de diciembre está convocada una huelga de transporte público que puede servir de catalizado­r del frente reivindica­tivo. El factor más crítico para el presidente Macron en los próximos meses es la reforma de las pensiones, unos cambios que, en la práctica, significar­án menos dinero para muchos de los futuros jubilados y más años de cotización. Se quiere acabar con el trato especial de que disfrutan muchas profesione­s.

revuelta de los chalecos amarillos supuso una crisis muy seria de orden público y de autoridad del Estado. Lo que empezó como una protesta contra la ecotasa de los carburante­s se extendió a demandas de más justicia social y mejora del poder adquisitiv­o. Macron hizo concesione­s (unas medidas por valor de 17.000 millones de euros) pero insuficien­tes para revertir un malestar profundo, de hace muchos años, de las clases medias que se

El Gobierno teme la acumulació­n del descontent­o en múltiples sectores

La próxima reforma de las pensiones es el factor más crítico para Macron

sienten maltratada­s y de zonas rurales desatendid­as.

Las cifras fueron muy significat­ivas: 11.000 detencione­s, 400 condenas de cárcel inmediata, 11 muertos (la mayoría en accidentes de tráfico en los bloqueos) y 4.300 heridos (entre ellos 31 mutilados que perdieron un ojo, una mano u otro miembro). Para los policías y gendarmes, los despliegue­s continuos incrementa­ron el estrés que sufren desde hace años por la amenaza terrorista y sus difíciles condicione­s de trabajo. Más de medio centenar de agentes se han suicidado en lo que va de año, una auténtica epidemia.

Entre los chalecos amarillos irreductib­les que no lanzan piedras ni queman vehículos, pero no quieren abandonar la lucha, hay mucha gente madura y con un discurso político articulado. Según Serge, de 61 años, excorrecto­r de francés en la prensa, “en el último año todo se ha degradado”. “Los servicios públicos se están desmoronan­do para permitir a las empresas privadas hacerse con el mercado –declaró Serge a este diario–. Vamos hacia el modelo americano, la jungla. Cada uno se ve obligado a vender su fuerza de trabajo por poco dinero”. “Todos están descontent­os, desde los peluqueros hasta los notarios –agregó el interlocut­or–. La gente está harta, pero entre estar harto y rebelarse hay una gran diferencia. El problema es que nos han dividido y atomizado. La gente ha perdido el hábito de reaccionar colectivam­ente. Cada cual piensa que saldrá adelante por sí solo, pero es un error”.

A doscientos metros de la plaza de Italia, en pleno fragor de los enfrentami­entos entre los antidistur­bios y elementos radicales, con el estruendo de las granadas lacrimógen­as, se produjo una escena surrealist­a. Un hombre ataviado como Jesucristo, con una túnica sobre un chaleco amarillo y calzando sandalias sin calcetines, apareció de repente con una gran cruz de madera sobre la espalda y avanzó hasta la barrera policial. “¡Jesús, Jesús!”, gritó la multitud, dándole la bienvenida. El individuo, con melena rubia teñida, resultó ser François Chomsky, actor de profesión, de 55 años, un habitual de las protestas.

“Jesús fue el primer chaleco amarillo –aseguró Chomsky, con rostro serio, a La Vanguardia–. Se le sometió al primer juicio exprés, fue un proceso sin abogado, con testimonio­s falsos”.

–¿Qué otro mensaje pretende transmitir?

–Es el símbolo de Jesús, que echó a los mercaderes del templo. Combatió contra el sufrimient­o y, sobre todo, contra la miseria. El sufrimient­o es algo todavía digno, pero la miseria la genera nuestro sistema, que debemos cambiar”.

No lejos de donde se produjo el anterior diálogo, bajo un puente de la línea 5 del metro, junto a la estación de Austerlitz, los sintecho de un precario campamento improvisad­o seguían dormitando en sus minúsculas tiendas, ajenos por completo a la revuelta de esos indignados que intentan cambiar el mundo, también para ellos.

Un hombre vestido como Jesucristo irrumpe en la protesta con una gran cruz

Más de medio centenar de policías se han suicidado en lo que va de año

 ?? KIRAN RIDLEY / GETTY ?? A pesar de la aparatosid­ad de esta barricada en llamas en una calle de París, los chalecos amarillos ya no actúan con la violencia de hace un año
KIRAN RIDLEY / GETTY A pesar de la aparatosid­ad de esta barricada en llamas en una calle de París, los chalecos amarillos ya no actúan con la violencia de hace un año
 ?? KIRAN RIDLEY / GETTY ?? Los disturbios más violentos de ayer tuvieron lugar en la plaza de Italia de la capital francesa,donde estaba aparcado este coche
KIRAN RIDLEY / GETTY Los disturbios más violentos de ayer tuvieron lugar en la plaza de Italia de la capital francesa,donde estaba aparcado este coche
 ?? KIRAN RIDLEY / GETTY ?? La policía efectuó ayer más de un centenar de detencione­s en París
KIRAN RIDLEY / GETTY La policía efectuó ayer más de un centenar de detencione­s en París

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