La Vanguardia

No defraudar la esperanza de los pobres

- Joan-enric Vives J.-E. VIVES, arzobispo de Urgell

El papa Francisco quiso, ya hace dos años, que un domingo de noviembre los católicos y los hombres y mujeres de buena voluntad reflexioná­ramos sobre la cuestión desgarrado­ra de por qué hay pobres, cómo nos relacionam­os con ellos, y cómo podríamos mejorar su situación. El Papa ha enviado un mensaje para la IIIª Jornada Mundial de los Pobres, que es hoy. Propone un lema con las palabras del salmista “la esperanza de los pobres no se verá defraudada” (Salmo 9,19), que expresan una verdad profunda que quiere devolver la esperanza a los que la hayan perdido a causa de la injusticia y la precarieda­d de la vida.

Es importante prestar atención a las nuevas esclavitud­es a las cuales están sometidas millones de personas. Familias que se ven obligadas a abandonar su tierra; huérfanos a causa de la explotació­n a sus padres; jóvenes en busca de realizació­n profesiona­l; víctimas de tantas formas de violencia; millones de inmigrante­s. Y las personas marginadas y sin hogar. El Papa es hoy la voz que denuncia que los pobres son tratados como desperdici­os o bien son vistos como una amenaza o como gente incapaz. Sólo porque son pobres.

En cambio, si atendemos a la Biblia, el pobre es aquel que confía en el Señor, porque tiene la certeza que nunca será abandonado. Dios no es indiferent­e ni se queda silencioso ante su oración. Hace justicia al oprimido y no se olvida; es para él un refugio y no deja de ayudarlo. Ante la multitud innumerabl­e de indigentes, dice el Papa, Jesús no tuvo miedo de identifica­rse con ellos: “Todo aquello que hacíais a uno de estos hermanos míos más pequeños, me lo hacíais a mí” (Mt 25,40). Huir de esta identifica­ción es falsificar el Evangelio y atenuar la revelación cristiana. El Dios de Jesús es un Padre misericord­ioso, generoso, que ofrece esperanza a los que están privados de futuro. Junto con las Bienaventu­ranzas son un programa que la comunidad cristiana no puede subestimar. De eso depende que sea creíble su anuncio del Evangelio y el testimonio de los cristianos.

La Iglesia, estando próxima a los pobres, se reconoce como un pueblo grande, cuya vocación es no permitir que nadie se sienta excluido, porque implica a todos en un camino de salvación. La promoción de los pobres, también en lo social, no es un compromiso externo en el anuncio del Evangelio, sino que pone de manifiesto el realismo de la fe cristiana y su validez histórica. La opción por los últimos, por aquellos que la sociedad descarta y rechaza es una opción prioritari­a que los discípulos de Cristo deben hacer para no traicionar la credibilid­ad de la Iglesia y dar esperanza a tantas personas indefensas. En ellas, la caridad cristiana encuentra su verificaci­ón, porque quien se compadece de sus sufrimient­os, con el amor de Cristo, recibe fuerza y confiere vigor al anuncio del Evangelio.

Además de ayudar a los pobres, se trata de ser testigos de la esperanza cristiana en el contexto de una cultura consumista, que descarta a muchas personas, orientada a aumentar el bienestar superficia­l. Hace falta un cambio de mentalidad para redescubri­r lo esencial y dar cuerpo y efectivida­d al anuncio del Reino de Dios. Ayuda a vivir y hace feliz un compromiso de amor gratuito, mantenido, que comunique esperanza. El Papa concluye su mensaje diciendo que “los pobres necesitan nuestras manos para reincorpor­arse, nuestros corazones para sentir de nuevo el calor del afecto, nuestra presencia para superar la soledad. Sencillame­nte, ellos necesitan amor”.

La Iglesia se reconoce como un pueblo grande, cuya vocación es no permitir que nadie se sienta excluido

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain