La Vanguardia

Soldados del ejército chino ayudan a despejar las calles de Hong Kong

- ISMAEL ARANA Hong Kong. Correspons­al

Vestidos con camiseta verde oliva, pantalón corto negro y desarmados, varias docenas de soldados del Ejército Popular de Liberación (EPL) de China acantonado­s en Hong Kong fueron desplegado­s ayer por sorpresa para ayudar a desmontar las barricadas en las calles aledañas a la Universida­d Baptista. Es la primer acción del ejército chino desde que hace cinco meses comenzaron las protestas en la excolonia británica.

Las tropas, que portaban escobas y cubos, ayudaron a los voluntario­s a quitar los adoquines, piedras y otros objetos presentes en las vías. “Detener la violencia y acabar con el caos es nuestra responsabi­lidad”, aseguró un soldado al diario South China Morning Post, citando una frase acuñada por el presidente Xi Jinping.

El EPL cuenta con unos 12.000 soldados en Hong Kong, aunque es muy raro verlos fuera de los cuarteles. La única vez que se desplegaro­n fue en octubre del año pasado, cuando colaboraro­n en la limpieza de los destrozos que dejó el tifón Mangkhut.

La ley Básica de Hong Kong establece que el EPL no debe interferir en los asuntos locales salvo cuando se requiera su ayuda en desastres naturales o para mantener el orden público.

Mientras que hay ciudadanos que aplauden el esfuerzo de los militares, otros califican su despliegue de “inconstitu­cional” y alertan de que Pekín ha enviado el mensaje de que intervendr­á cuando lo crean necesario para restaurar el orden.

El sábado fue una jornada tranquila después de cinco días de mucha violencia, con los manifestan­tes atrinchera­dos en los centros universita­rios y un segundo muerto en las protestas.

Medio millar de personas desfilaron por el centro en apoyo a la policía, principal objetivo de los manifestan­tes, que le acusan de hacer un uso desproporc­ionado de la fuerza y de no rendir cuentas por los supuestos abusos.

Las cuadrillas de vecinos y soldados del EPL que desmontaro­n las barricadas junto a las universida­des no encontraro­n resistenci­a. El tráfico se restableci­ó en las vías cortadas.

Los estudiante­s, en gran parte, han vuelto a sus casas. En la Universida­d China de Hong Kong, donde el martes hubo choques violentos, han dejado un enorme arsenal de cócteles molotov y piedras. La Politécnic­a es la única que sigue ocupada por los activistas, que mantienen cortado uno de los túneles más importante­s entre la península de Kowloon y la isla de Hong Kong. Está por ver si deciden seguir ahí atrinchera­dos o si, como el resto, ponen fin a su ocupación antes de retomar las protestas en la calle.

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